(Minghui.org) El hijo del director de una escuela era muy adicto a los videojuegos. Un día el director descubrió que su hijo seguía jugando después de las 10 de la noche. Le quitó el móvil y lo tiró al suelo.
El director dijo que el móvil era la causa de que su hijo se sintiera solo y aislado de otras personas. Era como si su hijo viviera en su propio mundo.
Otro padre dijo que su hija se volvió más materialista después de empezar a ver programas de televisión en su celular. Se preguntaba por qué sus padres no eran ricos y por qué no compraban una casa de lujo en Shanghái.
Los teléfonos móviles y los videojuegos han invadido nuestras vidas y ocupan demasiado de nuestro tiempo. Han afectado gravemente a nuestras relaciones familiares. Las estadísticas sugieren que más de 800 millones de personas en China pasan un promedio de 110 minutos al día viendo videos cortos en sus celulares. Alrededor del 15 por ciento de los nuevos usuarios de Internet son espectadores de videos cortos. De promedio más de 100 millones de personas en China juegan juegos en línea durante unos 30 minutos al día. Los estudiantes y los oficinistas de mediana edad son los usuarios más frecuentes. Es decir, una vez que las personas se hacen adictas a los juegos en su infancia, siguen jugando hasta la edad madura.
Hoy en día los niños entran en contacto con los teléfonos celulares más temprano que nunca. Algunos padres les dejan el teléfono celular a sus hijos cuando empiezan a llorar. Si estos niños son dependientes de los teléfonos celulares desde una edad tan temprana, ¿cómo es posible que dejen el hábito cuando crezcan? Muchos padres no tienen forma de ayudar a sus hijos a dejar este hábito.
Este tipo de adicción controlará y manipulará a la gente. No son capaces de liberarse de ella. Corrompe los pensamientos de la gente y es como un opio espiritual. El partido comunista chino (PCCh) considera que los juegos en línea son una gran industria y alienta su desarrollo. Alguien me dijo: "Todo el mundo juega videojuegos y no tiene tiempo para pensar en otras cosas. Esto es exactamente lo que el PCCh quiere".
8 años de adicción a los videojuegos
Sophia, de Grecia, se hizo adicta a los juegos de computadora en 2004. A veces jugaba durante 16 horas seguidas. Más tarde se topó con Falun Dafa y comenzó a practicarlo. Pero la idea de jugar juegos aún persistía en su mente. Comenzó a jugar de nuevo en 2013, pero no era tan adicta como antes.
"Poco a poco, descubrí que esos juegos eran muy raros", dijo: "Apenas podía sentarme 30 minutos frente a la computadora. Mis ojos me dolían nada más empezar a jugar y sentía náuseas. Finalmente decidí dejar de jugar. Me he sentido feliz desde entonces".
Falun Dafa ayudó a Sophia a encontrar un nuevo yo. Se volvió saludable de nuevo y restauró las conexiones con los miembros de su familia con los que no había tenido contacto por mucho tiempo. Se sintió afortunada de convertirse en una practicante de Falun Dafa. "Falun Dafa es un diamante en este mundo caótico", dijo: "Es muy precioso".
Sophia practicando los ejercicios de Falun Dafa con otros practicantes.
Relajado después de dejar de jugar
Michael Wang, de 10 años, asistió a un campamento de verano organizado por la Escuela Minghui de Toronto en 2018. La escuela enfatizaba a los niños que los estudiantes no debían jugar a los juegos de computadora.
"Dejé completamente los juegos el año pasado. Mi madre me decía que no jugara. Sabía que no era bueno para mí porque me ponía de mal humor cada vez que terminaba de jugar. No podía controlarme y tenía la intención de hacer algo malo, como robar o pelear con otros. No quería ser controlado por demonios, así que decidí dejarlo".
"Fue difícil al principio. Salía a la plaza cuando quería jugar y daba un paseo o hacía footing por allí. No volvía a casa hasta que ya no estaba tan molesto. Hice esto durante dos semanas antes de dejar los juegos. Me sentí relajado y no perdí los estribos tan fácilmente. Mis padres dijeron que me convertí en un buen chico".
Michael (derecha) estudiando el Fa con otros jóvenes practicantes de Falun Dafa.
Gordon, de 11 años, también asistió al campamento de verano.
