(Minghui.org) Empecé a practicar Falun Dafa en febrero de 1999. Cuando el partido comunista chino (PCCh) comenzó a perseguir a Falun Dafa en julio de ese año, no me atreví a continuar. Pero realmente me molestó dejarlo, y no entendía por qué no se permitía una práctica tan buena. Así que no dejé de pensar en practicar Dafa.

Regresando a Dafa

Una practicante me explicó por qué era tan valiosa la oportunidad de cultivar Dafa durante este tiempo en la historia. Estaba muy emocionada de enterarme que mucha gente todavía estaba practicando. Me trajo las nuevas enseñanzas del Fa del Maestro Li y artículos con experiencias de cultivación que compartieron otros practicantes. Entonces decidí volver a mi fe.

Pero, cuando fui a hacer los ejercicios, no pude cruzar las piernas y le dije a la practicante: "No puedo cruzar las piernas; ya no quiero aprender a hacerlo. Solo voy a leer el libro y ser una buena persona”.

Ella dijo: "Si no practicas Falun Dafa, perderás la oportunidad de ayudar a salvar a las personas que tienen una relación predestinada contigo".

Me pregunté: "¿Solo por no practicar Falun Dafa, defraudaré a esta gente? ¡Qué pena! A partir de ahora, debo practicar diligentemente". Decidí lograr cruzar las piernas.

Esta practicante también me prestó una copia del Jingwen de Shifu “Viaje por Norteamérica para exponer el Fa”. Cuando devolví el libro, conocí a una practicante anciana, que estaba aprendiendo la meditación sentada en su casa. Tomó una tira de tela de su bolsillo, ató sus pies a su cintura, y cruzó sus piernas. Pensé: "Si alguien de 70 años puede soportar el dolor de cruzar las piernas, ¿yo por qué no podría?".

Cuando llegué a casa, hice una tira de tela similar y me até las piernas a la cintura. Aunque realmente me dolió, esta mujer me ayudó y me alentó mucho. ¡Finalmente logré cruzar las piernas!

Enfrentando la oposición de mi esposo

En el pasado, mi marido no quería que practicara Falun Dafa. Después de que comenzó la persecución, creyó las mentiras del PCCh que se difundían en la televisión, y se volvió aún más reacio al no permitirme practicar. No me atrevía a estudiar las enseñanzas del Fa delante de él. Solo después de que estaba dormido me levantaba y leía los libros de Dafa. También les dedicaba el máximo de tiempo cuando él estaba en el trabajo.

Un día, mi esposo me encontró leyendo el libro Zhuan Falun en casa. Aunque me aferré al libro con todas mis fuerzas, él me lo quitó.

Empezó a romper el libro, diciendo: "Te dije que no practicaras y vas en contra de mis deseos". Luego tiró el libro a la estufa: "¡Voy a quemarlo y no te dejaré que practiques Falun Dafa!".

Me apresuré a sacar el libro, diciendo: "Si quemas esto, ya no quiero vivir más". Cuando escuchó que Zhuan Falun era más importante que mi vida, lo recuperó.

Después de eso, aunque podía estudiar las enseñanzas frente a él, todavía tenía miedo y temblaba. Cuando estaba molesto, a menudo me insultaba. También interfirió con mi práctica. Una vez, tiró al suelo el reproductor de la música de los ejercicios. Con frecuencia, me golpeaba y maldecía por practicar Dafa.

Una vez soñé que había montañas a ambos lados de donde me encontraba. En medio había una carretera espaciosa, un lugar tranquilo. Pensé que era realmente un buen lugar para estudiar el Fa y hacer los ejercicios. Después de despertarme, pensé: "Esta es una pista de Shifu de que debería tener un buen lugar para estudiar el Fa y hacer los ejercicios".

Había estado pensando día y noche sobre cómo estudiar el Fa con dignidad. Un día, antes del amanecer, me levanté y me fui en mi carreta a la casa de una practicante anciana a unas cuatro millas de distancia. Estudiamos juntas las enseñanzas del Fa de Shifu y escuchamos las grabaciones de sus conferencias en Jinan.

Un día, cuando estaba leyendo Minghui Semanal, empezaron truenos y rayos y después llovió. Solía tener miedo de este tipo de clima, pero ese día era como si el clima no tuviera nada que ver conmigo. Sostuve el boletín en ambas manos y vi que cada palabra era de oro. Mi mente estaba muy tranquila y concentrada. No pensé en las tareas en la casa, ni en otras cosas que me distrajeran.

Al estudiar el Fa, me di cuenta de que no vine a este mundo para ser una persona común, sino para ayudar a Shifu a salvar a los seres conscientes en la rectificación del Fa. Mi marido se oponía por el yeli (karma) que acumulé en mis vidas anteriores, ¡así que en realidad me estaba ayudando a eliminarlo!

Alentando a expracticantes a reanudar la cultivación

Después de leer el artículo "Despertando a los ex compañeros practicantes" en Minghui Semanal, fui a mi pueblo a buscar a una expracticante, Bao, que dejó de practicar cuando comenzó la persecución en 1999. Compartí con ella lo que aprendí del Fa y le conté sobre la situación actual de la rectificación del Fa. Bao decidió entonces reanudar la cultivación en Dafa.

Más tarde, leí otro artículo que explicaba que, antes de venir a este mundo, nos comprometimos a recordarnos mutuamente que todos los practicantes tenemos la responsabilidad de despertar a los que están perdidos en el mundo humano. Eso realmente me impresionó, y fui a hablar con Cao, otra expracticante que había dejado de practicar en 1999. Le leí las nuevas enseñanzas de Shifu. Ella me ignoró, pero más tarde me dijo que no le leyera las enseñanzas del Fa cuando su esposo y sus hijos estaban en casa.

Cao dijo que nunca había asistido a la escuela y que era analfabeta. Pero antes de que comenzara la persecución, podía leer Zhuan Falun. Su marido había sido envenenado por la farsa de la auto-inmolación de la Plaza Tiananmen, y no estaba feliz de verme. Finalmente, encontré la manera. Le dije: "Podrías, por favor, venir a mi casa y ayudarme a ajustar la ropa de mi hijo. Puedes llegar más tarde".

Fui a casa y saqué las enseñanzas de Shifu y las copias de Minghui Semanal. Cuando llegó Cao, le confié: "La razón por la que te pedí que vinieras es para poder leerte las enseñanzas del Fa de Shifu y artículos con experiencias de cultivación que compartieron los practicantes". Cao tenía un buen entendimiento del Fa y decidió empezar a cultivarse de nuevo. Ahora, estas dos mujeres y yo estudiamos las enseñanzas del Fa en mi hogar.