(Minghui.org) Soy una practicante de Falun Dafa que comenzó a practicar en 1997. El 26 de noviembre de 2017, fui atropellada por una motocicleta mientras caminaba cerca de mi casa y estuve inconsciente por más de 3 horas.

Primero recobré el conocimiento en el hospital y supe que algo grave había ocurrido cuando vi a un médico con bata blanca junto a la camilla en la que estaba tumbada. Vi a mi marido a mi lado y le dije: "Rápido, pídele al Maestro que me salve". Luego volví a caer inconsciente.

Los parientes contaron más tarde que no habían sido capaces de entender lo que estaba diciendo, a pesar de mis repetidos murmullos. Los médicos del hospital finalmente confirmaron que tenía una conmoción cerebral, lo que me dejó con mareos severos y huesos fracturados en la cara. No podía abrir la boca para comer o beber. Mis ojos estaban hinchados como si fueran meras rendijas. Me hospitalizaron para tratamiento y bajo observación.

Mi marido y mi hija han apoyado mi decisión de seguir practicando Falun Dafa y sabían de su poder milagroso. Después del accidente, mi hija se puso en contacto con otros practicantes que trabajaban en el mismo hospital. Ellos a su vez se pusieron en contacto con otros, que se apresuraron a mi lado para ayudarme a enviar pensamientos rectos.

A medida que mi conciencia principal se fue aclarando, estalló una confrontación. Los compañeros practicantes expresaron su deseo de que dejara de recibir tratamiento y regresara a casa. Viendo la gravedad de mis heridas, mis hermanas y hermanos no estuvieron de acuerdo e insistieron en que me quedara en el hospital, y pude entender por qué. Les dije: "Ya son las 9 de la noche. Deberían volver a casa. Mi marido estará aquí conmigo, y mi mente ya está más clara".

Solo después de ver que los practicantes partieron, mis hermanos dejaron sus temores y se fueron a casa. Luego, le pedí a mi marido que me quitara la aguja de la infusión y le dije: "Estaré bien. He elegido ayudar al Maestro a rectificar el Fa y ¡salvar a los seres conscientes!".

En ese momento, un pasaje de las enseñanzas del Maestro apareció en mi mente:

"...la liberación personal no es la meta de la cultivación; vuestro gran voto cuando vinieron fue en realidad la salvación de los seres conscientes y ésta es la responsabilidad y la misión que la historia les ha otorgado durante esta rectificación del Fa" (Dejen ir los corazones humanos, salven a la gente del mundo, Escrituras esenciales para mayor avance (III)).

Los otros pacientes de mi sala eran incrédulos. Traté de decirles la verdad sobre la persecución de Falun Dafa y les aconsejé que dejaran el partido comunista chino (PCCh) y sus organizaciones juveniles, pero como todavía me veía tan gravemente lesionada, ninguno de ellos estaba convencido de ello. Viendo que mis esfuerzos eran inútiles, busqué la ayuda del Maestro: "Por favor, muéstreles un milagro esta noche. Los arreglos de las viejas fuerzas me han obligado a venir aquí. Sin embargo, no deseo haber venido en vano. Quiero salvarles la vida demostrando que Falun Dafa es extraordinario". Con esto en mente, dejé de lado mis planes de regresar a casa, decidida a aclarar primero los hechos a mis médicos y a la familia del motociclista.

Durante toda la noche, recité el Fa de memoria con diligencia y repetidamente. Poco después, pude beber con una pajita. Mi marido también comentó con una sonrisa: "La hinchazón de tu cara ha disminuido tan rápido". Le dije: "Deberías tratar de dormir un poco. ¡Estaré bien, ya que el Maestro me está protegiendo!". Estuvo de acuerdo, pero me hizo prometer que lo despertaría si necesitaba ir al baño.

Seguí recitando el Fa de memoria y enviando pensamientos rectos hasta altas horas de la noche, cuando sentí la necesidad de ir al baño. Decidí ir sola, sin ninguna ayuda. Eso sorprendió a los demás en la sala. "¿Cómo se las arregló para curarse tan rápido? La llevaron a la sala hace apenas unas horas, y ahora puede ir sola al baño...", dijeron con asombro.

