(Minghui.org) He vivido en Alemania durante un año y me gustaría compartir tres experiencias que he tenido aclarando la verdad en mi nuevo país.

Una vez asistí a un asado donde las personas estaban hablando sobre sus intereses y aficiones. Les conté que yo practicaba Falun Dafa.

Esa mañana la Banda Marchante Tian Guo había participado en un desfile de una ciudad cercana, por lo que les hablé sobre ello antes de hacerlo sobre la persecución en China. ¡Todos quedaron conmovidos!

Dado que muchos  eran científicos e investigadores, les pedí sus emails para enviarles links de sitios web de organizaciones independientes que estuvieron investigando sobre la persecución. Todos me los dieron.

A la mañana siguiente, cuidadosamente redacté un correo electrónico, asegurándome que fuera sucinto, y resumí cada enlace. Dos destinatarios respondieron,  manifestaron haber leído la información y quisieron firmar la petición condenando la persecución.

En otra oportunidad, hice una presentación en Power Point sobre la persecución a Falun Dafa al final de mi clase de alemán. Uno de los estudiantes, de Holanda, era candidato a un doctorado y miembro de una facultad en el Departamento de Cultura y Derechos Humanos en la universidad local. Recomendó que yo participe en un seminario que se estaba realizando allí. Sin embargo, para aprobar mi participación, tenía que enviar un resumen de mi presentación en inglés.

Lo hice, y le pedí a dos de mis amigos británicos ayuda para mejorarlo. Antes de esto ellos nunca habían escuchado sobre Falun Dafa o la persecución. Quedaron conmovidos cuando se enteraron sobre las atrocidades cometidas por el régimen comunista. Aunque mi relato no fue seleccionado, mi compañero de clase me contó que al menos ocho o diez examinadores lo habían leído muy cuidadosamente.

Cuando asistí a una fiesta con mi esposo, conocimos a una mujer que trabajaba en un instituto de investigación de trasplantes de órganos. Al escucharla decir eso, accidentalmente exclamé: “¡Trasplante de órganos!”. Otras personas nos miraron. Me avergoncé dado que no podía explicar mi reacción con mi limitado alemán. Mi esposo le contó a la señora que yo estaba preocupada sobre la participación del gobierno chino en la sustracción forzada de órganos a prisioneros de conciencia. Nos manifestó que estaba al tanto del tema; pero la gente a nuestro alrededor quedó sorprendida. Me hicieron muchas preguntas sobre la actual violación a los derechos humanos básicos.