(Minghui.org) Me gustaría compartir un problema común a mucha gente hoy día: el peligro de obsesionarse con los teléfonos inteligentes. Me he dado cuenta a través de mi propia experiencia que, como practicantes, si estamos apegados a cualquier cosa y nos vamos a los extremos, nos atraeremos problemas en nuestros caminos de cultivación. Quisiera compartir mi propia experiencia, que puede servir como advertencia a aquellos compañeros practicantes que tienen el mismo apego que tuve yo.
Mi hermano compró un teléfono inteligente Apple para mi hermana menor y para mí en el 2010. Inicialmente no estaba tan interesada en este tipo de teléfonos, pero sentí curiosidad tan pronto como lo tuve. Tengo el hábito de, una vez que me intereso en algo, hacer lo mejor, lo cual puede ser un apego al triunfo.
Rápidamente me volví muy buena en el uso de este teléfono. Al principio, pensaba que usar software como QQ y de compras en línea eran cosa de todos los días para la gente, y que no tenía nada que ver con los practicantes. Un practicante joven una vez se comunicó conmigo para decirme que las compras en línea eran más convenientes. En ese momento le contesté con seguridad: “Prefiero comprar en tiendas reales donde tengo la oportunidad de aclarar la verdad a la gente”.
Sin embargo, una compañera de clase, una persona común, constantemente me insistía acerca de los beneficios de la compra en línea y me animó a aprender cómo visitar algunos sitios web desde el celular. Al comienzo, me sentí un poco reacia a hacerlo ya que debía ir a mi banco a abrir una cuenta en línea. Pero tenía miedo de quedar mal con mi compañera de clase, así que aprendí cómo comprar en línea. Desde ese momento he tropezado con una tribulación tras otra.
Me descubrí unas manchas rojas en el brazo izquierdo el 1 de julio de 2012. No las tomé seriamente al principio, pero a los pocos días mi brazo estaba completamente cubierto con pequeñas manchas rojas que al comienzo picaban y luego empezaron a doler más y más. Comprendí que tenía una brecha, pero no me daba cuenta dónde estaba mi apego. Les pedí a compañeros practicantes que enviaran pensamientos rectos para mí y me dijeron: “Ya lo hemos hecho. Parece que esta interferencia es muy grande”. Contesté: “Está bien. Enfrentaré mis propios problemas”.
Una semana después, las manchas rojas de mi brazo se tornaron en dolorosas ampollas. Durante este tiempo, estuve tratando de mirar hacia adentro pero fallé en descubrir qué causaba este problema. Entonces le dije a mi brazo izquierdo: “¡Puedes doler todo lo que quieras!”. Luego de eso, incrementé mi tiempo de estudio del Fa y el tiempo en que enviaba pensamientos rectos. Generalmente tomo un baño todos los días, inclusive así lo hice durante ese doloroso período.
Pasaron otros diez días, y las ampollas del brazo supuraron hasta finalmente aplacarse. En unas dos semanas, se hicieron costras. Veinte días después, las costras se suavizaron pero la piel quedó muy sensible. Al ver mi brazo, una compañera de clase me dijo que las cicatrices se irían. Yo dije que no quedarían cicatrices allí. Luego supe que el síntoma de mi brazo era una enfermedad conocida como “herpes zoster”. Ya no se me distinguen rastros en el brazo.
Aunque superé esta tribulación, nunca pensé que resultó a raíz de pasar tanto tiempo con mi teléfono inteligente. Posteriormente continué usando mi celular, incluso navegaba por Internet por largo rato, usaba QQ y realizaba compras en línea. A veces leía novelas y miraba series de TV. Pasaba al menos una o dos horas diarias haciendo estas cosas.
Pensé que no importaba dado que ya había estudiado el Fa, hecho los ejercicios, o aclarado la verdad. Sin embargo, un día cuando estaba limpiando la bañera, me corté la mano izquierda con una herramienta filosa. El filo era realmente cortante y la herida era de casi dos centímetros de largo en la base del dedo pulgar de la mano izquierda. Grité, pero inmediatamente pensé que me encontraba bien.
