(Minghui.org) Hace tres décadas, Su Cheng era un niño al que todos envidiaban. Habiendo nacido en el seno de una familia acomodada, no tenía que preocuparse por la carencia de nada material. Pero sus prestigiosos antecedentes familiares lo presionaban, y desde muy joven sintió que no tenía el control sobre su presente o futuro, porque su familia ya lo había planeado todo.

Las escuelas a las que debería asistir, lo que debería decir, la gente importante con la que debería relacionarse ya había sido decidido para él. Su Cheng no tenía nada que decir. “Cada familia tiene sus problemas. En esta enorme familia, todos tenían sus agradecimientos y sus resentimientos. Si alguien quería quejarse de mí, yo solo podía aguantar en silencio lo que me decían, no podía reaccionar, porque sabía que al final todo volvería y me estallaría”, explicó.

En lo que debería haber sido su despreocupada juventud, Su Cheng vivió como si caminara constantemente sobre hielo quebradizo “En ese ambiente, empecé a tener dolores de cabeza. Solía tomar una píldora sin ningún resultado, así que tomaba dos píldoras también sin ningún resultado. Solo podía quedarme acostado y esperar durante mucho tiempo para dormirme. En ese momento estaba en la escuela primaria, pero ya había tenido que lidiar con demasiadas cosas”.

La vida era dura para él. Si hablaba o si se quedaba callado, si hacía algo o si no hacía nada, aun así, era castigado. “Por ejemplo, si alguien me preguntaba sobre mis planes de futuro en algún acontecimiento social, y yo respondía con normalidad expresando mis pensamientos y entendimientos, eso me llevaba al abuso verbal y al rechazo. Dirían que estaba filtrando información confidencial de la familia y que me convertiría en un degenerado”.

A medida que creció, notó que sus familiares brindaban con sus copas de vino para celebrar en las ocasiones sociales públicas, pero las peleas y las intrigas entre bastidores le hacían sentir profundamente desesperado y dolido. “No sabía por qué las cosas que yo creía correctas, los adultos solían decir que eran incorrectas. No sabía por qué era tan difícil perseverar en el intento de ser una buena persona. Las cosas que he experimentado desde mi infancia atacaban continuamente la comprensión y el anhelo que tenía por un mundo mejor.

Después de innumerables bofetadas, Su Cheng comenzó a mentir, a hacer trampas y a faltar a las clases. Se hizo adicto a los cibercafés y quiso suicidarse. “Mi abuelo falleció cuando yo estaba en el instituto. Viendo a mi familia luchar por el reparto de la herencia, sus contundentes arreglos para mi futuro y la presión de una pesada carga de trabajo escolar, estuve a punto de derrumbarme. Realmente quería gritar: No quiero esto, no quiero estudiar, no quiero ayudarte a engañar a la gente, no quiero nada de esto. En ese momento vivíamos en el piso 27, y le hice saber a mi madre que quería saltar del edificio”.

Su Cheng realmente no sabía lo que quería. Mientras avanzaba a través de la presión y los desafíos de su vida, lo único que realmente lo mantuvo en pie fue su anhelo por la cultivación espiritual y su deseo de preservar su moral.

“He creído en el catolicismo desde que era niño. He sido bautizado, fui monaguillo, he leído la Biblia, y he leído los Diez Mandamientos, pero no entendía por qué la gente no se comportaba de acuerdo con las enseñanzas de la Biblia".

“Muchos de mis libros en la escuela primaria tenían historias sobre Sakya Muni (Buda). También me gustó mucho el Rey Mono en (el texto clásico budista) Viaje al Oeste sometiendo a los monstruos y eliminando a los demonios. A menudo hojeaba estos libros y reflexionaba sobre la práctica de cultivación”.

