(Minghui.org) (Continúa de Primera Parte)
Como practicantes de Dafa, todos, en la medida de sus capacidades, están haciendo su parte para asistir al Maestro. Luego de que comenzara la persecución, necesitábamos practicantes que fueran técnicamente competentes, así que comencé a colaborar en esa área.
El PCCh comenzó a bloquear el acceso a Internet tan pronto como comenzó la persecución. De acuerdo con los arreglos del Maestro, otro practicante me mostró cómo usar el correo electrónico para recibir artículos del sitio web Minghui y luego se los enseñé a practicantes locales que estaban produciendo materiales de aclaración de la verdad. Durante ese difícil período, el correo electrónico era una forma confiable de comunicación con el sitio web Minghui.
Había aprendido cómo usar software para franquear la censura electrónica y lo compartí con otros practicantes. A veces es muy difícil conectarse porque se necesitan varios métodos para sortear los cortafuegos del partido comunista para ingresar al sitio de Minghui. Hemos podido hacer eso a través de los años para que los practicantes locales accedieran a las últimas conferencias del Maestro. A través de Minghui Semanal ellos podían mantenerse al tanto del progreso de la rectificación del Fa y establecer un modo de contacto separado con Minghui.
La seguridad informática es muy importante. Los primeros sistemas eran complicados de instalar, la mayor parte de los términos técnicos estaban en inglés, y había que instalar muchos controladores, por lo que muy pocos practicantes sabían cómo hacerlo. Yo tampoco lo sabía.
Un practicante dijo: “Usted debería aprender”, y pensé: “¿Por qué no? Si yo no lo hago, ¿entonces quién?”. Le pedí a un practicante que me enseñara y anoté cuidadosamente el proceso completo. La primera vez que instalé una computadora no fue tan fácil como pensaba. La computadora del practicante se averió por mi culpa. Pedí prestado un ordenador portátil para continuar practicando y pasé una noche completa instalando y desinstalando el sistema una y otra vez. Luego estuve en condiciones de ayudar a los demás practicantes a instalar los sistemas y medidas de seguridad.
Las plataformas de comunicación nos proporcionaron un muy buen soporte técnico, y todo se hizo más fácil. Mientras ayudaba a los demás a instalar sus sistemas y mantener la seguridad, también fui aprendiendo. Muchos practicantes que usan computadoras son gente mayor, así que traté de hacer que el sistema fuera simple de usar y mantener. Si surgían problemas, también les era posible resolverlos. Preparé instrucciones gráficas y simples que les resultaran fáciles de usar.
También los ayudada cuando la plataforma de comunicación enviaba avisos de actualización. Ayudé a una practicante anciana a instalar un sistema de Windows 7 hace algunos años. Se alegró cuando volví a contactarla al enterarme de que el sistema iba a dejar de recibir soporte. Mientras actualizaba su sistema, descubrí que la memoria de su computadora era muy poca, lo que lentificaba la transferencia de datos. Cada paso de la instalación se complicaba y no podía completarse el inicio.
Me calmé y miré hacia adentro en busca de falencias. Me di cuenta de que tenía muchos apegos, tales como la impaciencia y la ostentación. Sentí que desde que había instalado los sistemas operativos de tantas computadoras, podía manejar todo tipo de problemas. Sentí que era muy capaz. Luego de que identifiqué esta noción, pensé: “Maestro, estoy equivocada. Me desharé del ego”. El Maestro me dio una pista sobre dónde estaba el problema, y la instalación se completó sin impedimentos.
Cuando regresé a casa, pensé sobre las dificultades que esa practicante debió haber tenido usando una computadora tan lenta. Puse a punto mi otra computadora (un modelo de alta gama que yo había ensamblado hacía unos pocos años) y se la di. Estaba muy feliz.
Las oportunidades de cultivarse están en todas partes. Trabajé con otro practicante en una actividad de aclaración de la verdad. Como yo tenía poca experiencia, principalmente investigué y aprendí los requisitos que se necesitaban. Con la ayuda del Maestro, los aprendí fácilmente. De a poco, mi apego a la ostentación fue apareciendo. Cuando el otro practicante me lo señalaba, me sentía avergonzada. Durante esta actividad, cada problema era una buena oportunidad de examinarme. Descubrí que muchos de los apegos que tenía estaban relacionados con el interés propio y el ego. Cuando logro soltar el ego, la sabiduría llega y mi eficiencia mejora.