"Mi madre dijo que no era bueno jugar, así que lo dejé", dijo: "Estaba en cuarto grado en una escuela pública. Los estudiantes podían jugar en los ordenadores de la escuela durante el almuerzo. Un día jugué durante 10 minutos y tuve dolor de cabeza. Me sentí mareado, caliente y sudoroso. No he vuelto a jugar desde entonces. Los estudiantes de la escuela de Minghui no juegan, así que no quiero jugar".
Gordon (al frente) practicando los ejercicios de Falun Dafa en el campamento de verano de la Escuela Minghui de Toronto en 2018.
Jugar videojuegos se convierte en una adicción y también en un apego. Hay elementos demoníacos detrás. Es perjudicial para la salud mental y física. Una practicante de Falun Dafa le dijo a su hijo: "Las figuras en los juegos también son seres, aunque son virtuales. Si los matas, vendrán a ti por las deudas que les debes. Tienes que pagarles de vuelta una vez que obtengas yeli". Su hijo dejó de jugar y ahora practica los ejercicios de Falun Dafa y estudia el Fa en su tiempo libre. Le pidió a su madre que estableciera contraseñas en la computadora y en los celulares para que no pudiera usarlas. Es muy estricto consigo. Hace sus deberes cuando su madre no está en casa. No necesita ser monitoreado.
Adolescente adicto a los juegos
El sitio web de Minghui publicó un artículo titulado: "Jóvenes practicantes: Conviértanse en un loto puro en este mundo fangoso"
Zheng Xing, de 30 años, es un practicante de Falun Dafa. Empezó a practicar Falun Dafa con su padre cuando era pequeño. Sus maestros y otros adultos pensaron que era un niño honesto y amable y que cuidaba bien de sus padres.
Cuando estaba en el instituto, empezó a ir a jugar a videojuegos a un bar de Internet. Su madre se preocupó por él y le habló seriamente sobre dejar los juegos de computadora, pero él no quiso escucharla. Sus notas escolares bajaron significativamente. Continuó jugando después de entrar en el instituto. Apenas estudiaba el Fa o hacía los ejercicios. Su rendimiento académico bajó hasta el último puesto de su clase. Sus padres estaban muy decepcionados.
Un día, algunos practicantes compartieron sus experiencias de cultivación en su casa. Cuando él escuchó cómo ellos ayudaron al Maestro Li (fundador de Falun Dafa) a difundir la verdad sobre Dafa y el Fa y a oponerse a la persecución y cómo ellos actuaron correctamente, se sintió muy conmovido. Encontró que había una brecha entre él y los demás practicantes. Se dio cuenta de la urgencia de la cultivación en el período de la rectificación del Fa y que debía cultivarse seriamente.
Estaba decidido a dejar de jugar. Borró las aplicaciones de juegos de su ordenador y tiró todos sus juegos en DVD. Estudiaba el Fa todos los días y su adicción a los juegos se hizo más débil. Ya no le importaba cuando sus compañeros de clase hablaban de juegos delante de él. Lo dejó completamente.
A medida que se cultivaba con diligencia, se volvía más lúcido e inteligente. Podía concentrarse en clase y estudiar se volvió más fácil para él. Sus resultados académicos mejoraron rápidamente. Durante los exámenes finales de un semestre, recibió un premio por progresar tanto.
Hoy en día, la adicción a los juegos es un gran problema para muchas familias. Muchos padres no son capaces de encontrar una manera de mantener a sus hijos apartados de los juegos. Solo si el niño quiere cambiar desde el fondo de su corazón puede dejar la adicción. Ningún otro método puede cambiar la mentalidad de una persona.
Despertando de las tribulaciones
El sitio web de Minghui publicó el artículo "Joven Practicante: Regresando a Dafa como un genuino cultivador" en 2019.
Esta joven practicante comenzó a practicar Falun Dafa con su madre cuando tenía cuatro años.
Después de graduarse en la universidad, se hizo adicta a los juegos de ordenador. Jugaba todos los días durante horas hasta que su teléfono se quedaba sin batería. Cargaba el teléfono mientras jugaba, hasta que sus dedos y sus ojos no podían más del dolor. Estaba tan absorta en el juego que no quería ni cocinar ni hacer tareas, ni siquiera dormir.