La vida humana es como un viaje. Las historias de los personajes de Viaje al Oeste que pasaron por arduos desafíos en su viaje para obtener un buen resultado plantaron una semilla en el joven corazón de Su Cheng. El Monje Tang en Viaje al Oeste dijo: “Es difícil obtener un cuerpo humano. Es difícil nacer en la Tierra de Oriente. Es difícil encontrar un Fa recto. Tener estas tres cosas a la vez es lo más afortunado”. Su Cheng nunca había imaginado que el también podría ser alguien de la Tierra de Oriente con la gran fortuna de convertirse en un cultivador.

Volviendo a nuestro verdadero ser original

Después de graduarse en la escuela secundaria, Su Cheng estudió en la universidad Sun Yat-Sen de Taiwán. “Cuando estaba en la escuela secundaria tuve la oportunidad de entrar en contacto con el qi gong y el tai chi, debido a mis antecedentes familiares. En la universidad, un profesor y un estudiante de último año me recomendaron Falun Gong (también conocido como Falun Dafa)”. Estos incidentes aparentemente coincidentes lo hicieron consciente de los mayores beneficios que la meditación trae a la mente y al cuerpo a diferencia de otras formas de ejercicio.

“En mi cuarto año de universidad, cuando ya no estaba ocupado con mi proyecto de investigación, pensé que había llegado la oportunidad. Comencé poniendo la alarma de mi despertador, reajusté mi reloj biológico, y salir por la mañana temprano hacia el lugar de praáctica del campus para aprender Falun Dafa con los demás”.

“Dos semanas más tarde, descubrí que además de aprender los ejercicios, también hay que leer el Fa. Además de cultivar tu cuerpo físico, también necesitas cultivar el corazón y tu mente”.

“Tomé prestado Zhuan Falun, el libro principal de Falun Dafa, de un compañero practicante y leí cinco lecciones sin parar. Pensé que debía dejar de leer ya que me preocupaba no tener más libros para leer al día siguiente, porque el libro era muy bueno. Mas tarde comprendí que podía leer el libro una y otra vez, ya que cada vez podía obtener diferentes entendimientos y elevarme”.

Su Cheng leyendo un libro de Falun Dafa

Un mes después Su Cheng había leído todos los libros de Falun Dafa que habían sido publicados. Estaba plenamente convencido de los profundos principios de los libros, como si cada palabra tocara su alma. “China tiene un dicho: ‘La amargura termina, la dulzura comienza’. Solía envidiar a la gente que había crecido aparentemente despreocupada, sin inquietudes. Pero después de haber estudiado el Fa, me di cuenta de que los más de 10 años en los que había crecido hasta la madurez estaban ya arreglados para que yo obtuviera el Fa.

“Los principios del Fa del Maestro son claros, fáciles de entender, y verdaderamente profundos. Estoy completamente de acuerdo con cada palabra de sus enseñanzas”.

Su Cheng se iluminó y encontró respuestas a sus preguntas de siempre, como: “¿Por qué el mundo es tan caótico? ¿Por qué debo perseverar en ser una buena persona? ¿Por qué debo agradecer a aquellos que me lastiman?". 

“Los principios del Fa del Maestro explicaron por qué me había encontrado con todas esas cosas en mi vida, y me aclaró todo. Cuando me senté en meditación pude sentir que el Maestro había eliminado una gran cantidad de yeli (karma) severo para sus discípulos. Sentí que todo lo que yo había sufrido en el pasado no era nada realmente”.

La práctica Falun Dafa le permitió gradualmente dejar el resentimiento y los rencores acumulados durante mucho tiempo, aligerando los malentendidos con sus familiares.

“En el pasado, había sido calculador y agresivo. No era transigente en los conflictos. Pero después de practicar Falun Dafa el Maestro dijo que los practicantes deben ser buenas personas para convertirse en mejores personas. Empecé a pensar desde el punto de vista de los demás y me dije que no me defendería cuando me atacaran o que no protestaría cuando me insultaran. Comencé a aprender a mirar hacia dentro y a pensar en lo que les había hecho a mis familiares en el pasado. Me arrodillé ante mis padres y me disculpé por las cosas que les había hecho y los malos pensamientos que había tenido de ellos y les pedí sinceramente perdón”.