Cuando los demás tienen problemas y acuden a mí por ayuda, siempre hago lo mejor por resolvérselos. A veces, trabajo durante la noche. Debido a que estoy haciendo lo que el Maestro ha arreglado para mí, no lo siento como una carga. Algunos practicantes dijeron: “No importa qué tipo de ayuda te pidamos, tú siempre aceptas. Jamás te negaste”. Yo les respondí: “Es mi responsabilidad”. La habilidad que me dio el Maestro me ayudó a desarrollar mis destrezas técnicas. Haré mi parte dondequiera que se necesite.
La persecución estaba en su punto más álgido cuando me contrataron en mi trabajo actual. Le mencioné al gerente de mi departamento que practico Falun Gong. Dado que necesitaban de mis aptitudes, el gerente decidió contratarme de todas formas. Considero que mi imagen y mi comportamiento son el mejor modo de validar el Fa. Nunca me he considerado como una víctima de la persecución. Siempre sonreía y era abierta y de criterio amplio. Nunca competí por ganancia personal o reputación, y esto era apreciado por mi gerente y colegas.
Debido a que presenté una denuncia penal contra el exlíder del PCCh Jiang Zemin por iniciar la persecución de Falun Gong, la policía local vino a mi trabajo, y el gerente del departamento quería castigarme. Sentí un miedo agobiante. Sabía que este miedo era un apego, pero ¿qué lo estaba originando? Me di cuenta de que tenía miedo de ser arrestada, de que mi familia resultara implicada, de perder el trabajo, de que mis colegas me miraran raro. Había muchos otros apegos también, tales como el apego al confort y a la ostentación. Tras ellos, había un apego muy grande al interés propio y al ego.
El Maestro dijo:
“La base anterior era para beneficio propio, mientras que todo lo forjado por Dafa no está apegado al ser” (Exponiendo el Fa en el Fahui de Atlanta, 2003).
El Maestro quiere que nos convirtamos en seres del nuevo universo, alguien que vive completamente para los demás. Debía librarme de este ego. Cuando entendí este Fa, mis pensamientos inmediatamente se aclararon, y me mantuve enviando pensamientos rectos para desintegrar este interés propio. Me olvidé de mi propia protección y, en cambio, sentí gran benevolencia por la gente y deseos de salvarla.
Con la intención de salvar al gerente de mi departamento, escribí una carta para decirle lo bueno que es Falun Dafa y los hechos acerca de la persecución. También señalé que la gente tiene que elegir entre ser benevolente o consentir el mal. Terminé mi carta con: “Si el departamento aún insiste en castigarme, puedo irme –no porque quiera irme sino porque no quiero que usted los ayude a hacer algo incorrecto–. Su aceptación de esto podría a futuro ser usado como prueba de que usted ayudó a perseguir gente inocente”. El gerente decidió no castigarme. Luego me enteré de que la ciudad quería usar mi caso para atribuirse el mérito ante los superiores, pero mi compañía me resguardó. Sabía muy bien que el Maestro me estaba protegiendo.
Posteriormente, personal de seguridad vino a buscarme, y les expliqué sobre la persecución. La oficina 610 de la ciudad quería tener una conversación a puertas cerradas conmigo. Después supe que se trataba de una sesión de lavado de cerebro. Esta vez, realmente no tenía miedo. Al comienzo, trataron de engañarme diciendo: “Veamos quién de ustedes es más capaz. Si puedes convencer al personal de la oficina 610, entonces eres realmente impresionante”. Cuando escuché eso, pensé: “¿Es porque tengo el apego de competir con otros?”. De pronto recordé la lección del Maestro: “Yo, esta persona, no deseo contender con otros, y con él ni siquiera lo valía” (Quinta Lección. Kaiguang, Zhuan Falun).
Pensé sobre lo que ocurrió. ¿Dónde necesitaba mejorar en mi cultivación? El Maestro me dio a entender que, para soltar totalmente el ego, necesitaba ver más allá de la vida y la muerte.
El Maestro dijo:
“El dios también, yendo ida y vuelta, no es que no se muere, pero él sabe sobre su muerte; también sabe de su nacimiento, pero ya no conlleva más su memoria original” (Fahui de Nueva York, 2019).
Entendía que todas las vidas reencarnan, así que no hay nada de que alegrarse cuando alguien nace ni de que entristecerse cuando alguien muere. La verdadera felicidad viene de obtener el Fa y de seguir un camino recto.
Cuando fui capaz de hacer a un lado el apego a la vida y a la muerte, todo cambió.
El Maestro dijo:
"Como cultivadores, ustedes se cultivan para convertirse en seres desinteresados que viven para los demás —seres con un Fa recto y una iluminación recta" (Explicando el Fa en Washington D. C., 2018).
Sentía que, como una practicante de Dafa, necesitaba comportarme de un modo abierto y recto. Necesitaba salvar a toda la gente involucrada en este asunto. Los practicantes locales también me ayudaron enviando pensamientos rectos.
