(Minghui.org) Debido a la epidemia de coronavirus, mi lugar de trabajo pospuso la fecha de regreso al trabajo del personal después del feriado del Año Nuevo Chino. Al principio estaba feliz, pensando que tendría más tiempo para hacer actividades de aclaración de la verdad. Pero pronto me di cuenta de que, debido al cierre de nuestra zona residencial, me era difícil salir todos los días, y ya no podía unirme al grupo de estudio de Fa.

He asistido al grupo de estudio del Fa por casi dos años, de repente no podía ver a mis compañeros de estudio y me sentía sola. Estaba un poco perdida y no sabía qué hacer.

Después leí inspiradores artículos compartidos por practicantes, en el sitio web Minghui.org, sobre cómo continuaron con la aclaración de la verdad y salvando a la gente en medio del brote de coronavirus.

Entonces supe qué hacer, y empecé a recopilar historias publicadas en el Minghui Weekly: sobre cómo la gente evitaba el daño y el peligro frente a los desastres aclarando la verdad y manteniendo pensamientos rectos.

Pensé que podía distribuir este tipo de material en la calle, pero pronto me di cuenta de que mi idea no era realista, ya que había muy poca gente afuera, o incluso en las tiendas de comestibles o supermercados. La gente está demasiado asustada para salir e incluso si algunos se aventuran a salir para conseguir suministros esenciales, mantienen su distancia de los demás por miedo a la infección. Yo también tenía un poco de miedo, al ver el creciente número de coches de policía y personas que llevan bandas rojas en los brazos.

Un buen comienzo

Mi lugar de trabajo nos dijo más tarde que fuéramos a trabajar por turnos. Sin embargo, no era un día típico de trabajo, ya que todo lo que necesitábamos hacer en nuestros turnos era servir como guardias de seguridad para mantener nuestra oficina segura.

El día que estaba de servicio, leí muchos artículos en la página web Minghui.org, e imprimí algunos artículos relevantes para aclarar la verdad.

Luego llamé a un compañero de trabajo con el que me llevaba muy bien y le pregunté si quería venir a mi oficina. Pero no pudo hacerlo, ya que su zona residencial estaba completamente cerrada, debido a un caso confirmado de coronavirus.

Me sentí bastante frustrada y también me culpé por haber perdido muchas oportunidades pasadas de aclararle la verdad debido al miedo. En ese momento alguien llamó a la puerta y un excompañero entró. Se había trasladado a otra unidad de trabajo, aun así, compartimos el mismo edificio de oficinas. Me comentó que acababa de terminar una reunión, y que pasaba a saludar. Hablamos brevemente y se fue.

Un pensamiento entonces me vino de repente a la mente: Debería ayudarle a renunciar al PCCh. El Maestro debe haberlo traído hasta mí. Rápidamente rectifiqué mi pensamiento sobre cómo hacerlo de manera apropiada, y luego comencé a enviar pensamientos rectos. Diez minutos después lo llamé y lo invité a mi oficina. Empecé con la profecía sobre la epidemia de Liu Bowen en la Dinastía Ming. Luego hablamos de la forma en que el gobierno chino maneja la situación y el encubrimiento de la información.

Como él creía en los informes de los medios de comunicación controlados por el estado, no discutí, sino que traté de encontrar un punto en común para continuar nuestra conversación, ya que por muy avanzada que sea la tecnología, la humanidad es bastante débil e indefensa ante los desastres; el pueblo chino siempre ha creído en lo divino desde la antigüedad, y solía pedir ayuda y protección a los seres divinos cuando se enfrentaban a catástrofes y peligros, etc.

Poco a poco le fui guiando para que creyera que hay otras dimensiones y que hay seres divinos a un metro por encima de nuestras cabezas, y que cada uno de nuestros pensamientos es conocido por el Cielo y la Tierra, para que pudiera dejar el ateísmo. Seguí enviando pensamientos rectos mientras hablábamos y le pedí al Maestro que me fortaleciera.

Él estaba un poco indeciso al principio cuando lo animé a renunciar a las organizaciones del PCCh, pero aceptó hacerlo con mucho gusto al final.

No le hablé directamente sobre Falun Dafa en esa ocasión ya que nuestro lugar de trabajo es una agencia gubernamental, pero le aclaré la verdad en una fecha posterior y le envié materiales de aclaración de la verdad como seguimiento.

Esta reunión aumentó mi confianza y me libró del miedo que tenía y que me impedía aclarar la verdad a mis colegas.

Como la gente tiene mucho miedo al coronavirus y se siente inquieta, se han vuelto menos preocupados por la fama y el estatus que antes y tienen menos malos comportamiento. Antes disfrutaban de una vida muy cómoda, pero ahora sienten que nada puede ofrecerles seguridad. Esto nos proporciona una muy buena oportunidad para aclarar la verdad. Todos tienen miedo de ser infectados con el virus, y cuando les dices que hay una manera de mantenerse a salvo, todos están dispuestos a escuchar.

En los días siguientes fui a trabajar y animé a aquellos con los que me llevo bien a dejar las organizaciones del PCCh. Todos lo hicieron de buena voluntad.

