(Minghui.org) Todos persiguen la felicidad, pero ¿qué es? Para la gente común, el dinero, una casa, un coche, los niños y la fama son deseos por los que han trabajado duro durante toda su vida. La gente se siente feliz cuando ha cumplido sus deseos y triste cuando no lo logra.

Acumulé varios deseos insatisfechos y sentí que vivía amargada. Cuando me enfermé en 1992, a los 30 años, empecé a buscar maneras de terminar con el sufrimiento, y tuve la suerte de escuchar hablar acerca de Falun Dafa, una práctica espiritual para la mejora de la mente y el cuerpo.

Dafa me ha dado una nueva vida. Me permitió comprender el verdadero significado de la vida, me enseñó a mirar hacia adentro cuando me enfrento con conflictos y a ser amable con los demás.

Recuperándome de una enfermedad

Yo era una trabajadora médica. Tuve un aborto en el verano de 1992 y sufrí fiebre puerperal después de la cirugía. Probé tratamientos médicos chinos y occidentales, pero ninguno funcionó. Luego me diagnosticaron una enfermedad cardíaca reumática de segundo grado.

Ya no podía trabajar y me quedaba sin aliento con tan sólo hacer tareas domésticas livianas. Tenía que usar ropa gruesa durante los días más calurosos del año.

Antes de someterse a una cirugía, soñé que estaba atorada en enredaderas. Esto presagiaba que mis enfermedades serían difíciles de eliminar. Toda mi familia se sentía deprimida y triste.

Entonces, alguien me dio una copia de Zhuan Falun, el libro principal de Falun Dafa. Leí todo el libro esa noche. Aunque no entendía los principios de nivel superior, sentía que este era un libro muy bueno. Los principios de Dafa "Verdad-Benevolencia-Tolerancia" resonaron en mí.

Pensando que Dafa era muy bueno, me inscribí en la segunda clase de enseñanzas del Fa de Shifu en Jinan. Cuando llegué a la estación de tren, mis palmas se habían vuelto de un color saludable. Otro estudiante me dijo que Shifu había limpiado mi cuerpo por adelantado.

Mientras escuchaba la conferencia de Shifu sentí una gran conmoción. Nadie me había explicado nunca los principios que escuché ese día. ¡No sabía que había otra forma de vida! Shifu nos enseñó a ser considerados con los demás y otros principios. Esto era lo que yo siempre había buscado.

Un hombre sentado a mi lado dijo que una mujer es yin y el hombre es yang. Podía sentir una corriente de aire fresco rodeando mi cuerpo. Más tarde, comprendí que el aire frío emanaba de mi cuerpo cuando Shifu me estaba purificando.

En el cuarto día de clase, Shifu me hizo un gesto con las manos e inmediatamente sentí que me había recuperado de mi enfermedad. Después de la clase, me sentí muy ligera y salí como flotando del auditorio.

Cuando volví al hotel, pensé: "Shifu, he esperado mucho tiempo por esto. Finalmente encontré lo que buscaba. Estoy decidida a seguirte y cultivarme hasta el final".

Tenía una tez amarillenta y cerosa cuando salí de casa para la clase, pero al salir de la clase, mi cara se había vuelto rosada. Mi marido estaba muy contento.

Convirtiéndome en una persona diferente

Antes de empezar a practicar Dafa, era egoísta, codiciosa y combativa. Estaba en un mal estado, mental y de salud.

Solía trabajar en una pequeña sala de operaciones. Era muy común que la gente se llevara cosas del trabajo a casa. No sentían que estaban robando, e incluso se consideraba algo apropiado poder sacar provecho del trabajo. Yo era una de esas personas que encontraba excusas para tomar lo que no me pertenecía.

En una ocasión, mi unidad de trabajo organizó un crucero. Durante la travesía, tuve un conflicto con una persona que pertenecía a otro grupo de turistas. Le tiré un vaso de agua a la cara y estalló una pelea.

Después de asistir a las clases de Shifu, cambié en un corto período de ocho días -podía diferenciar entre lo que estaba bien y lo que estaba mal-. Sabía qué clase de persona quería ser y me convertí en practicante de Dafa.

Las enseñanzas del Fa de Shifu continuaron resonando en mi mente, y experimenté grandes cambios. En el trabajo, ya no era quisquillosa con las tareas, sino que aceptaba cualquier cosa sin quejarme.

Compré un cartucho de tinta para la impresora para compensar las pérdidas por mi robo en el pasado. Viendo mis cambios, más de 10 personas en mi lugar de trabajo también empezaron a practicar Dafa.

