(Minghui.org) Soy una practicante de Falun Dafa de Jiamusi que tuvo la suerte de asistir a las últimas conferencias del Maestro Li Hongzhi en China. Fue entonces cuando llegué a comprender por qué, cuando estaba muy enferma, oí  a Pusa Guanyin decirme: "Olvídate de tu nombre, llámate Zhang Qiuyu de ahora en adelante"; después de esta experiencia, cambié mi nombre a Zhang Qiuyu. No sabía lo que significaba en ese momento. Solo sabía que lo que sea que la Pusa Guanyin me dijera tenía que ser bueno.

Después de asistir a las conferencias del Maestro comprendí que estas eran las enseñanzas que había buscado toda mi vida. ¡Soy una discípula del Maestro que obtuvo las enseñanzas directas de Él! ¡Qué suerte tuve! Solo volviéndome más diligente puedo devolver al Maestro todo lo que me ha dado.

Cómo comenzó mi camino de cultivación

Soy una mujer de 70 años que tenía muchas dolencias antes de obtener el Fa. Tenía hemorroides, artritis, erupciones cutáneas graves y el síndrome de Meniere. Debido a la fibrilación auricular, a menudo me desmayaba. Me diagnosticaron cáncer de estómago que no respondía a los medicamentos. El hospital se negó a admitirme para cirugía porque estaban preocupados de que pudiera morir durante el procedimiento.

Solía tener una tienda de fotografía. Como estaba demasiado enferma para manejarla, se la di a mi hermano menor y me quedé en casa para recuperarme. Solo podía comer pequeñas cantidades de mijo debido a las náuseas y los vómitos.

Mi marido murió hace años y mi hijo vivía a cierta distancia. Estaba muy deprimida y quería suicidarme. Un día, salté desde el quinto piso de mi edificio, pero no morí. Me raspé un poco. Mi hermano contrató a alguien para que me vigilara por miedo a que intentara suicidarme nuevamente.

Un día de marzo de 1994, quise ir al puerto. Así que mi hermano le pidió a un conductor que me llevara. Vi gente practicando Falun Dafa y la música me gustó. No podía hablar, pero hice un gesto al conductor para que me llevara allí. Y me acercó. El conductor les dijo a los practicantes que yo tenía cáncer de estómago y que solo me habían dado 20 días de vida. El practicante dijo: "Pueden ocurrir milagros. Por favor, empieza por ver o escuchar las conferencias del Maestro Li".

Mi hermano me compró el mejor reproductor de casetes hecho en Japón para que yo pudiera escuchar las conferencias del Maestro. Día y noche, mientras estaba despierta, escuchaba las conferencias. Tres días después, sentí hambre y quise comer huevos y leche. Mi hermano creía que yo no podría comer esa comida, así que me dio medio panecillo al vapor empapado de avena y mezclado con azúcar.

Al cuarto día, tenía fuerzas para levantarme y caminar, así que fui al muelle a hacer los ejercicios. Al séptimo día, no fui a hacerlos y algunas personas pensaron que había muerto. Una practicante vino a verme y vio en mi cuerpo una protuberancia del tamaño de un tazón de arroz, lleno de ampollas amarillas. Dijo que tenía una buena base y que estaba desarrollando energía. Ella me animó a ir a hacer los ejercicios. A la mañana siguiente, fui al lugar de la práctica y por la noche, al estudio grupal del Fa. Como era analfabeta, un practicante me dio una regla para que me guiara mientras otros leían el libro.

Recuerdos de toda una vida en las conferencias de Guangzhou

Dos meses después, me enteré de que el Maestro estaba enseñando en Guangzhou y que sería la última oportunidad de asistir a una conferencia. Quería ir y le pedí a un practicante que me reservara un boleto. Me rechazaron, ya que decían que no se permitía la presencia de personas muy enfermas en las conferencias y que yo tenía cáncer de estómago. Todo lo que podía hacer era suplicarle al Maestro mientras estudiaba el Fa en casa: "Maestro, por favor, déjame ir a verte para que no me arrepienta de nada en la vida". Mirando hacia atrás, estoy realmente avergonzada de mí. Había obtenido el Fa, pero seguía pensando en la muerte.

También le pedí ayuda al Maestro: "Maestro, por favor, ayúdame a aprender a leer para que pueda estudiar el Fa". Me arrodillé frente a la foto del Maestro todos los días con Zhuan Falun en mis manos. Un día, me quedé dormida y vi dos caracteres del libro convertirse en algo dorado y vinieron volando a mi mente. Cuando me desperté, podía leer todos los caracteres, incluyendo el estilo tradicional. ¡Gracias Maestro, por este regalo!

El 21 de diciembre de 1994 fue la fecha programada para las conferencias de Guangzhou. El 13 de diciembre, tuve un sueño en el que un anciano barbudo me dijo tres veces: "¡No pierdas la oportunidad! ¡No pierdas la oportunidad! ¡No pierdas la oportunidad!". Y se fue.

No sabía de qué se trataba el sueño. Por la noche, cuando fui a mi grupo de estudio, la Sra. Wang dijo: "Ven conmigo a mi casa. Mi marido quiere verte".  Inmediatamente entendí y le di las gracias con las manos apretadas delante de mí. Le dije: "¡Se trata de que yo vaya a la conferencia!". La Sra. Wang me preguntó cómo lo sabía. Luego me dijo que su esposo tuvo un sueño en el que un hombre barbudo le dijo que renunciara a su boleto por alguien que estaba desesperado por ir. Lo que sucedió fue que la Sra. Wang compró dos boletos y quiso invitar a su esposo a ir con ella, para que también pudieran visitar su ciudad natal en el camino. Sin embargo, después del sueño, el marido dijo: "No iré. Deja ir a Zhang Qiuyu. ¡Ahórrale el llanto!". Antes de esto, la Sra. Wang le había hablado a su marido de mí y de cómo deseaba tanto asistir a las conferencias del Maestro en Guangzhou.

