(Minghui.org) Cuando estaba a unos siete u ocho metros de la sala de bombas, la respiración se hizo imposible porque el aire estaba lleno de gas tóxico. Intenté contener la respiración y pensar: Debo apagar el interruptor pase lo que pase; si la fuga de gas continúa, causará una explosión terrible.
No dejé de gritar: "¡Maestro! Ayúdame!", mientras avanzaba. Encontré un interruptor situado frente a la puerta y lo apagué, pero la bomba seguía funcionando. Así que continué, intentando encontrar el interruptor correcto. Encontré otro a tres o cuatro metros dentro de la sala y lo apagué. La bomba se detuvo y la fuga cesó. Me di la vuelta y me fui.
La ansiedad y el miedo hacían temblar mis piernas y todo mi cuerpo estaba muy débil, tuve que sentarme. "Gracias, Maestro", dije en mi corazón. "Todos en los alrededores deberían estar agradecidos a nuestro Maestro y a Falun Dafa". Sin Su protección, se hubiera repetido la horrorosa "explosión de Tianjin" porque hay siete gigantescos contenedores de gas en nuestro patio, con alrededor de 70 toneladas de gas inflamable y explosivo. Una explosión habría sido un desastre, con muchas víctimas mortales y heridos.
Fue nuestro Benevolente Maestro quien ayudó a los habitantes y a mí a librarnos de un desastre mortal. ¡Gracias, Maestro!
Todo el mundo sabe que cuando el gas licuado se filtra en una habitación, el simple hecho de encender o apagar una luz puede desencadenar una explosión. Aunque nuestros interruptores son resistentes al fuego, las cajas de distribución eléctricas están todas abiertas.
En esta situación en particular, el cuarto de bombas estaba lleno de gas licuado y era imposible que alguien pudiera respirar; además, cualquier persona que respirara cualquier gas licuado se intoxicaría.
Cuando estaba en la sala de bombas, olvidé por completo la respiración y tampoco sentí molestias. Fue un verdadero milagro.
Todos mis compañeros me dijeron: "Fuiste muy valiente. Si la explosión sucedía, no habría quedado nada de ti".