El Maestro me ayudó a desatar el nudo que impedía que el secretario de nuestra compañía fuera salvado. Él no podía ver la diferencia entre el amor por China y la lealtad al PCCh. Yo no hablé sobre la magnitud de la persecución en mis cartas anteriores porque no quería que él tuviera sentimientos negativos. Dado que salvar a alguien significa tener que eliminar el problema desde su raíz, sabía que tenía que explicar la verdadera situación exhaustivamente. Le escribí una larga carta y aclaré los hechos muy precisamente. También le di un DVD con software para sortear los cortafuegos de Internet así como muchos videos de aclaración de la verdad. Adicionalmente, escribí una carta al líder de seguridad de la compañía. El “asunto 610” nunca volvió a mencionarse. Sabía que el Maestro había desintegrado todos los elementos negativos.
La actitud del secretario del departamento cambió también. Estaba impresionado de que una mujer pudiera soportar tanta presión y no renunciar a lo que cree. Hice bien mi trabajo, me comporté de un modo recto, y me conduje de manera honesta con todo.
El secretario del departamento recientemente dijo: “El 70.° aniversario del PCCh se acerca. La policía te invitó para conversar”. Le dije que estaba muy ocupada por lo que sería bueno que él rechazara la invitación por mí. Si realmente insistían, hablaría con ellos. En mi corazón, le dije al Maestro: “No es que tenga miedo de interactuar con la policía. Si es alguien con quien tenga afinidad, entonces que venga. Si no, entonces no lo recibiré”. Finalmente, el secretario se excusó por mí.
Pensé que, dado que la policía sabía sobre mí, debíamos tener una relación predestinada así que les escribí una carta de aclaración de la verdad.
Interactuamos con algunos practicantes frecuentemente por medio de proyectos. Cuando la actividad termina, es casi imposible que nos topemos nuevamente. Realmente atesoro el momento que he pasado con cada practicante. Todos vinimos a este mundo para salvar gente. Debemos alentarnos mutuamente y mejorar juntos nuestra cultivación.
Parecía que tenía una gran conexión con una practicante. Cuando ella estaba enviando pensamientos rectos, otro practicante vio que ella estaba en una situación muy peligrosa. Fui a buscarla y supe que estaba manteniendo una relación inapropiada. Intercambiamos experiencias de cultivación y entendimientos, e hizo un gran esfuerzo por corregir su comportamiento.
Su salud empezó a decaer hace dos años. Sus fibromas uterinos empeoraron. Estaba pálida y no tenía energía.
Un día me comentó lo que había atravesado. Recién entonces me di cuenta de lo peligroso de su situación y de que su vida estaba en riesgo. Podía sentir su indefensión y su sincera búsqueda de ayuda. Continué enviando pensamientos rectos. Los otros practicantes también ayudaron enviando pensamientos rectos. Sentía todo el cuerpo frío y dolorido. Sabía que los malos elementos se estaban desintegrando.
Luego de volver a casa, empecé a tener fiebre y sentía dolores por todos lados. Continué enviando pensamientos rectos durante los siguientes cuatro días. Me negaba a aceptar los arreglos de las viejas fuerzas para esta practicante.
Nunca me enfoqué en la incomodidad que sentía. Fue como si ella y yo fuéramos un solo cuerpo y estábamos destruyendo juntas al mal. El quinto día, el dolor gradualmente disminuyó, pero tenía un dolor de cabeza tan fuerte que se me partía. No me desalenté y continué enviando pensamientos rectos, aún en mis sueños.
Después de eso, el cuerpo ya no me dolió. Sabía que el mal estaba completamente eliminado.
Les conté a los demás practicantes acerca de mi experiencia con esta lucha entre el bien y el mal. Le pregunté a la practicante: “El Maestro te ayudó a cambiar tu rumbo. ¿Continuarás practicando?”. Contestó con firmeza que sí continuaría. Tan pronto como terminó de decir eso, se paró para ir al baño y expulsó dos fibromas.
El año siguiente, el estado de cultivación de esa practicante tuvo altos y bajos. No era muy diligente en su cultivación, por lo que los fibromas uterinos crecieron nuevamente, y esta vez eran más grandes. Un día, hace poco, ella me contactó. Sonaba como si se estuviese preparando para morir. Mirándola, me sentí triste. Sabía que todos tienen que recorrer su propio camino de cultivación, pero me preguntaba qué otra cosa podía hacer yo. Me sentí un poco perdida.
El Maestro me dio a entender que los practicantes de Dafa son un cuerpo. El saludo del Maestro Al Fahui de Canadá se publicó, y la primera oración me conmovió profundamente: “La maldad que establecieron las viejas fuerzas utilizando fuego y sangre no quiere que Dafa se manifieste”. Esta vez, el Maestro no usó el término “discípulos de Dafa”. El dijo “Dafa”.
