Usemos nuestro ambiente familiar para cultivarnos

(Minghui.org) Muchos practicantes de la tercera edad se enfrentan a problemas vinculados con la familia. Algunos son adultos, tienen hijos que se han casado y no practican Falun Dafa, y que por lo tanto son gente común y no entienden la importante que es para un practicante mantener un buen ambiente de cultivación.

Le piden a sus padres (que practican Falun Dafa) que cuiden de sus hijos, en lugar de enviarlos a una guardería, o piden a sus padres apoyo financiero continuamente.

Como resultado, estos practicantes ancianos pasan cada vez menos tiempo estudiando el Fa. Algunos incluso han desarrollado dolencias físicas, que empeoran progresivamente. Realmente se sienten indefensos.

Sin embargo, se encuentran en esta situación precisamente porque están demasiado apegados a la familia, y por lo tanto están siendo interferidos por las viejas fuerzas.

Parece natural que los padres quieran que sus hijos y nietos vivan una vida feliz. Sin embargo, como practicantes, no debemos apegarnos demasiado. El destino de un niño está determinado por seres divinos, no por sus padres terrenales.

Algunos practicantes parecen vivir solo para sus hijos. Cuando sus hijos están pasando por una tribulación, los padres no pueden comer ni dormir. Si no se deshacen de estos sentimientos humanos, las viejas fuerzas se aprovecharán definitivamente de sus brechas.

Como practicantes, debemos darnos cuenta de que nuestro entorno familiar es el mejor lugar para deshacernos de nuestros diversos apegos humanos. Los niños sirven como un espejo para nuestra cultivación, reflejando en nosotros todas nuestras mentalidades incorrectas.

Por ejemplo, cuando un niño se comporta bien, los padres suelen estar felices. ¿Por qué están contentos? Porque sus hijos los tratan bien. Entonces, ¿podría esta felicidad representar una prueba?

Cuando un niño no se comporta bien, ¿reaccionan sus padres con enojo, quejas o lágrimas? ¿No se supone que el comportamiento del hijo debe exponer los diversos apegos humanos de sus padres? Como padres, ¿no deberían estar agradecidos por estas tribulaciones?