(Minghui.org) ¡Saludos Maestro! ¡Saludos compañeros practicantes! Quisiera compartir algo que me sucedió antes de comenzar la cultivación, el relato de un milagro de Dafa que experimenté personalmente.
Nací en una familia de practicantes y siempre estuve inmersa en las enseñanzas de alto nivel y en los principios de Dafa. Sin embargo, cuando niña, no fui totalmente seria y no los tomé de corazón, aunque sí creía en ambos. Mi padre, que también era practicante, hizo los ejercicios y leyó Zhuan Falun conmigo, y respondió cuanta pregunta le hice.
Las cosas anduvieron bien hasta la pubertad. A lo largo de mi vida, he sido gordita, con algunos kilos de más. Sin embargo, al comienzo de mi adolescencia, pasé de ser gordita a tener un severo sobrepeso. Como resultado contraje el síndrome de ovario poliquístico, y mis hormonas se salieron de control.
Recuerdo haberme quejado a mis padres de un gran dolor abdominal. Después de algunos exámenes que me realizaron, el médico me dijo que había desarrollado quistes ováricos, que eran muy grandes para ser disueltos con medicamentos. A la edad de 13 años, me admitieron en un hospital y pasé por una cirugía menor para ser removidos.
Toda la experiencia fue desalentadora, y esperaba desesperadamente que mi vida volviera a la normalidad. Pero no fue así. Los quistes continuaron reapareciendo durante los años siguientes, y tuve tres cirugías por el mismo problema.
Durante una de mis visitas al hospital, el médico habló en privado con mis padres sobre un problema adicional del cual ellos nunca me contaron durante años, preocupados por sobre cómo me afectaría. Resultó que el quiste, debido a su gran tamaño había torcido mi ovario, al punto que estaba cortando la irrigación sanguínea; si no volvía a su lugar en los próximos días, tendrían que extirparlo. Las posibilidades que esto suceda eran pocas, pero reales.
Los médicos quedaron sorprendidos al encontrarse que, milagrosamente, y sin ninguna intervención, el siguiente ultrasonido mostrara que mi ovario estaba en su posición original con el correcto suministro de sangre. De esta manera, no tuve que pasar por el bisturí y perder un órgano importante.
Por supuesto, ahora entiendo que todo lo enfrenté por una razón y causado por una gran cantidad de yeli (karma). Todavía estoy inmensamente agradecida por todo lo que el Maestro hizo por mí aun antes de comenzar a cultivarme.
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Categoría: Beneficios para la salud