(Minghui.org) Con mi madre practicamos Falun Dafa juntos desde que era niño. Ahora, con 20 años, soy maestro de música. Me gustaría compartir un relato de algunos de mis recuerdos de cultivación.

Una infancia llena de enfermedades

Nací prematuro y por lo tanto, débil desde muy joven. Tenía tos o fiebre que fácilmente se transformaban en neumonía o convulsiones. La medicina que usé se volvió cara, y los efectos secundarios cada vez más severos.

En el otoño antes de obtener el Fa, tuve neumonía, y mi fiebre alta me causó calambres y un coma. Los médicos no sabían qué hacer. Como mis padres eran todavía jóvenes en ese momento, pensaron que no podía salvarme y se asustaron. Mi padre se arrodilló en el suelo junto a mi cama y gritó: "Oh Señor, ¿qué he hecho? ¿Por qué estoy siendo castigado de esta manera?". El rescate duró cuarenta minutos. Luego, finalmente dejé de tener calambres. El doctor me puso una inyección y les alertó a mis padres que cuando despertara mi habla podría ser incomprensible, por un efecto secundario de la medicina. Al recordar esa situación, mi madre relata que yo decía incoherencias y que mi expresiones carecían de lógica. Mis padres a menudo lloraban de tristeza.

Iba al hospital una vez al mes. La medicina china a base de hierbas oscuras era algo tan horrible que la recuerdo incluso ahora. El Doctor Wang solía decir: "¡Hola, eres tú otra vez!". Como siempre estaba enfermo, mi madre solía estar angustiada. Estaba tan preocupada que no podía comer ni dormir, y eventualmente desarrolló problemas estomacales. Cuando estaba enfermo, sus problemas estomacales aparecían, y cuando no tenía ninguna enfermedad, mi madre se sentía bien.

Aprendiendo a sentarme con las piernas cruzadas en la meditación

Cuando tenía solo cinco años, comencé realmente la práctica de cultivación de Falun Dafa. En ese momento, la razón principal por la que mi madre y yo comenzamos la cultivación fue para que yo mejorara mi salud.

De hecho, al principio no entendía muy bien de qué se trataba la cultivación. Mi madre leía el Fa en voz alta para mí y yo escuchaba atentamente, y cuando me pedía que hiciera los ejercicios, solo la seguía. Ella estaba satisfecha con mi obediencia y mi voluntad de soportar las dificultades. Cuando estaba enfermo, a menudo tomaba medicina con hormonas para prevenir los calambres, y esto me hacía estar relativamente obeso. Por lo tanto, sentarme con las piernas cruzadas durante la meditación me resultaba difícil; lloraba de principio a fin durante toda la media hora de la meditación. Sin embargo, de alguna manera soportaba la incomodidad y no bajaba las piernas.

Persistí en mis esfuerzos durante más de un año, pero seguía teniendo mucho dolor y lloraba cuando hacía el ejercicio con las piernas cruzadas. Nada había cambiado. Un día, mi madre me dijo: "Cariño, duele de todos modos. Hoy puedes sentarte durante una hora. Por favor, pídele ayuda al Maestro Li (el fundador)". Ella ahora está sorprendida de lo valiente que fue al decir tales palabras en ese momento, porque era totalmente contrario al sentido común humano.

Por suerte yo era todavía joven y no tenía ninguna noción humana. Asentí con la cabeza sin pensar demasiado, y amontoné un montón de pañuelos de papel como de costumbre, esperando secarme las lágrimas en el momento en que la pierna izquierda se levantara. Así que primero levanté mi pierna derecha y descansé un rato, luego lentamente levanté mi pierna izquierda. Esperaba que llegaran las lágrimas, pero inesperadamente ocurrió un milagro: ¡No me dolió en absoluto! Mi madre y yo estábamos sorprendidos, ¡ya que esto nunca había sucedido antes! De todos modos, continuamos con el ejercicio y no dijimos ni una palabra. Ese día, me senté con las piernas en posición de doble loto durante una hora entera y no me dolió de principio a fin. Desde entonces, he estado practicando felizmente la meditación sentada con las piernas cruzadas, como los adultos.