Su Cheng sintió que debía ofrecer su tiempo para ayudar a más estudiantes y personal del campus a entrar en contacto con Falun Dafa. Se convirtió en presidente del Club de Falun Dafa y organizó una serie de eventos en el campus para dar a conocer la práctica, incluyendo la proyección de los videos de las conferencias del Maestro Li Hongzhi, la enseñanza de los ejercicios, y un número de diferentes funciones y actividades culturales. Los resultados fueron muy buenos, y el club pasó de tener solo unos pocos seguidores a tener alrededor de 30.

Los seguidores del Club de Falun Dafa de la universidad de Sun Yat-sen hacen la meditación sentada en la paya de Sizihwan en Kaohsung.

Cambiando fundamentalmente

Después de practicar la cultivación en Falun Dafa durante tres años, Su Cheng pasó por una prueba importante que reforzó su entendimiento de la importancia de creer firmemente en el Maestro y en el Fa. “De repente descubrí que todas las habilidades de organización y liderazgo que había acumulado durante años habían desaparecido. Mi mente estratégica, que antes era muy fuerte, solo era capaz de realizar tareas de poca monta”.

Pensando cuidadosamente en su mentalidad en los últimos años, Su Cheng empezó a sudar frío. “Desde que era un niño, creí que el hombre podía conquistar el Cielo. Cuando se necesitaba una simple respuesta, podía calcular más de una docena de posibles respuestas en mi mente.

“Cuando era estudiante de secundaria usé mis conexiones familiares y mis habilidades para llevar a mi hermano menor al extranjero con documentación de embarque insuficiente”.

“Me di cuenta de que, durante los últimos tres años, había incorporado a mi practica de cultivación las habilidades, hábitos y teorías organizativas que había usado con orgullo entre la gente. Utilicé los métodos de la gente común y calculé cuáles serían los resultados de ciertas actividades. Pero Dafa es inmaculado, y las cosas no deben ser hechas con intenciones y ciertamente no deben ser hechas para demostrar algo a nadie”.

Un mes después, recuperó sus habilidades.

El Maestro dijo en la Primera Lección de Zhuan Falun:

“Te digo un principio verdadero: todo el proceso del xiulian del hombre es precisamente un proceso para eliminar continuamente los corazones de apego del hombre”.

Su Cheng sintió en su corazón que esta frase del Fa se refiere directamente a la esencia y el fundamento de la cultivación, y revela un secreto celestial. Después de 30 días de reflexión, sintió que había sido completamente purificado por la compasión del Maestro, y se había convertido en una persona nueva. Se sintió completamente renacido.

“La familia y los amigos que han estado conmigo desde que era joven están felices de ver que tengo una dirección en mi vida. Sé lo que quiero hacer, me he vuelto más honesto y amable, y entiendo cómo ser más considerado”.

“Alguien me preguntó una vez si Falun Dafa era bueno y un compañero de clase amigo mío dijo: ‘Falun Dafa es bueno’. Mira el gran cambio por el que ha pasado Su Cheng”.

“Los colegas dijeron que los hago felices. Algunas personas me preguntaron cómo puedo vivir de manera tan relajada y estar tan tranquilo al tratar con tantas cosas. Es porque sé que el Maestro me ha dado lo mejor de todo, y lo único que puedo hacer (para mostrar mi gratitud) es practicar la cultivación con determinación siguiendo (los principios de) Verdad-Benevolencia-Tolerancia cuando me encuentro con pruebas”.

En un mundo tan complicado, no es fácil ser amable y aferrarse a la moral. “Cuando estaba en la escuela secundaria, un funcionario me preguntó una vez qué quería hacer cuando fuera mayor. Recuerdo muy claramente que le dije que quería ayudar más a la gente. Después de obtener el Fa, entendí mejor por qué respondí de esta manera. Porque solo Dafa puede ayudar a la gente a resolver todos los problemas de su vida”.