(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa en 1993 y fui muy afortunado de tener la oportunidad de asistir a las conferencias del Maestro Li Hongzhi en Beijing.
Que sucedió durante las conferencias
Las conferencias se llevaron a cabo en el auditorio en el ministerio de industria aeroespacial. Aun recuerdo que, en la mitad de una lección, el Maestro nos dijo que extendiéramos nuestras manos. Enseguida sentí mis palmas calentarse y algo girando en ellas y también en mi estomago. Sentí muchas cosas girar a mi alrededor y le pregunté al Maestro que estaba pasando. Me dijo que eran cosas muy buenas.
El Maestro también purificó nuestros cuerpos. Siguiendo sus instrucciones, primero pisamos fuerte con el pie derecho, luego con el izquierdo, expulsando la enfermedad.
Durante el tercer día, sentí que el Maestro abrió mi tercer ojo. Algo como un sol rojo apareció delante de mi frente y continuaba girando. Cuando estaba escuchando al Maestro, a menudo veía muchos Fo por arriba de su cabeza, y cada uno estaba brillando.
Cuando el Maestro habló del diseño del emblema del Falun, vi un enorme barco que giraba cerca del techo, con el Maestro de pie en la proa y el barco lleno de practicantes de Dafa. Estaba muy emocionado y casi grité: "¡Miren! ¡El barco de Dafa está girando! ¡Es tan maravilloso!".
Luego de la Octava Lección, el Maestro nos pidió a cada uno que escribiéramos una experiencia para intercambiar y entregarla al día siguiente. Escribí mis sentimientos: “Maestro, ¿Sabe qué me está pasando? Suelo comenzar a levitar cuando camino, y lo mismo cuando me acuesto en casa para dormir –incluso cuando tengo una colcha sobre mí. Siempre floto hacia arriba, como un globo”.
Luego de que terminaron las conferencias, los practicantes de todo el país querían la firma del Maestro. Me acerqué al Maestro con profundo respeto, sosteniendo sus manos firmemente. Sentí una fuerte energía por todo mi cuerpo. No hay palabras para expresar cuán feliz estaba. Sinceramente agradezco al Maestro desde lo profundo de mi corazón.
Que sucedió luego de las conferencias
Cuando aprendí por primera vez sobre Falun Dafa, sabía que no era solo un qigong orientado hacia la salud y el bienestar. Sabía que era un Fo salvando a la gente. Estuve buscando esto toda mi vida, y ahora el Maestro me lo ha traído directamente a mí. Me sentí tan afortunado que no pude parar de llorar por toda una semana.
Luego, mi salud mejoró mucho. Antes, no podía subir las escaleras por mi cuenta, y estaba cansado después de un par de escalones. Sin embargo, ahora mi cuerpo era muy liviano, y podía ir cuán lejos quisiera.
Las enfermedades, como la enfermedad cardíaca reumática, la artritis y la alergia al polen, que me habían torturado por varios años, se fueron. Desde entonces nunca visité un hospital. Cuando andaba en bicicleta, sentía como si me empujaran. Fue maravilloso estar libre de enfermedades.
Los milagros durante los seminarios
Después de eso, asistí a muchos más seminarios de nueve días del Maestro y presencié varios milagros.
Una vez durante las pausas, todos rodeábamos al Maestro y le preguntábamos sobre diferentes cosas en nuestra cultivación. El respondió a nuestras preguntas una por una y dijo: “Todas estas son cosas buenas”.
También lo vimos curar a alguien en una silla de ruedas. De hecho, el Maestro tan solo le sonrió y dijo: “Esta bien, ahora ya puedes pararte”.
El hombre estaba asustado de hacerlo al principio. Pero el Maestro lo motivó, diciendo: “No te preocupes, ponte de pie. También puedes caminar un par de pasos”. El intentó pararse y lo hizo. También caminó unos cuantos pasos. El Maestro lo motivó de nuevo: “Camina algo más, y un poco más rápido”. Luego el caminó alrededor de su silla de ruedas y dijo: “¡Gracias Maestro, gracias!”. Todos aplaudieron.
Otra vez, alguien con una fractura conminuta fue llevado en una camilla a la exposición de la salud en Beijing para ver al Maestro. Él le rogó al Maestro que lo curara. El Maestro ajustó su cuerpo y luego le pidió que se pare y camine. Cuando su familia intentó ayudarlo, el Maestro dijo: “No tienen que hacerlo”.
En una cuestión de segundos, la persona que era incapaz de pararse quedó curada. Todos en la entrada presenciaron el milagro y no podían parar de aplaudir. Su familia estaba muy conmovida y feliz por él.
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