Para celebrar la admisión de mi hijo en la universidad, mi esposo cenó con el jefe de su departamento. El jefe cargó la cuenta a la cuenta corporativa. Convencí a mi marido para que lo pagara al día siguiente. El trabajador del restaurante no entendió la razón. Le expliqué: "Soy una practicante de Falun Dafa. Dafa nos enseña a no aprovecharnos de los demás. Todo lo que has visto sobre Falun Dafa en la televisión es mentira".

Antes, no me gustaba mi suegra y planeaba no cumplir con mis deberes filiales. Cuando me convertí en practicante, animé a mi marido a trasladar a su madre a una casa enfrente de la nuestra, para que pudiéramos cuidarla mejor.

Dafa me ayudó a eliminar el egoísmo y el resentimiento. He cuidado de mi suegra siguiendo los principios de Dafa. Ella me elogió en público y me dijo que la trataba mejor que su propio hijo. Mi cuñada me agradeció que fuera tan amable con su madre. Yo le respondí: "Debería dar las gracias a Dafa. Si no fuera por Dafa, no podría hacerlo".

Dafa me enseñó a ser una buena persona

Cuando el partido comunista chino (PCCh) lanzó la persecución contra Falun Dafa en 1999, todos los empleados de mi empresa fueron forzados a asistir a una reunión sobre Falun Dafa. Durante el encuentro, todos me miraron. Aproveché esta oportunidad para aclarar la verdad sobre la práctica. Les hablé de los milagros que me sucedieron y de mis cambios físicos y espirituales. Mis colegas aplaudieron al final de mi intervención.

He sido detenida ilegalmente en un hotel, en un centro de detención y en un campo de trabajo. Sentí resentimiento y odio al principio. Tenía miedo de la policía y de los patrulleros. Los odiaba por calumniar a Dafa y difamar a nuestro gran Shifu. Los odiaba por decir mentiras.

Mis familiares fueron amenazados por los funcionarios del partido comunista chino (PCCh) que me exigieron que abandonara la práctica. Me negué.

Los principios de Dafa me rectificaban continuamente. Shifu nos enseñó a ser considerados con los demás y a mirar hacia adentro cuando enfrentamos conflictos. Por lo cual, me siento muy mal cada vez que hago daño a otras personas.

Shifu dijo:

"Si siempre eres misericordioso, tratas a los demás benevolentemente, consideras a los demás al hacer cualquier cosa, y cada vez que se presenta un problema piensas primero si los demás podrán aguantar o no y si dañas a otros o no, entonces no surgirá ningún problema. Por consiguiente, debes refinar gong según estándares altos, exigirte con estándares aún más altos" (Cuarta Lección, de Zhuan Falun).

Shifu nos enseñó que una persona que hace malas obras perderá la virtud. Una persona que está desprovista de toda virtud se enfrentará a la extinción del cuerpo y del alma. Perder la virtud es algo horrible, y la persecución a Dafa y a los practicantes es lo peor. Los policías, los familiares de los practicantes y otros perseguidores que no conocen la verdad son víctimas de las políticas del PCCh. Por eso Shifu quiere que les aclaremos la verdad sobre Falun Dafa.

Me entristecía cada vez que veía a alguien haciendo cosas malas. Una vez, los oficiales de policía me arrestaron y me llevaron a la comisaría. Lo primero en lo que pensé fue en cómo salvar mis libros de Dafa. Pero rápidamente me di cuenta de que estaba siendo demasiado egoísta. Por lo tanto, decidí salvarlos y no dejar que se convirtieran en víctimas ellos mismos.

Cuando les aclaré la verdad a los agentes de policía, me preguntaron si los odiaba. Un oficial me dijo: "Yo le arresté. ¿No cree que soy despiadado?". Otro dijo: "Miren muchachos, ¿qué le han hecho para que luzca así?".

Lo que esta persona dijo me dolió como si me clavaran un cuchillo en el corazón. Entonces, me comprometí a cultivarme con aún más firmeza y diligencia para salvarlos. Me soltaron unas horas después.

En una ocasión, un hombre me reprendió cuando le aclare la verdad sobre Falun Dafa. Seguí hablándole con calma. Mencioné los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Me preguntó si la compasión significaba que no me enfadaría aunque me regañaran.

Respondí: "Nosotros, los practicantes, hemos sufrido la persecución. Pero ignoramos nuestra seguridad personal y no tenemos miedo de perderlo todo. Sólo quiero decirte la verdad y espero que no te continúes implicado cuando el partido sea destruido. Creemos firmemente en Dafa y seguiremos contando la verdad al mundo. ¿No es esto compasión?".

Estuvo de acuerdo. Acabó entendiendo la verdad y por qué practicamos Dafa.