(Minghui.org) Empecé a practicar Falun Dafa en 1996 cuando tenía 58 años. Haciendo diligentemente las tres cosas, mi cultivación ha ido bien y he hecho progresos considerables, aunque no sin desafíos formidables.

Sangre en las sábanas

Una mañana durante el verano de 2017, encontré sangre en mis sábanas. La sangre apareció en los días siguientes, y cada día que pasaba me hacía más débil.

Pronto, empecé a verme pálida y se me hizo difícil caminar. Mi hija se dio cuenta y comentó: "Mamá, ¿por qué estás perdiendo tanto peso? Vamos al hospital". Le respondí: "No te preocupes, estaré bien en un par de días". Ella no estaba satisfecha y me instó a ir, pero mantuve mi posición.

Sueños acuáticos

Esa noche tuve un sueño que realmente me hizo mirar hacia adentro. Estaba caminando por un pequeño arroyo y vi a un hombre sentado en una roca delante de mí. Cuando me acerqué a él, pude ver que tenía una mirada malvada.

Cuando intenté pasar junto a él, se abalanzó sobre mí y trató de empujarme al agua. Lo intentó tres veces pero no tuvo éxito.

Me desperté con un sobresalto y supe que el sueño era una pista del Maestro, pero no podía entender lo que significaba.

Una visita al hospital

La sangre seguía apareciendo cada día, y comencé a desmayarme por períodos cortos de tiempo. Cuando un par de practicantes vinieron a enviar conmigo pensamientos rectos, me desmayé varias veces. Mis hijos me vieron perder el conocimiento. A pesar de mi resistencia, me llevaron al hospital.

Tan pronto como llegamos proclamé: "No pertenezco aquí. Por favor, llévenme a casa". Luego me desmayé de nuevo. Cuando recuperé la conciencia, oí al médico decirles a mis hijos: "Tu madre tiene cáncer en etapa tardía. Lo siento, pero no hay nada que podamos hacer por ella".

Mis hijos querían una segunda opinión y me llevaron al hospital provincial. El médico dijo lo mismo: "Su cáncer se ha extendido por todo su cuerpo y su tumor se ha infectado. No hay nada que podamos hacer por ella. Por favor, llévenla a casa y prepárense para lo peor".

La fe en Dafa

Todos en mi pueblo sabían que yo practicaba Dafa. Me preocupaba que si moría de cáncer, algunas personas podrían tener una impresión equivocada de Dafa.

La situación estaba fuera de mi control. No tuve más remedio que dejar de preocuparme por si vivía o moría y poner toda mi confianza en el Maestro.

Shifu dijo:

"Pero de cualquier manera, Shifu no los reconoce. Ni ustedes deben reconocerlos tampoco. Hagan las cosas bien en forma recta y digna, niéguenlos, y refuercen más sus pensamientos rectos. “Soy dizi de Li Hongzhi, no deseo otros arreglos ni los reconozco”; entonces ellos no se atreverán a hacer eso" (Exponiendo el Fa durante el Festival de la Linterna, 2003).

Pensé para mí: "He practicado Dafa durante muchos años. Mi cuerpo ha sido completamente transformado por la materia de alta energía y mi nivel ya ha sobrepasado los tres reinos. ¿Cómo podría seguir teniendo cáncer? Todo es una ilusión. Debo negar todos los viejos arreglos de las viejas fuerzas".

Inundado de agua

Una vez, cuando estaba tratando de enviar pensamientos rectos, perdí el conocimiento y soñé que estaba de pie en un puente que cruzaba un río inundado. Solo los pasamanos permanecían por encima del agua.

Cuando intenté cruzar el puente, el nivel del agua subió repentinamente y los pasamanos desaparecieron bajo la superficie.

De la nada apareció de repente una soga colgando delante de mí. La agarré, esperando poder columpiarme al otro lado. Pero en vez de eso, terminé colgando al final de la cuerda sobre el medio del río.

Aferrada con lo que me quedaba de fuerza, miré hacia abajo y vi a varios practicantes que enviaban pensamientos rectos para ayudarme.

Le grité: "Maestro, por favor, ayúdame". De repente, una fuerza me empujó a través del río y aterricé a salvo en la orilla.

Mis síntomas mejoraron durante unos días, pero luego empeoraron. La hemorragia aumentó y perdí aún más peso. Me desmayaba con frecuencia y apenas podía hablar.