Rápidamente busqué una gasa para envolver la herida, pero no logré hacerlo así que le pedí a mi esposo que me ayudara. Al ver esto, él estaba tan asustado que me dijo de ir rápidamente al hospital. Lo calmé diciendo: “Estoy bien”. Me senté en el sofá a leer y a decir “Falun Dafa es bueno” ya que la gasa se caía una y otra vez. Dejé de envolverme la mano, y la herida ni dolía ni sangraba. A las dos de la tarde, mi esposo vino a ver si estaba bien. Cuando vio que todo estaba en orden, se fue sin decir nada. Luego de la cena, empecé a meditar. Comprobé que la herida empezó a sanar luego de hacer la meditación sentada.
Luego de este incidente, hice mis tareas hogareñas como de costumbre. La herida se curó en poco tiempo. A través de estas dos lecciones, comencé a calmarme y mirar hacia adentro, pensando: “¿Por qué me ocurren estos problemas siempre en la mano izquierda? Sostengo el celular con la mano izquierda. ¿Será que he pasado demasiado tiempo con el teléfono? Así que desinstalé las aplicaciones de la gente común.
No fue fácil dejar el hábito. Al poco tiempo, reinstalé la aplicación para compras en línea así como también WeChat. Debido a la debilidad de mi conciencia principal y mi falta de voluntad, retrocedí en mi cultivación. Todos los días, cuando tenía tiempo, miraba mi celular. Sabía claramente que no debía hacer esto, pero no podía controlarme. Un día, sin embargo, descubrí que mi mano izquierda estaba tan débil que apenas podía levantar una olla. Solo entonces me di cuenta de que debía dejar mi apego al celular.
No fue sino hasta que el sitio web Minghui.org publicó las “Notas para todos los discípulos de Dafa” (sobre ciertas aplicaciones de celulares) que las desinstalé completamente y las eliminé. Asimismo, restauré mi equipo a la configuración de fábrica. Afortunadamente, con el Maestro y el Fa de mi lado, quedé liberada de estos peligros una y otra vez.
Mirando atrás sobre por qué fallé en superar este problema, que duró ocho años, me di cuenta de que la causa fue que no estudié el Fa bien debido a mi apego al tiempo. No he salido a trabajar afuera desde el 2003 y me he quedado en casa. Excepto por las tareas del hogar y los asuntos que hay que hacer de la gente común, he pasado todo mi tiempo haciendo las tres cosas, sintiendo que tengo mucho más tiempo que aquellos que tienen que ir a trabajar todos los días. Ahí el porqué de mi obsesión con el teléfono y de no ser estricta conmigo. Y así continué.
Algunos compañeros practicantes dijeron: “La comodidad es peor que el vino envenenado”. Estaba matando mi tiempo sin darme cuenta. Aunque el Maestro soporta mi yeli, yo no lo siento ni experimento entumecimiento. Hago las tres cosas diariamente como de costumbre sin estar motivada. No tomé seriamente la cuestión con mi teléfono inteligente.
Al mirar hacia adentro, me di cuenta de que no estaba dispuesta a eliminar este apego, sino que me lo permití muchas veces y agrandé este deseo humano mío. Es debido a que pasé tanto tiempo con mi celular que me veo más vieja, se me cae el pelo, y tengo bolsas bajo los ojos aunque solo tengo cincuenta años.
Estaba tan inmersa en el Fa cada día cuando recién había empezado la práctica de Dafa. Aunque no podía sentarme quieta al enviar pensamientos rectos, lo hacía cada vez que tenía tiempo. Mis parientes me decían que mirara TV, pero no me interesaba. Mientras mi hija miraba TV, yo leía los libros de Dafa sin que me afectara y no oía nada de la TV. En ese momento yo tenía 29 años. Los demás pensaban que yo todavía era una estudiante de secundaria. Cuando tenía 39 años, la gente pensaba que tenía 27 o 28. Sin embargo, ahora siento que no soy tan diligente como solía ser.
No obstante, sin importar qué, dado que la rectificación del Fa no ha terminado, todavía tenemos tiempo y el Maestro y los dioses nos aprecian. Pienso que yo también debería apreciarme y a esta oportunidad ganada con esfuerzo, cultivarme bien y ayudar al Maestro en la rectificación del Fa. No debería dejar ningún arrepentimiento para mí.
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Categoría: Mejorándose uno mismo