La compasión lo cambia todo

Siempre tuve problemas en el pasado con una compañera de trabajo, y durante mucho tiempo ni siquiera nos hablamos. A menudo hablaba mal de mí a mis espaldas, y algunos compañeros creyendo lo que decía, también se mantenían a distancia. Me sentí bastante deprimida por un tiempo, incluso quise dejar mi trabajo.

Con el tiempo y con la ayuda de los practicantes, superé el obstáculo y me esforcé por cambiar la situación comenzando por mí. Cambié el tono de mi voz, y desarrollé más compasión hacia los demás. Poco a poco fui capaz de llevarme bien con todos, excepto con ella. A pesar de que ya no teníamos tantos conflictos, nuestra relación siguió siendo fría, hasta que un día, hace un par de años, pasé casi dos horas convenciéndola de que abandonara la idea de pelearse con otro compañero de trabajo.

Desde entonces se ha vuelto más amistosa conmigo, pero todavía desconfío un poco de ella debido a las quejas acumuladas del pasado.

A veces me pregunto qué destino nos unió como compañeras de trabajo durante casi veinte años, y durante todos estos años siempre fuimos bastante frías la una con la otra, como si no pudiéramos soportar vernos. Si no hubiera practicado Falun Dafa, nunca habría vuelto a hablar con ella.

Le envié pensamientos rectos la noche antes de que decidiera aclararle la verdad, para eliminar todos los factores malignos que había detrás de ella.

Sin embargo, al día siguiente, después de levantarme, volví a dudar y seguí pensando en cómo se había comportado todos estos años. Es una persona muy envidiosa, con un fuerte apego a la fama y al beneficio personal, y nadie se atreve a discutir con ella. ¿Me escucharía? ¿Me denunciaría?

Mi mente se puso inquieta y empecé a dudar si valía la pena hablar con alguien como ella.

No podía decidirme. Cuando miré el retrato del Maestro, sentí ganas de llorar, y tuve un sentimiento de vergüenza al mismo tiempo. Al final, decidí ir a aclararle la verdad.

Sin embargo, todavía me sentía un poco incómoda en el camino, y sentía como si fuera a terminar una tarea.

Me di cuenta de que todavía me aferraba al resentimiento y a la queja contra ella. Así que me puse los auriculares para escuchar las canciones de Falun Dafa, que es algo que hago a menudo para despertar más compasión en mí.

Mientras escuchaba, reflexioné sobre mi experiencia de vida, desde ser un alma perdida que hizo muchas cosas malas, hasta convertirme en una practicante de Falun Dafa, desde sentirme sola y desamparada debido a la persecución, hasta elevarme en el Fa, luego de unirse al grupo de estudio del Fa, gracias al arreglo del Maestro. ¡Nunca podré devolver lo que me ha dado Dafa! Entonces, ¿cómo podría todavía albergar tal resentimiento humano? ¿Qué había que temer? ¡Tengo a Dafa y al Maestro a mi lado! Mientras pensaba de esta manera, mis ojos se llenaron de lágrimas empañando mi rostro y me sentí con mucha más energía.

Cuando llegué al trabajo, esta compañera estaba ocupada con algo, así que me senté para enviar pensamientos rectos. Entonces me habló. Así que la invité a charlar, lo que duró casi dos horas.

Primero habló mucho sobre la crisis del coronavirus en China y en todo el mundo. Seguí enviando pensamientos rectos mientras ella hablaba. La conversación comenzó gradualmente a tocar el tema de la fe. Me explicó que creía en los dioses y que podía sentir su existencia. Me contó que los dioses habían dispuesto que yo la ayudara en las dificultades y tribulaciones, y que era mi responsabilidad hacerlo. Me sorprendió mucho oírla decir esto, y sentí como si el Maestro me hablara a través de lo que decía.

Todo se volvió fácil después. Le hablé de las profecías con respecto a lo que está sucediendo hoy en día. Ella estuvo totalmente de acuerdo con lo que le dije. Entonces la animé a renunciar las organizaciones del PCCh. Ella estaba un poco indecisa al principio, pero aceptó renunciar al final. Cuando terminamos nuestra charla, ya era casi la hora de volver a casa. Nos deseamos lo mejor al salir del edificio, como un par de verdaderas amigas.

Me sentí muy ligera en el camino a casa. Seguí agradeciendo al Maestro por darme la oportunidad de dejar mis apegos de egoísmo y resentimiento, y elevarme en el Fa. Lágrimas de gratitud corrieron por mi rostro.

Finalmente me di cuenta, que debemos aprovechar cada oportunidad de hacer las cosas bien para salvar a la gente, y que una oportunidad, una vez perdida, no volverá nunca más.

El coronavirus actual también ha llegado como una advertencia, diciéndonos que, si todavía no somos diligentes en la cultivación, puede que no tengamos más oportunidades.

Lo anterior es solo mi comprensión personal en esta etapa. Por favor, tenga la amabilidad de señalar cualquier cosa inapropiada de la experiencia compartida.