La Sra. Wang me llevó a su casa para conocer a su marido. Presioné mis manos delante de mí para darle las gracias. Entonces le conté mi sueño sobre el hombre barbudo. Me dio el ticket y me dijo que no dijera que era de él y que él  no sería responsable de nada. Tenía miedo de que yo muriera en el camino.

Estaba muy emocionada. Le dije a otra practicante que iba a Guangzhou que ahora también tenía un ticket. Se alegró mucho por mí y me sugirió: "Tu salud no está muy bien. Vámonos una semana antes". Mi hermano me dio 4.000 yuanes para que pudiera contratar a dos personas para que vinieran conmigo, con todos sus gastos cubiertos.

La noche que llegué a Guangzhou, volví a soñar con el  hombre barbudo. Él dijo: "Zhang, ven aquí, ven aquí". Vi que yo estaba frente a un crematorio, con el cabello desordenado, con las manos sobrepuestas cubriendo mi estómago y de pie. Era la cuarta de la fila. Al oír la voz del hombre,  salí de la línea y miré en su dirección. Vi cinco camiones cargados con cinco toneladas de carbón negro brillante. Y se fue.

Me desperté y me sentí bien; ¡toda mi incomodidad había desaparecido! El Maestro me había quitado todo mi yeli (karma) y mis enfermedades desaparecieron. Les conté a los otros practicantes sobre mi sueño. Sabía que los cinco camiones cargados eran mi Yeli (karma). El Maestro me salvó del crematorio.

Esto ocurrió antes de que lo conociera al Maestro en persona. ¡Ya había estado cuidando de mí! Las lágrimas corrían por mis mejillas mientras les hablaba. A partir de ese momento me sentí completamente cambiada y libre de enfermedades, como si hubiera renacido.

El día antes de que el Maestro comenzara su conferencia, nos pidió que pensáramos en las preguntas que teníamos y trataría de ayudarnos. También hizo una lista de algunos artículos que habían sido encontrados, incluyendo relojes y 1.000 yuanes en efectivo, y pidió a la gente que los reclamara. ¡En estas conferencias se entregaron artículos caros para encontrar a sus legítimos dueños!

El Maestro dividió a los asistentes en dos secciones y trató a los dos grupos de personas por separado. Nos pidió que tuviéramos en mente una enfermedad nuestra o de nuestros familiares. Luego nos pidió que nos pisáramos los pies después de contar uno, dos y tres. Estaba pensando: "Soy de Jiamusi, provincia de Heilongjiang. Vine aquí con una caja de fideos instantáneos. Tengo cáncer de estómago y ¿puede el Maestro quitármelo, por favor?". Estaba sentada en la fila 5, asiento 5. Vi al Maestro agarrando cosas en el aire y dejándolas caer al suelo. Pude ver que eran todos negros y como insectos. El Maestro los pisó y se fueron. Lo hizo una vez a la izquierda y otra a la derecha.

En ese momento, no tenía una buena cualidad de iluminación y quería que el Maestro me tratara una vez más. Así que le dije a la persona que estaba a mi lado: "Tengo cáncer de estómago. ¿Puedo tener un tratamiento más con el Maestro?". Me dejó ir delante de ella y tuve otro tratamiento.

Después, me puse tan clara y feliz que mi cuerpo se sintió muy ligero. En el pasado, ni siquiera podía levantar las piernas, pero durante los últimos 25 años, siempre me he sentido muy ligera al caminar.

Durante las nueve conferencias en Guangzhou, estuve dormida durante todo el día y tuve una descarga nasal severa y continua. Después de nueve días, estaba muy lúcida. En mi camino a Guangzhou, fui asistida por dos personas; sin embargo, en el camino de regreso, estaba ayudando a los demás a llevar sus cosas.

Eliminando el resentimiento

Después de llegar a casa, me di cuenta de que el Maestro me había salvado la vida. Recordé que  nos pidió que fuéramos buenas personas, alguien que pusiera a los demás primero. La primera persona en la que pensé fue mi madrastra. Cuando era pequeña, ella abusó de mí. Me pegó y no me dejó ir a la escuela. Me obligó a hacer las tareas domésticas para mantener a la familia cuando yo tenía solo nueve años.

Mi hermana se vio obligada a casarse cuando solo tenía 15 años. Mi madrastra le exigía mucho dinero a la familia de su marido, como si la hubiera vendido por un precio. Ella obligó a mi hermano a ir a trabajar cuando tenía solo 16 años. Vomitó sangre por el exceso de trabajo.

La odiaba tanto que quería contratar a alguien para que la matara cuando creciera. Después de conocer a Falun Dafa, dejé ir mi resentimiento hacia ella. La traté con amabilidad. Cuando no podía valerse por sí misma, la llevé a mi casa para cuidarla. Compré sábanas nuevas y la duchaba dos veces al día cuando hacía calor. Toqué las conferencias del Maestro para que las escuchara. Tres meses después, se marchó sana y feliz. Muchos de mis amigos y parientes se enteraron de Falun Dafa después que fueron testigos de esto.

¡El tiempo vuela! Han pasado 25 años desde que pasé nueve días felices con el Maestro Li. El Maestro ha puesto mucho esfuerzo en cuidarme mientras me he cultivado. Cuando recuerdo la su gracia, las lágrimas brotan de mis ojos y mi corazón se llena de felicidad. Debo avanzar diligentemente y salvar a la gente para cumplir mis votos y regresar con el Maestro a mi hogar.