A medida que crecí, estudié más el Fa. Solo entonces comprendí que el compasivo Maestro estaba cuidando de mí. El Maestro, al ver mi persistencia, eliminó mi karma. ¡Gracias, Maestro!

Respetando al Maestro y al Fa

Todo ese invierno después de que empecé la cultivación, no fui al hospital en absoluto. La mente de mi madre no estaba tan firme. Los antipiréticos, los antiinflamatorios y los termómetros de casa aún no estaban listos para ser desechados. Durante los dos primeros meses después de la práctica, estornudaba de vez en cuando y mi madre me daba una o dos pastillas para prevenir la fiebre. Pero después de eso, nunca las volví a tomar. Físicamente era más fuerte, y mi cara estaba sonrosada. Desde entonces, no he tomado ningún medicamento ni me he vuelto a poner una inyección. Mis padres ya no estaban tristes. Al final, todas las medicinas fueron desechadas.

En los comienzos de mi cultivación, no estudié mucho el Fa porque era muy pequeño. Mi comprensión del Fa no era tan profunda como la de los adultos. Pero cada vez que se mencionaba la palabra "Maestro", me ponía a llorar. Presté atención a cómo mi comportamiento mostraba respeto por el Maestro y el Fa. Por ejemplo, me lavaba las manos antes de estudiar el Fa y no apoyaba los dedos sobre ninguna palabra de los libros. Cuando me sentaba a estudiar el Fa, mis manos nunca tocaban mis pies. Me sentaba en una posición firme y en doble loto, y mi espalda siempre estaba erguida con ambas manos sosteniendo los libros. Cuando se mencionaba la palabra "Maestro", automáticamente juntaba las manos para hacer un gesto de saludo.

En realidad, ningún adulto me dijo que hiciera estas cosas. Lo hice desde el fondo de mi corazón por la compasión y la magnificencia del Maestro. Nos ha dado muchas cosas sin pedir nada a cambio.

Algunas experiencias extraordinarias en la cultivación

Ir a la secundaria fue una gran experiencia de cultivación. El trabajo escolar era muy intenso, así que solo tenía tiempo para estudiar el Fa y hacer los ejercicios el fin de semana. Un viernes después de la escuela, mis oídos sintieron un dolor agudo, como si estuvieran infectados. Fue tan doloroso que lloré. Mis padres me dijeron que soportara el dolor porque tenían que ir a trabajar. Pensaron que el dolor desaparecería, así que no prestaron mucha atención.

El dolor era tan fuerte que no podía estudiar el Fa ni hacer los ejercicios. Me acosté en la cama y tampoco pude hacer ninguna tarea. Pasaron dos días. Mi tío pensó en un remedio popular que consistía en presionar dos cebollines en las orejas. Pero no tuvo ningún efecto. Cuando mi madre volvió a casa del trabajo, me dijo que recitara el poema "Templando la mente y el corazón de uno" de Hong Yin, ya que así se había recuperado de un dolor de muelas; solo lo había recitado tres o cuatro veces y el dolor había desaparecido. Así que lo intenté mientras mi madre estaba sentada a mi lado. Lo recité cuatro o cinco veces, y el dolor se detuvo. Me dormí tranquilo. El dolor nunca volvió.

Puedo compartir otra experiencia que ocurrió durante los últimos dos años. Esto fue después de que mamá fue secuestrada y detenida por las autoridades por practicar Falun Dafa, y no tuve más remedio que dejar nuestra ciudad natal. Sentía como si el cielo se estuviera cayendo. En ese momento, la situación financiera de nuestra familia no era buena, así que salí a trabajar para ganar algo de dinero. Sin un ambiente de cultivación y sin la supervisión de mis padres, lentamente me me dejé llevar por la vida de la gente común. Cuando estaba enfermo, simplemente me inyectaban y tomaba medicinas.