Yo inmediatamente entendí lo que debía hacer. Nuestras vidas fueron elegidas por el Maestro. Cada practicante de Dafa es único e indispensable. El camino que cada practicante de Dafa toma y todo lo que aprende del FA, cuando se juntan, son una parte integral de Dafa. Todos nosotros somos un gran cuerpo. Las viejas fuerzas persiguen practicantes distanciando a unos de otros. Luego los persigue individualmente.
De inmediato fui a buscar a esa practicante. Antes de que pudiera decir nada, ella me dijo que había sentido una fuerza que la sustraía del cuerpo principal de practicantes y se sintió cada vez más renuente a interactuar con alguien. Yo sabía que los elementos negativos estaban tratando de aislarla y matarla.
Empecé a enviar pensamientos rectos en su casa cada cuatro horas durante tres días. Las viejas fuerzas arreglaron que ella se enredara en una relación inapropiada como una excusa para destruirla. Nosotras rechazamos completamente todo lo relacionado a este asunto. Tres días más tarde, se sintió relajada. Estaba deseosa de leer las enseñanzas y hacer los ejercicios.
Otra practicante fue a cuidar a sus nietos, pero regresó luego de una fuerte pelea con su hija. Su estado de cultivación no era bueno. Cuando la vi, tenía dificultad para caminar. Pude ver la aflicción que estaba experimentando: perdida en la emoción, pero con el deseo de cultivarse diligentemente. Intercambié entendimientos acerca de la cultivación con ella y la ayudé a recobrar su confianza en la práctica. También envié pensamientos rectos con ella para eliminar los arreglos de las viejas fuerzas, que estaban perturbando su habilidad para cultivarse.
Le sugerí que se conectara y leyera el sitio web de Minghui. Le ayudé a comprar una computadora, le instalé el sistema y le enseñé cómo usarlo. Durante el proceso, sentía la espalda como si me la hubiera partido un hacha. Era tan doloroso que no podía siquiera darme vuelta cuando dormía. Hasta levantar el brazo para enviar pensamientos rectos era un tremendo esfuerzo. Sabía muy claramente que las viejas fuerzas no querían que esta practicante mejorara, así que persistí en mandar pensamientos rectos para desintegrar las cosas negativas que la controlaban.
En poco tiempo, ella se hizo muy diligente. Ahora estudia el FA, envía pensamientos rectos y aclara la verdad todos los días. El mes pasado, su hija volvió con sus niños. Sin importar cuán difícil se puso la situación, ella fue capaz de mantener su estado de cultivación y no tuvo conflictos con su hija. Dijo: “Durante tantos años, no supe cómo mirar hacia adentro. Culpaba a los demás por todo. Ahora que entiendo cómo mirar mi interior, sé que todo es debido a mis propios problemas. Tan pronto como identifico mis apegos, inmediatamente los elimino”. Estoy feliz por ello desde el fondo de mi corazón.
Hay muchos practicantes mayores en nuestro grupo de estudio del Fa. Hacen las tres cosas tenazmente y han tenido muchas experiencias movilizantes. Los alenté a escribirlas y enviarlas al sitio web de Minghui. También los incentivé para que participen en el Fahui de China en Minghui.
Luego de editar sus artículos, los envié al sitio web de Minghui. A veces, lleva unos cuantos días editar un artículo, pero estoy muy feliz de ayudar. Siento que incluso las historias cortas son el resultado de la cultivación de nuestros compañeros practicantes, así que son preciadas. Algunos de estos artículos fueron publicados rápidamente, y los practicantes se sintieron animados.
Cada paso que he dado en mis veinte años de cultivación es muy valioso. Cada paso fue el resultado de la infinita compasión del Maestro.
El Maestro dijo:
“De hecho, los atesoro a ustedes más de lo que ustedes se atesoran a sí mismos, porque ustedes existen junto al Maestro. Ustedes son los dioses más magníficos del futuro, los modelos ejemplares del nuevo cosmos y la esperanza del hombre del futuro" (Exponiendo el Fa en el Fahui de Australia).
Solamente podemos entender una pequeña parte del infinito contenido del Fa cuando realmente nos cultivamos. No hay forma de que pueda pagarle al Maestro por todo lo que Él ha hecho. Solo puedo pasar el tiempo que queda salvando seres conscientes.
Estas son mis experiencias de cultivación. Por favor, señalen cualquier cosa inapropiada en mi entendimiento.
¡Gracias, Maestro! ¡Gracias, compañeros practicantes!