(Minghui.org) Empecé a practicar Dafa en 1999. Han sido diecinueve años duros, durante los cuales el Maestro purificó mi cuerpo tanto por dentro como por fuera. Los practicantes pueden, devolverle de mejor manera al Maestro por su protección y sacrificio a través de una cultivación sólida.
Tenemos un invernadero donde cultivamos uvas, pero como las uvas no necesitan mucho trabajo, normalmente paso las mañanas cuidándolas y luego salgo con otros practicantes por las tardes para hablar con la gente sobre Falun Dafa. Por las noches leo el Fa con los compañeros practicantes.
En verano de 2017, llovió demasiado y se rompió la cubierta del invernadero, lo que provocó que el agua entrara y dañara muchas viñas. Ese invierno, solo de la mitad de las vides crecieron brotes florales, y eran bastante pequeños. En estos casos los viticultores expertos esperan una cosecha pobre debido al número de viñas dañadas.
Estaba muy preocupada. El invernadero era una gran inversión, y justo lo había pagado con los ingresos obtenidos de la venta de las uvas. Además, al mismo momento había invertido 30.000 yuanes en cultivo de algodón. Si el invernadero no trajera dinero este año, tendríamos problemas financieros.
Mientras nuestro hijo había ahorrado algo de dinero, tenía casi 24 años y era la hora de buscar una esposa. No tuve la oportunidad de comprarle una casa o un coche como parte de los preparativos para su boda, pero tampoco quería darle más estrés.
Si mi marido hubiera ido a otro lugar a buscar trabajo, yo habría tenido que ocuparme del invernadero sola y, por lo tanto, tendría menos tiempo para ofrecer salvación a la gente. He oído que las vides de otras familias también fueron dañadas por la lluvia, y que habían cambiado a cultivar calabazas. Pero el cultivo de calabazas es aún más laborioso que el de las uvas, e interferiría también con mi trabajo en Dafa, el cual decidí que era mi máxima prioridad.
Hablé con mi marido, que no practica Dafa pero apoya mi fe. Le dije que el tiempo presente existe debido a los sacrificios del Maestro para salvar a más seres conscientes. Si usáramos este tiempo para ganar dinero en casa en lugar de ofrecer salvación a la gente, sería como cometer un crimen. Mi esposo estuvo de acuerdo. Aunque dije esto, todavía me sentía molesta de que nuestra cosecha de uva no sea rentable.
Crecí en una familia acomodada. Cuando me casé, todavía quería tener una buena posición económica, así que pasé mucho tiempo tratando de ganar dinero. Para mí, el dinero era la felicidad. Estaba molesta, pero sabía que mi descontento provenía de mi apego al beneficio personal, un apego del que quería librarme.
Todas las tardes salía a aclarar la verdad y ayudaba a la gente a renunciar a su membresía del partido comunista chino (PCCh). Por la noche leía el Fa. Sin embargo, todavía me sentía incómoda y a veces no podía dormir. Fui al invernadero y caminé de un lado a otro. Entonces recordé las palabras del Maestro:
"Entonces nosotros, los cultivadores, aun menos debemos comportarnos de este modo; nosotros los cultivadores hablamos de seguir el curso natural: si algo te pertenece, no lo pierdes, y si algo no es tuyo, no lo consigues por más que luches (Séptima Lección, Zhuan Falun).
Me sentí más ligera después de recordar esto, pero mi apego a la ganancia material seguía siendo un problema.
Una mañana después del desayuno, le dije a mi apego que se fuera y muriera, que quería salvar a más seres conscientes tal y como el Maestro me había instruido. Mientras decía esto, me di la vuelta y vi el Fashen del Maestro sonriendo. Mientras el Fashen sonreía, yo también sonreía. La sonrisa salió de mi corazón y me sentí verdaderamente feliz. A partir de ese momento, no volví a sentirme enojada. El Maestro quitó todas las cosas impuras de mi cuerpo.
Poco a poco, las uvas comenzaron a brotar. Aunque las flores eran pequeñas, todas las vides florecieron. Con mi esposo no pensamos en cuánto dinero se podrían ganar con las uvas; simplemente hicimos lo mejor para cuidarlas.
El Maestro nos ha enseñado que las plantas también son seres vivos, así que debemos ser amables con ellas. Así que a veces hablaba con ellas; les decía que yo era una practicante, que mi misión era salvar a los seres conscientes, y que, si crecían bien, ellas también desempeñarían un papel importante en mi misión.
Un día estaba nublado, con mucho viento y nevando. Hacía bastante frío, y sabía que no habría nadie afuera con ese tiempo. Sin embargo, no podía quedarme en casa, así que decidí ir a hablar con la gente de todos modos. Cada persona salvada cuenta. Con otros practicantes fuimos a una aldea cercana y encontramos las calles vacías. Hablamos entre nosotros y esperábamos que la gente pronto saliera de sus casas.
Condujimos hasta el pueblo y pronto vimos a algunas personas. Les explicamos los hechos sobre Falun Dafa. Cuando encontramos puertas abiertas, algunos practicantes entraban a las casas para aclarar la verdad.
En el camino de vuelta a casa, vimos a siete u ocho personas de pie en medio de la carretera. Me preguntaba por qué se quedaban ahí parados en un día de tanto frío. Otro practicante dijo que debe ser porque el Maestro había hecho arreglos para que ellos hablaran con nosotros. Así que nos acercamos y les dimos a cada uno un volante. La mayoría de ellos abandonaron el PCCh y se marcharon felices a sus casas. Curiosamente, todos vivían muy lejos. Algunos se dirigían al norte, otros al sur, al este o al oeste. Ninguno vivía en la zona. Esto realmente sucedió porque Maestro lo arregló.
En primavera de 2018, más practicantes querían unirse a nuestro pequeño equipo e ir a los pueblos cercanos para aclarar la verdad a la gente. Sin embargo, no había suficiente espacio en nuestro coche. Después de algunas discusiones, decidimos colaborar y comprar otro coche por un valor de 5.000 yuanes. Estuve de acuerdo, pero no me sentí muy cómoda con el plan. Todavía no sabía cuánto ganaríamos con la cosecha de las uvas este año. Entonces me di cuenta de que salvar a la gente era más importante que ganar dinero.
Hablando con mi marido, él dijo que podíamos costear el coche nosotros mismos, sin la contribución de los demás practicantes. Sin embargo, los compañeros se negaron a permitirnos comprarlo por nuestra cuenta. Al final, los practicantes aportaron 2.000 yuanes, y yo pagué el resto para que finalmente tuviéramos un coche nuevo y trabajáramos juntos en nuestros deberes sagrados.
El nuevo coche era más rápido y podía recorrer distancias más largas, esto ha sido genial. Como teníamos muchos practicantes en esta área, usábamos el coche para viajar a pueblos más lejanos donde había menos practicantes. Algunas tardes, pudimos ayudar a cuarenta o más personas a abandonar el PCCh. Incluso si no lo hacían, recibían un volante que podían leerlo más tarde.
Desde que compramos el coche, nuestras uvas estaban en un estado perfecto y crecieron muy rápido. Otros aldeanos vinieron a ver nuestras uvas y dijeron que estaban sorprendidos. Incluso la persona que venía habitualmente a comprobar las plantas se quedó atónita. Las uvas en 2018 eran grandes y tenían una buena textura y apariencia.
En nuestro pequeño invernadero cultivamos uvas por un valor de 11.000 yuanes.
Hoy en día no me preocupo por los bienes materiales. Si puedo cumplir con las tres cosas que un practicante de Dafa debe hacer, entonces soy la persona más feliz.
¡Gracias Maestro!