A la mañana siguiente le dije a mi marido: "Es probable que el conductor de la motocicleta se presente hoy. Deberíamos explicarle las cosas claramente. Como él mismo llamó a la policía, no pediremos ninguna compensación. Entonces podemos irnos a casa". Mi decisión sorprendió y desconcertó a mis compañeros pacientes. Ellos dijeron: "Nos negamos a irnos porque aún no nos han indemnizado por nuestras heridas. Tú, por otro lado, pides irte aunque aún no te hayas recuperado".

Poco después, la esposa del motociclista llegó y nos pidió que resolviéramos el asunto de la compensación en privado. Nos preguntó cuánto queríamos. Mi marido le contestó: "Tienes la suerte de haber conocido a una buena persona". Le dije a la esposa: "Soy una practicante de Falun Dafa. Sé que su marido no me atropelló intencionadamente. No temas, no te pediré dinero. Solo espero que tengan en cuenta que 'Falun Dafa es bueno' y que se retiren del PCCh y de sus organizaciones juveniles para garantizar su seguridad".

Estaba tan aturdida que apenas podía creer lo que le había dicho. Había traído a la madre y a la tía del motociclista para ayudar con el regateo, y ellas también se sorprendieron al enterarse de mi decisión. Con lágrimas en los ojos, la madre del motociclista me cogió de la mano y me dijo: "¿Cómo puede existir una persona tan buena? ¡Temía que ni siquiera un año de salario fuera suficiente para cubrir el costo! Tienes mi profunda gratitud".

Su tía me dijo: "Querida, yo personalmente saldré y les diré a todos que 'Falun Dafa es bueno'". Los practicantes de Falun Dafa son todos buenas personas y hemos tenido mucha suerte". Los médicos, enfermeras y pacientes de mi sala que habían presenciado el acto también se sintieron conmovidos. También comentaron: "Ella es realmente una buena persona, ¡Falun Dafa es bueno!".

Por miedo a ser detenido si no tenía suficiente para compensarnos, el motociclista se negó a visitarme en el hospital. Después de enterarse de que había sido dado de alta del hospital, presentó una solicitud a la policía de tráfico para que cerrara el caso en un plazo de 3 días, lo que desconcertó a mi familia y a mis compañeros de practicantes. Todavía me estaba recuperando de mis heridas y necesitaba unos días más. ¿Por qué la repentina urgencia de cerrar el caso?

Busqué en silencio mis pensamientos y recordé el consejo del Maestro de ser considerado y pensar primero en los demás. Me di cuenta de que el motociclista estaría preocupado hasta que el caso no estuviera cerrado. Le dije a mi familia y a mis compañeros de practicantes: "He decidido ir. Somos cultivadores que consideramos a los demás primero. No debemos dejar que se preocupe innecesariamente, especialmente porque no entiende la razón de nuestra decisión".

Mi familia y mis compañeros  me acompañaron a la comisaría. Después de firmar, el motociclista se volvió hacia mí y me dijo: "Pensé que me detendrían con seguridad. Debo darle las gracias". Luego se inclinó profundamente ante mí. Le aconsejé que dejara el PCCh y le dije que le diera las gracias a Maestro en vez de a mí.

Inmediatamente después de mi alta del hospital, otros practicantes hicieron arreglos para que me quedara en la casa de una practicante de la 3.ª edad. Estudiamos el Fa e hicimos los ejercicios juntas. Busqué en mi interior y encontré muchos de mis apegos, los cuales procedí a corregir.

En tres días, además de que mi apariencia volvió a la normalidad, noté que me veía más joven y bonita que antes. En el 7.º día, salí a aclarar los hechos a amigos y familiares. Muchos de mis amigos y parientes se habían opuesto a mi decisión de darme de alta del hospital: sabían que los médicos habían dicho que tardaría al menos veinte días en recuperarme. El ser testigos de mi milagrosa recuperación los convenció eficazmente de la asombrosa fuerza de Dafa.