(Minghui.org) La flor de Udumbara es una planta extremadamente rara que según predijo el budismo se manifestaría cuando un ser iluminado llegara a la Tierra. Descubrí una creciendo en mi dedo. Creo que ocurrió porque practico Falun Dafa.

Desde pequeño, aunque siempre había querido aprender algún tipo de qigong, no pude hallar el adecuado. En 1998, Falun Dafa se volvió muy popular en nuestra región, y toda mi familia comenzó a practicarlo. Mis padres estaban enfermos y tomaban medicamentos a todas horas desde hacía tiempo. Luego de empezar a practicar Falun Dafa, se volvieron más saludables y enérgicos. Esto me llevó a creer en Falun Dafa, así que comencé a practicarlo más tarde en 1998.

Antes de practicar Dafa, no tenía ninguna meta en la vida, fumaba, bebía alcohol y jugaba al mahjong todo el día. Sin embargo, luego de comenzar a seguir los principios de Dafa, encontré el verdadero propósito de la vida y dejé estos malos hábitos.

Cambié de ser una persona egoísta a una persona reflexiva. Me convertí en un padre cariñoso, un buen empleado y un ciudadano respetuoso de la ley.

Cuando Jiang Zemin, el entonces líder del partido comunista chino (PCCh) lanzó la persecución a Falun Dafa en julio de 1999, me vi bajo la inmensa presión de mis parientes, amigos y jefes, todos querían que dejara de practicar.

Mis padres fueron arrestados cuando fueron a Beijing para apelar por Falun Dafa. Pudieron escapar del centro de detención con la ayuda de otros practicantes. Sin embargo, la policía frecuentemente iba a acosarlos a su casa. Abusaban de ellos y hasta los golpeaban. Finalmente, acabaron sufriendo graves lesiones que les condujeron a la muerte.

Los años siguientes, seguí viendo situaciones de persecución parecidas de la que eran objeto otros practicantes. Algunos eran forzados a divorciarse, y otros incluso murieron. No pude soportar ver todas aquellas cosas, así que finalmente renuncié a la práctica.

En mi corazón sentía un profundo arrepentimiento, ya que sabía que había decepcionado al Maestro.

Me sentí perdido tras dejar de practicar y comencé a fumar, beber alcohol y jugar al mahjong otra vez. Estaba mareado día y noche, y mis viejas enfermedades resurgieron.

Cuando veía a los practicantes siendo gravemente perseguidos debido a que no renunciaban a los principios de Dafa, pensaba que eran tontos. Cuando hablaba con ellos sobre cosas comunes, estos practicantes me hablaban sobre la belleza de Dafa, me contaban los sucesos de la persecución, me mostraban los Nueve comentarios sobre el Partido Comunista, y me daban copias de DVD de Shen Yun para que las viera.

Hablé con ellos durante más de un año, y nunca titubearon acerca de su fe. Comencé a reflexionar sobre la decisión que yo había tomado. Me resultaba inaguantable vivir como lo estaba haciendo. En realidad, no quería dejar pasar la oportunidad de seguir este apreciado Dafa. Por ende, comencé a practicar Falun Dafa de nuevo.

Había dejado de cultivarme hace diez años y mi esposa se oponía ferozmente a que comenzara de nuevo, por lo que le había ocurrido a mis padres. Hice mi mejor esfuerzo en casa para no discutir nunca. Aunque mi esposa tiene un fuerte temperamento, siempre le contesté calmadamente.

Mis padres nos dejaron una vieja casa que mi hermano estaba rentando. Mi esposa e hijo dijeron que debería decirle a mi hermano que yo me merecía aquella casa. Sabía que si le decía a mi hermano algo sobre la casa, podría entrar en conflicto, porque quería hacer dinero con ella. Recordé lo que dijo el Maestro:

“Si algo te pertenece, no lo pierdes, y si algo no es tuyo, no lo consigues por más que luches” (Séptima Lección,  Zhuan Falun).

Deje ir mi apego a la ganancia personal y no luché por la casa con mi hermano. Cuando alguien me da dinero que le pertenecía a mis padres, lo divido en partes iguales entre mi hermano, mi hermana y yo.

Asisto al Maestro salvando seres conscientes, hablando sobre la persecución con las personas que me encuentro. Quise producir materiales con las siglas de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, y el Maestro hizo arreglos para que mis compañeros practicantes me ayudaran a hacerlos. Compré una computadora y aprendí a usarla. El Maestro abrió mi sabiduría, y rápidamente comencé a ser capaz de producir folletos, souvenirs, DVD y otros artículos.

El Maestro me animó mostrando los milagros de Dafa. Un día, vi flores de Udumbara creciendo  en el exterior de la ventana donde trabajo, sobre el marco de hierro.

Luego, una mañana cuando me desperté, vi una flor de Udumbara sobre mi dedo. Estaba muy sorprendido, y también lo estaban otros a mi alrededor que también presenciaron este milagro de Dafa.

Flores de Udumbara crecen en un marco de hierro

Una flor de Udumbara creciendo en mi dedo

Siento que el Maestro está siempre conmigo, cuidando de mí y alentándome. Me siento más decidido y más firme que nunca en mi cultivación.