Sabía que no estaba bien, pero no podía controlarse. Por la noche, incluso soñaba que jugaba con el móvil y no podía descansar adecuadamente. Durante el día, tenía alucinaciones; cuando escuchaba el sonido de los coches, pensaba que era el enemigo el que conducía, y cuando veía pasar aviones, sentía que pronto vendrían los paracaidistas. Se dio cuenta de que no podía seguir así, entonces decidió dejarlo. Pero fue extremadamente difícil. Borró la aplicación, pero la volvió a descargar, y repitió este proceso muchas veces. No podía dejarlo completamente.
Quedó embarazada a la edad de 25 años, pero tuvo un aborto. Este golpe la hizo reevaluar su vida. Acostada en la cama del hospital, recordó a Dafa y al Maestro. Empezó a escuchar la música de Dafa. Después de un tiempo, empezó a llorar. Se arrepintió de todo el tiempo que había desperdiciado durante tantos años. Comprendió que solo Dafa podía cambiar su estado actual.
Después de haber pasado por todas estas experiencias, decidió practicar genuinamente la cultivación. No podía dejar pasar la oportunidad otra vez.
Dos meses después de regresar a la cultivación, descubrió que ya no era fuertemente adicta a los juegos, y no quería tocarlos en absoluto. Veía a su marido seguir disfrutando de ellos, pero ella ya no tenía ganas de jugar. Ahora que lo pensaba, era porque buscaba la estimulación y la curiosidad. Los juegos promovían la violencia y le hacían pensar en sus ganancias al matar gente. Llenaron su cerebro con egoísmo, violencia y pensamientos malvados. Le ocupó mucho tiempo valioso e hizo de su vida un desastre. Nunca debió haberlos jugado en primer lugar.
Huyendo de la cueva del diablo
El sitio web de Minghui publicó un artículo titulado "Cómo me libré de mi apego a los juegos de computadora". Cité algunos párrafos del artículo aquí.
Durante muchos años, estuve enganchado a los juegos de ordenador. Mi apego a ellos era tan fuerte que incluso después de empezar a practicar Falun Dafa, no era capaz de dejar de jugar.
Cuando terminaba de estudiar el Fa, mi primer pensamiento era tomar un descanso y jugar a algunos juegos. Sin embargo, una vez que empezaba no paraba hasta que pasaban varias horas. Después, estaba exhausto y tomaba una siesta de varias horas.
Así desperdiciaba todo el día. A veces me decía que no tenía tiempo para leer el Fa, y en cambio perdía el tiempo jugando a juegos de ordenador antes de irme a la cama.
Un día, de repente tuve un dolor de estómago mientras jugaba. Tenía tanto dolor que me vi obligado a tomarme un descanso. Inmediatamente el dolor disminuyó. Después de un breve descanso, me levanté para jugar de nuevo. Sin embargo, tan pronto como encendí el ordenador, sentí como si alguien me hubiera dado un puñetazo en el estómago y el dolor volvió. Dormí un rato. Cuando me desperté, me sentí mejor y miré el ordenador. En cuanto pensé en jugar de nuevo, la incomodidad volvió.
Esto duró varias semanas. Finalmente, fui al hospital para un chequeo, pero no había nada malo en mí. Todavía me sentía terrible. Mientras tanto, dejé de jugar a los juegos de ordenador. Ya no sentía una fuerte necesidad de jugar. En lugar de jugar, miraba las conferencias del Maestro. Lloré mientras las veía. La compasión del Maestro me hizo darme cuenta de lo seria que es la práctica de cultivación. Finalmente me di cuenta de que el Maestro estaba tratando de ayudarme a deshacerme de mi adicción a los juegos de computadora.
Sabía que había ganado la batalla. Utilicé el tiempo que había pasado jugando a videojuegos para estudiar el Fa. A medida que me iba iluminando con las enseñanzas, poco a poco el impulso de jugar a los juegos de ordenador desaparecía. Todos los días adquiría nuevos entendimientos a través de la lectura del Fa. A medida que avanzaba en la cultivación, mis apegos disminuían. Perdí el deseo de jugar a videojuegos y ya no tenía que resistirme fuertemente a ese impulso. ¡Fue una sensación increíble!
Mis amigos me invitaban a jugar con ellos o me pedían que les diera consejos sobre cómo jugar un cierto juego. Respondía a sus preguntas cortésmente, pero en mi corazón me decía: "Ahora soy un practicante de Falun Dafa. No puedo perder mi tiempo en esto". Después de un tiempo, me dejaron en paz.
Al mirar atrás, me siento extremadamente afortunado de haberme librado de una adicción tan grande.
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