No podía estudiar el Fa en esas condiciones, así que en su lugar escuchaba las grabaciones de las conferencias del Fa de Shifu. Los escuchaba sin parar y negué los arreglos de las viejas fuerzas.

Constantemente miraba hacia adentro, tratando de encontrar mi brecha. ¿A qué me estaba aferrando?

Una tarde entré en un estado alterado y tuve una visión. Estaba de pie en un estanque de hermosas aguas azules. Me cautivó la belleza de la escena celestial cuando, de repente, el agua comenzó a subir. Pronto se me llenó el pecho. Mientras el agua se elevaba sobre mi mandíbula, sentí que me iba a ahogar, así que grité: "Maestro, por favor, sálvame". La escena desapareció instantáneamente y caí en un sueño profundo.

Cuando me desperté, mi hija me preguntó si estaba bien, y yo dije que sí. Sabía en mi corazón que el Maestro me había salvado de nuevo. Me preguntaba por qué mis sueños siempre tenían agua. Miré dentro y lo pensé profundamente.

Shifu dijo:

"...el hombre vive justamente por este qing: el qing de parientes, el qing entre hombre y mujer, el qing de padre y madre, el qing de sentimientos, el qing de amistad, el qing de hacer cosas en razón del vínculo; donde sea que fuera, no se puede apartar de este qing; querer hacer o no, estar contento o descontento, amar y odiar, todo lo de la sociedad humana entera proviene de este qing" (Cuarta Lección, Zhuan Falun).

Recordar las palabras del Maestro me llevó a darme cuenta de que mis síntomas deben estar relacionados con mis sentimentalismo hacia mis hijos.

Sumergida en el qing

Un día me encontré con mi hija camino a mi casa llorando. Venía a decirme que su hijo y su nuera la habían intimidado.

Eso realmente me puso en acción: "¿Qué? ¡Nadie puede intimidar a mi hija!". Le dije que viniera conmigo para hablar con ellos. Ella dijo: "Por favor, dejemos que quede así. Si me quedo en tu casa por unos días, se calmarán". Me negué a escucharla y la hice venir conmigo.

Cuando llegamos a su casa, me enfrenté a mi nieto y a su esposa: "Ustedes dos la intimidaron y lastimaron sus sentimientos. ¡Eso me enfurece!". A pesar de que había muchos transeúntes, procedí a regañarlos durante tres horas seguidas antes de que finalmente me di por vencida. Cuando recordé todo esto, pude ver que mi comportamiento era terrible. ¿Dónde estaba mi compasión? ¿Dónde estaba mi tolerancia?

Allí estaba yo con los síntomas de un cáncer incurable cuando de repente me di cuenta de que toda mi relación con mis hijos estaba impulsada por mi apego a las emociones. De repente entendí por qué había estado soñando con el agua: Me estaba ahogando en mis propias emociones.

Al darme cuenta de lo apegada que estaba, me derrumbé y me arrodillé ante el retrato del Maestro. Decidí eliminar mi apego al qing, así como la mentalidad de validarme.

Una escalera al Cielo

Tan pronto como se identificaron mis apegos y me comprometí a deshacerme de ellos, la hemorragia se detuvo y pude volver a comer. Tres días después, estaba montando mi triciclo por el pueblo y hablando con la gente que conocía.

Cuando mis vecinos vieron que no solo estaba viva, sino que estaba montando en mi triciclo, se quedaron atónitos.

Un hombre sorprendido me dijo: "Pensé que habías muerto. Pero aquí estás, andando como siempre". Otro dijo: "¿Todavía estás viva? El médico dijo que no sobrevivirías. ¡Esto es increíble!". La señora de al lado dijo: "Ella practica Falun Dafa. Debe ser por eso que mejoró. Falun Dafa es realmente grandioso".

Al identificar que mi comportamiento estaba impulsado por la emoción y jurando mejorarme y deshacerme de mis apegos, el Maestro me bendijo con una vida nueva. La ilusión de la enfermedad desapareció. Mi peso volvió a la normalidad y mi cutis asumió un brillo rosado.

Desde entonces he estado llena de energía. Puedo repartir volantes y hacer lo que una discípula de Dafa debe hacer.

Haré todo lo que esté a mi alcance para ayudar a la gente a conocer la verdad y mantenerme en el nivel de un discípulo de Dafa.