(Minghui.org) Empecé a practicar Falun Dafa en agosto de 1998. Antes, tuve cáncer de mama y me sometí a una mastectomía. Debido que el cáncer se encontraba en etapa avanzada, la herida no sanaba y no dejaba de colmarse de pus, así que tenía que ir al hospital cada dos días para que me cambiaran el vendaje.
Pasó alrededor de un mes, y la herida se volvía cada vez más grave. Me asusté y angustié. Solo tenía 38 años; me deprimí mucho. Pensé que la vida estaba llena de sufrimiento, que no había esperanzas, así que prefería morir. Dejé de comer y beber. Mi marido estaba muy preocupado y molesto, pero no sabía qué hacer.
En ese momento, un colega vino a visitarme y me trajo una copia del libro Zhuan Falun. Me animó a practicar Falun Dafa y me habló del poder de esta práctica de cultivación. Me quedé muy impresionada. Cuando abrí el libro y vi la foto del Maestro Li, me pareció alguien muy familiar. Sabía que había visto al Maestro antes, pero no podía recordar dónde. Empecé a leer y, siete días después, ¡la herida de mi operación dejó de dolerme!
Mi esposo presenció mi recuperación y decidió leer Zhuan Falun, también. Cuando abrió el libro, vio la imagen del Falun girando y que las palabras en el interior eran capas y capas de dioses y budas.
Sufriendo debido a la persecución
El partido comunista chino (PCCh) comenzó a perseguir a Falun Dafa en julio de 1999. Fui a Beijing dos veces para hablar y defender a Dafa. La primera vez fue el 20 de julio de 1999. Otros practicantes y yo salimos en nuestras bicicletas, aunque nos detuvieron antes de llegar. La segunda vez fue en diciembre de 2000. En ese momento, mi madre estaba enferma en casa. Mi esposo comprendía las consecuencias del viaje, pero dijo: "Adelante, yo me ocuparé de ella. No te preocupes. Estás haciendo lo correcto y es importante".
Tan pronto como llegamos a la Plaza de Tiananmen, fuimos arrestados y escoltados a la comisaría de policía de Tiananmen. Luego nos trasladaron a un centro de detención y, más tarde, a la oficina de enlace de mi provincia en Beijing. Después, la policía local nos retuvo en la comisaría durante 15 días, y luego nos trasladaron a un centro de lavado de cerebro.
Mi marido fue al departamento de policía y a la comisaría para pedir mi liberación. Les dijo que Dafa es bueno, que todos los practicantes son buenas personas y que se han beneficiado de Dafa.
Encontró en casa materiales de aclaración de la verdad que yo no había repartido. Los repartió por todas las casas y a todo aquel que iba conociendo. En ese momento, él aún no practicaba Dafa. También estaba bajo mucha presión, ya que lo habían despedido y no tenía trabajo. Necesitábamos dinero para pagarle la escuela a nuestro hijo, y nuestras finanzas se veían limitadas. Buscó trabajo. Siempre aclaró la verdad sobre Dafa dondequiera que fuera.
En cuanto regresé a casa, la gente de la comisaría y del comité del vecindario vino a acosarme. Mi marido se encargaba de ellos, cada vez que venían. Dijo: "El Maestro Li le salvó la vida. ¿Por qué no va a practicar una forma de cultivación tan maravillosa? ¿Puedes tu otorgarle la vida?". Los firmes pensamientos rectos de mi esposo sobre Dafa los dejaban a todos sin palabras.
Incluso durante la pandemia del virus del PCCh, en nuestro vecindario, herméticamente sellado, mi esposo a menudo le contaba a la gente la verdad sobre Falun Dafa y les aconsejaba que renunciaran al PCCh y a sus organizaciones juveniles.
Estaba muy ansioso cuando vio que tanta gente había muerto en Wuhan y dijo que deseaba poder ir a Wuhan para despertar las conciencias de más personas. Mi esposo ha comenzado a cultivar Dafa. Dijo que no defraudará al Maestro.
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Categoría: Empezando la cultivación