(Minghui.org) Mi nombre es Yang Yang. Mi madre es practicante de Falun Dafa, también llamado Falun Gong. Un día me contó que el Maestro dijo:
“¿No les he dicho que cuando una persona practica, toda la familia se beneficia?” (Exponiendo el Fa en el Fahui de Australia 1999).
Soy un ejemplo vivo de esta verdad del Fa.
Shifu encontró una "madre" bondadosa para mí
Cuando tenía 11 años, arrestaron a mi madre por su fe. Yo no tenía ninguna familia cercana, así que me llevaron con un pariente en la provincia de Shandong. Tenían un restaurante.
Me exigieron que realizara trabajos pesados en su restaurante, incluso agregar carbón a las estufas, quitar las cenizas y dejar limpio el suelo. Temía los fines de semana y las vacaciones porque tenía que trabajar todo el día. No tenía tiempo de descanso, y mucho menos tiempo para hacer mi tarea.
Siempre tenía hambre. Una vez me comí los restos de comida de un cliente. Mi pariente me gritó inmediatamente: “¿Quién te crees que eres? ¿Una invitada aquí?”. Aún peor, ellos planearon prohibirme volver a la escuela el siguiente semestre. Querían que trabajara como los demás pero sin recibir ninguna paga.
Un día, hubo una reunión en la casa de mi compañero de clase Qingqing. Me encontré muy bien. La madre de Qingqing era especialmente buena conmigo. Era tan cariñosa y atenta que me sentí cercana a ella.
Me preguntó: "¿Quién eres? ¿De dónde vienes? Me resultas tan conocida”. Estaba sorprendida: "¿Me conoces?”, le dije. Ella asintió con la cabeza: "He soñado contigo durante las últimas dos semanas. Te acercabas cada día hasta que te alcancé y te agarré. ¡Me pregunto qué tipo de relación predestinada es esta!”. Me dio un gran abrazo de oso, que sentí como el abrazo de una madre.
Cada vez que visitaba a Qingqing, su madre me invitaba a cenar. Pero no quería darle problemas. Un día le dije que tenía comida en casa y que debía irme a casa. Estuvo de acuerdo: "Me gustaría visitar tu casa también y ver qué tienes". No tuve más remedio que consentir.
Vivía en una habitación que mi pariente me alquiló. Cuando llegamos, fue directamente a la cocina, y vio que no había nada para comer. Me preguntó: "¿Dónde está tu comida, querida?”. Se dio la vuelta y me dijo: "Espérame".
Regresó con un gran tazón de fideos con dos huevos encima. Me puse a llorar. Preguntó: “¿Dónde está tu madre? ¿Dónde está tu casa?". Le conté todo: "Mi casa está en el noreste de China. Mi madre fue encarcelada porque practica Falun Dafa. Me vine a vivir con mis parientes aquí”.
Las lágrimas corrieron por su rostro y me abrazó con fuerza. “Vente, vente a mi casa. Aunque no somos ricos, no te dejaré pasar hambre. Los practicantes de Falun Dafa son buenas personas. Quédate conmigo a partir de ahora”.
A partir de ese día, me convertí en su tercera hija. Iba a la escuela con Qingqing todos los días, y ya no me sentía sola o asustada. Me sentí protegida y mimada como una más de sus hijas.
Mis familiares se sintieron molestos y comenzaron a difundir rumores. Me preocupaba tener que volver con ellos. Pero la madre de Qingqing soportó toda la presión y se quedó conmigo. ¡Estuve con ella durante tres años!
Fue bendecida por su bondad. Cuando su hija se casó, estableció una empresa con su marido. Su negocio progresó tanto que ahora todos admiran su éxito.
Estoy profundamente agradecida al Maestro Li (el Fundador de Falun Dafa). Fue Shifu quien me encontró una "madre" bondadosa. No puedo imaginar lo que hubiera sido de mí, si me hubiera quedado en ese restaurante.
Salvada de una terrible situación
Mi madre fue puesta en libertad en 2009, me despedí de mi madre sustituta y me fui con mi mamá a una ciudad en el sur de China.
Un día estaba esperando un autobús después de la escuela, cuando de repente una motocicleta se detuvo frente a mí. Un joven con un casco y una camisa negra me dijo: "Me gustas, ven conmigo". Me dio mucho miedo y le grité: "No te conozco. Todavía estoy en la escuela ¡No iré contigo!”. Me dijo: “No tienes elección”, y ¡entonces me agarró!
Estaba oscureciendo y no había muchos peatones en la calle. De repente recordé y supliqué en silencio: "¡Maestro Li Hongzhi, sálvame!”. Solo con un pensamiento, su mano se congeló en el aire. Se dio la vuelta, pisó el acelerador y desapareció.
Cuando pasó el terror, me desplomé en el suelo. No pude evitar llorar. Seguía diciendo en mi corazón: "¡Gracias, Maestro, por salvarme de nuevo!”.
Las enseñanzas del Fa limpiaron mi mente y me dieron sabiduría
Mis compañeros de clase me dieron a conocer los juegos de computadora y me volví adicta. Perdía tanto tiempo jugando que bajaron mis calificaciones académicas. Se acercaban los exámenes finales. Empecé a preocuparme. Mi madre sugirió que estudiáramos el Fa juntas para eliminar la interferencia. Aunque mi tiempo era limitado, leímos Zhuan Falun, el libro principal de Falun Dafa.
Me sentí mucho más lúcida y pude concentrarme mientras estudiaba mis materias. Mi madre también me dijo que recitara sinceramente: "Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno". ¡Lo hice extraordinariamente bien el día del examen, ya que la prueba fue de lo que había estudiado!
Ayuda inesperada de un extraño
Mi madre y yo volvimos a nuestra ciudad natal en el noreste de China durante mis vacaciones de verano en 2009. Entonces fue a un grupo local de estudio del Fa, donde fue arrestada y detenida otra vez. Tenía que encontrar la manera de volver a casa sola.
Estaba sin dinero así que tuve que encontrar un lugar donde trabajar para ganar lo suficiente para el billete de tren. Conseguí trabajo empaquetando manzanas. Trabajaba día y noche, pues quería ahorrar el dinero cuanto antes. Dormía en el almacén por las noches.
Una noche, conocí a una persona en la plataforma digital QQ. Me dijo que emigró a los Estados Unidos hace muchos años. Al enterarse de que mi madre practicaba Falun Dafa y de mi situación, inmediatamente me envió algo de dinero y me dijo: “Falun Dafa es un grupo legal en los Estados Unidos. Los practicantes de Falun Dafa son buenas personas. No tengas miedo. Yo te ayudaré y tú necesitas darte prisa y comprar el billete, regresar a casa y ponerte a salvo”.
Y de hecho cumplió su promesa y me apoyó enviando dinero para mis gastos cotidianos y escolares. Creo que Shifu me protegió una vez más cuando enfrentaba un momento difícil.
¡Estoy profundamente agradecida por las bendiciones de Shifu!
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