En un momento se me hincharon las encías y me dolían. Fui al hospital y descubrí que mis dientes posteriores izquierdos ("muelas del juicio") habían emergido. Además, los dientes crecieron de costado. El dentista dijo que había que extraerlos; de lo contrario, los dientes delanteros se romperían lentamente. Estaba tan asustado que rápidamente me los sacó, y gasté casi mil dólares para extraer cada diente. El dentista me dio una inyección de anestesia, pero aún así sentí el dolor. Luego me dio otra inyección y lo extrajo de nuevo. Cuando terminó, cosió la herida y dijo que volviera al consultorio para quitar los puntos después de unos días. Era demasiado doloroso incluso para pensar en ello.

Cuando mi madre fue puesta en libertad, pude volver a casa, de repente los dientes de la derecha también crecieron de costado. La idea de otra extracción de dientes me hizo temblar de miedo. Mamá dijo: "No tengas miedo. No hagas que te los saquen. Eres un cultivador, y todo está siendo cuidado por el Maestro. Tus dientes estarán bien". Por supuesto, después de dos meses, mis dientes mejoraron y no tuve ningún dolor durante el proceso de crecimiento.

La tercera experiencia es sobre mi peso. Debido a que trabajaba fuera de la ciudad y no tenía un ambiente de cultivación, la forma de mi cuerpo cambió. Cuando era niño, estaba enfermo y con todas las drogas hormonales, me volví cada vez más regordete. Después de que me sume a la fuerza laboral, me volví aún más obeso. Planeé perder peso caminando. Pero después de caminar durante más de un año, estaba más rellenito en lugar de estar más delgado. Más tarde, escuché que comer suplementos de comida para perder peso era efectivo. Los comí durante unos meses y fue un poco efectivo, pero el proceso fue muy lento y el costo fue alto.

Después de regresar a casa, leí Zhuan Falun seriamente y tuve algunos pensamientos profundos sobre la cultivación. Decidí continuar con la práctica de cultivación. Empecé a corregir estrictamente mis pensamientos, palabras y acciones de acuerdo a la Verdad-Benevolencia-Tolerancia para purificarme. A medida que mi carácter mejoró, pude concentrarme más cuando hice los ejercicios. Poco a poco, perdí peso. Mi apariencia mejoró y mi estado mental también cambió positivamente. Mi personalidad se tornó tan optimista y relajada como cuando era un niño. En unos cuatro meses perdí casi 7 kilos, que fue algo que nunca imaginé.

Entiendo por el Fa que cuando nuestra mente está verdaderamente purificada llegaremos a un buen estado. Entonces nuestro cuerpo físico también estará en buen estado. Por eso muchos practicantes se vuelven más jóvenes y más bellos después de unirse a la cultivación. Por supuesto, esta es también la razón por la que algunos practicantes no pueden alcanzar un buen estado.

Continuando bien mi camino

Dafa es extraordinario, pero hay principios sobrenaturales que debemos seguir. Gracias a nuestro compasivo Maestro, mi cuerpo y mi mente han sido purificados. Cuando trabajaba fuera de la ciudad, hacía mi trabajo con seriedad y responsabilidad porque todavía recordaba que debía ser una buena persona y ser amable con los demás. Esa fue la base de muchos años de estudio del Fa. Pero a medida que me iba alejando de la cultivación, también desarrollé algunos malos hábitos y tuve todo tipo de mentalidades de la gente común como la astucia, la competencia y la vanidad. Cuando ganaba algo de dinero, a veces quería reducir el estrés y relajarme. A veces un pensamiento repentino venía a mi mente, y pensaba en mi madre que todavía estaba sufriendo y se sentía triste.

Mamá me dice que ahora he vuelto a ser como antes. Me he convertido en una persona sabia que muestra piedad filial a los ancianos, es considerado y sabe cómo controlar su propio comportamiento.

Me gustaría agradecer al Maestro por ayudarme a volver a cultivarme. Es el Maestro quien me deja ser testigo, una y otra vez, de lo milagroso que es Dafa y me ayuda a entender el verdadero significado de la vida.