(Minghui.org) En todas las culturas, hay numerosas leyendas sobre la existencia de tiempo y espacio que trascienden a estos en los que vivimos. A continuación encontrarán una historia de la antigua China que puede ofrecernos una nueva percepción sobre este tema.

Este cuento es sobre Wang Zhi tal como se lo describe en Shuyiji (Cuentos extraños) de Ren Fang de la dinastía Meridional. Wang vivió durante la dinastía Jin (266-420 d. C.). Un día, mientras recolectaba leña, se internó en la montaña Shishi (en lo que actualmente es el condado Qu de la provincia de Zhejiang). Ese lugar era como una tierra de ensueño —apacible, con aire fresco y arroyos de agua clara—.

En su camino, Wang vio a un hombre viejo y a un niño que jugaban, sobre una gran roca junto al río, un juego de go (weiqi, una antigua forma de ajedrez). A Wang le encantaba el go, así que se detuvo para observar y dejó su hacha sobre el suelo.

Wang estaba tan absorto en el juego que perdió la noción del tiempo. De pronto, el niño lo miró y le dijo: “Es tiempo de que regreses a casa”.

Esto le recordó a Wang que había ido allí a buscar leña. Se agachó a recoger el hacha, y descubrió que la hoja se había oxidado y la madera del mango se había podrido.

Wang estaba confundido: “¿Cómo podía ser que el hacha se hubiera oxidado y podrido en el lapso que se juega una partida?”. Regresó a su aldea y quedó aún más perplejo: esta había cambiado drásticamente y nadie lo reconocía.

Wang mencionó un par de cosas sobre la aldea, y unos ancianos le dijeron que esas cosas habían ocurrido alrededor de cien años antes.

Wang se dio cuenta de que debía haber estado en un lugar de ensueño y había observado el juego allí. Un día en esa tierra podía equivaler a mil años en el mundo de los humanos. Aunque Wang solo estuvo allí por un rato, habían pasado cien años en el mundo de los humanos.

Desde entonces, la montaña Shishi suele llamarse Montaña Lanke (la montaña del hacha con el mango podrido).