(Minghui.org) En enero, toda mi familia viajó de Wuhan a mi ciudad natal para celebrar el Año Nuevo Chino. Poco después, Wuhan fue cerrado debido al coronavirus y la epidemia se hizo cada vez más grave. Los medios de comunicación estatales del partido comunista chino (PCCh) ocultaron el alcance del brote y en su lugar emitieron noticias falsas. Mientras leía los informes de los medios de comunicación extranjeros, mi corazón se puso pesado.

Alrededor del 26 de enero comencé a toser. Al principio solo tosía suavemente y de vez en cuando. Luego mi tos aumentó y me desperté por la noche debido a ello. Empecé a tener ataques de tos fuerte y persistente. Mi familia estaba preocupada, especialmente mi hermana mayor. Ella nos preguntaba a mi esposa y a mí qué otros síntomas tenía. Comprendí su preocupación. El coronavirus se había extendido tan rápido que la gente se ponía pálida con solo mencionarlo.

No tenía otros síntomas excepto la tos. Le expliqué repetidamente por qué no había necesidad de preocuparse por mí. Pero eso no evitó que mi hermana y mi familia se preocuparan. Algunos me sugirieron que bebiera jarabe para la tos, otros me aconsejaron hacer gárgaras con agua salada. Todos tenían sugerencias útiles.

Como practicante, reflexioné sobre mi cultivación y lo que me causaba la tos.

Envié pensamientos rectos para eliminar los factores detrás de mi tos y me mantuve mirando hacia adentro. Encontré mis apegos a la comodidad, lujuria, el afecto a la familia, a validarme y corazón de búsqueda. En el proceso de identificar estos apegos, mi tos disminuyó pero no se detuvo.

Me di cuenta de que no había encontrado la razón detrás de mi tos.

Recientemente leí informes en La Gran Época y en NTD televisión. Cuando vi que tantos chinos se infectaron y murieron porque el PCCh encubrió la verdad, surgió mi compasión. Seguí derramando lágrimas por esas personas que seguían siendo engañadas. Pensé, "¡intentaré hacer lo mejor para salvar a la gente!". Poco a poco fui descubriendo la razón por la que empecé a toser.

Cuando viajamos a mi ciudad natal, un aldeano vino y me pidió que ayudara a su hijo a prepararse para un próximo examen. Sabía que la verdadera razón por la que vino era para saber la verdad. Ayudé al niño a prepararse para el examen. Después, le aclaré los hechos sobre Falun Dafa a él y a su padre. Cuando les aconsejé que renunciaran al PCCh y sus organizaciones afiliadas, ellos estuvieron de acuerdo. Comencé a toser al día siguiente. Cuando volví a pensar, me di cuenta de que las viejas fuerzas me hacían toser con el objetivo de que ya no pudiera aclarar la verdad a la gente.

En los días siguientes, tan pronto como empecé a aclarar la verdad a alguien, estallé en una tos fuerte y me vi obligado a dejar de hablar. Envié pensamientos rectos para limpiar los factores que interferían en mi aclaración de la verdad a la gente. Pero, tan pronto como envié este pensamiento recto, estallé de una manera incontrolable al toser. Extendí mi tiempo de envío de pensamientos rectos. Mi esposa me dijo que la palma de mi mano no permanecía erguida cuando enviaba pensamientos rectos y me quedaba encorvado. Sentí que algo me bloqueaba. Entendí claramente lo que estaba pasando pero no podía concentrarme, así que no podía usar toda mi fuerza.

Cuando salí esa mañana me encontré con un vecino. Le había estado dando folletos informativos durante años. Siempre decía que le gustaba leerlos y que entendía los hechos.

Hoy me dijo: "Dame un libro de Falun Dafa, quiero leerlo". Me sorprendió: "¿Quieres leer Zhuan Falun?". Dijo: "¡Sí!". Preguntó si todavía podía fumar cigarrillos o beber alcohol. Le dije que fumar y beber son malos para la salud y que se desharía de estos hábitos en el proceso de practicar. Mi suegro dejó estos hábitos y se volvió muy saludable después de que empezó a practicar. Estaba feliz, me pidió que le consiguiera un libro y dijo que quería aprender los ejercicios.

Copié las conferencias del Maestro en Guangzhou y la música de los ejercicios en mi MP3, y se lo di a mi vecino. Estaba muy contento.

Seguí tosiendo mientras le mostraba los ejercicios a mi vecino. Apenas podía terminar una frase sin toser. Tenía miedo de que mi tos le impidiera practicar. Encontré la razón que me causó la tos. Las viejas fuerzas no querían que hablara. ¡Querían impedirme que salvara a la gente!

El Maestro nos animó repetidamente a cultivarnos bien, salvar a más gente, y apresurarnos a salvar aún más gente antes de que las viejas fuerzas los destruyan.

Tan pronto como me di cuenta de esto y entendí el principio del Fa, mi tos se detuvo rápidamente. Cualquier interferencia que encontramos es una ilusión, lo que es clave es identificarla.