(Minghui.org) Me gustaría compartir con los compañeros practicantes mi arduo camino de tratar de superar al demonio de la lujuria. Aún estoy en el camino pero siento que ya es tiempo de compartirlo.
Mientras crecí, mi comportamiento era bueno y amable pero mi mente solía ser sucia. Fui al preescolar a los dos o tres años y ahí ocurrieron abusos sexuales. Aunque nunca quise atribuirle a eso la causa de mi problema, creí que había una conexión. Es fundamentalmente por mi yeli, pensé.
Crecí en una familia espiritual. Íbamos a la iglesia cada semana y yo hacía mi esfuerzo por ser un católico devoto. Además de los requisitos de esperar intimar hasta el matrimonio, no había orientación sobre cómo lidiar con las relaciones entre hombre y mujer o sobre cómo superar los deseos sexuales.
Una de las más evidentes fallas al tratar con el demonio de la lujuria es que me comparaba con la gente común. Comparado a ellos, era diferente. Era tímido, nunca tuve una novia en la preparatoria ni en la universidad. Mis amigos tenían sus novias y algunos de ellos tenían relaciones sexuales extramaritales. Pero yo planeé esperar hasta que me casara. Comparándome con no practicantes creé una ilusión de que no tenía un conducta lujuriosa. Pero frecuentemente tenía pensamientos lujuriosos y fallaba la prueba muy seguido.
El Maestro dijo con respecto a las imágenes lujuriosas:
"Ni bien se muevan tus pensamientos, quizás eyacules y eso se hace realidad" (Sexta Lección, Zhuan Falun).
Comencé a practicar Falun Dafa un año después de que me gradué de la universidad. Supe que me cultivaría por el resto de mi vida y que continuamente mejoraría mi xinxing. Es así que me preocupé de que nunca fuera a tener intimidad con alguien. Me apegué a casarme. Pasaron otros ocho años antes de que eso parara.
Traté de entender la fuente de mi lujuria y traté de eliminarla por muchas maneras. En un punto, no me permití pensar en ninguna imagen lujuriosa. Pero aún no había eliminado mi deseo sexual, así que sentía el deseo de eyacular.
Me di cuenta de que si miraba a una chica atractiva dos o más veces al día, el demonio de la lujuria me visitaría en la noche. Esto me ayudó a darme cuenta de que si no controlaba mis ojos, entonces invitaría al demonio de la lujuria a interferirme.
También me di cuenta de que a lo largo de los años al aclarar la verdad a la gente, me volví amistoso con quien sea sin importar su género. Desde una perspectiva estaba haciendo lo que un practicante debe hacer, mostrando amabilidad y compasión hacia los otros. Desde otra perspectiva, sin embargo, sonreía y miraba a los ojos a los demás, incluyendo mujeres y si no tenía cuidado, los elementos de lujuria se mezclaban. Mientras aclaraba la verdad, normalmente permanecía recto, pero en los ambientes casuales, me di cuenta de que mi sonrisa hacia las mujeres contenían mensajes inmundos.
Una vez que me casé, no fue más fácil superar la lujuria. Mi esposa sugirió que nos abstuviéramos de la intimidad sexual y pensé que era un buen reto, así que estuve de acuerdo. Nuevamente, me comparé con otros y hasta creí que lo estaba haciendo bien en relación con la mayoría de las personas. La verdad era que, de hecho, yo aun no había superado la lujuria. Más allá de no pasar la prueba de la lujuria por las noches, ocasionalmente miraba pornografía. Ocurría cuando me sentía abrumado emocionalmente al estar con ella y el sentimiento se agravaba al ser reprimido por mi esposa. Me sentía enojado y resentido, mi voluntad de abstenerme y mis pensamientos rectos se debilitaban.
Después de fallar esta prueba muchas veces, me di cuenta de que las cosas no deberían ser así. Sentía que siempre estaba tratando de repeler y rechazar los pensamientos lujuriosos, pero si me ponía muy agobiado, fallaba. Toda mi mentalidad necesitaba cambiar.
El problema era que quería ser indulgente con los pensamientos lujuriosos. Esto le dio al demonio de la lujuria la justificación para atacarme por las noches.
El Maestro ha dicho:
"Debido a que el animal es incapaz de ver los espacios donde están los grandes seres iluminados, no tiene miedo y se aprovecha de una brecha. Nuestro universo tiene un principio: en lo que él mismo persigue, en aquello que él mismo quiere, en circunstancias normales, otros no pueden interferir; el animal se aprovecha de esta brecha de la siguiente manera: «Él lo quiere, yo se lo doy, ¿acaso es incorrecto si lo ayudo?». Entonces se lo da" (Tercera Lección, Zhuan Falun).
Me di cuenta de que mi voluntad para superar la lujuria necesitaba ser más fuerte. Comencé a pensar e incluso me dije: "No quiero la lujuria". En vez de esperar que pasara la prueba por la noche, le advertía al demonio de la lujuria: "Si tratas de tentarme, te destruiré".
Esto me ayudó a estar más atento por las noches. Reforcé esta nueva mentalidad por varios meses y vi una pequeña mejora, pero no duró mucho. Sentí que ya no era estable y lo suficiente recto por las noches.
Un día, tuve un pensamiento: "En vez de gastar tu energía alejando los pensamientos lujuriosos, ¿Por qué directamente no eliminas tu deseo sexual?".
Esa misma noche, noté que algo había cambiado. El demonio de la lujuria ya no tuvo más una justificación para molestarme. Experimenté esto mismo una y otra vez. Esto fue un gran avance y estaba muy agradecido por la paciencia del Maestro y por su guía durante este largo proceso.
Ese pensamiento cambió todo. Me pregunté por qué no tuve ese pensamiento cuando comencé a practicar Falun Dafa hace muchos años. Mi entendimiento era de que no estaba listo en ese momento, mi xinxing no estaba al nivel requerido y el momento no era el correcto. Necesitaba más que solo ese pensamiento para poder hacer un avance: necesitaba estar en el punto donde verdaderamente estuviera dispuesto a dejar el apego. Mientras el pensamiento crecía aparentemente de forma natural, creo que fue el Maestro quien arregló el cambio cuando el tiempo fue el correcto y mi voluntad fue lo suficientemente fuerte.
Gracias Maestro. Gracias a los compañeros practicantes con quienes también compartí sobre este tema. Compartir me ayudó a fortalecer mis pensamientos rectos y espero tener la voluntad de hacer lo mismo por los demás.
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Categoría: Mejorándose uno mismo