(Minghui.org) Mi padre era profesor en un pequeño pueblo. Le encantaba leer y uno de mis más felices recuerdos de la infancia era cuando nos contaba historias. Desde cuentos de hadas hasta antiguas leyendas, estas historias despertaron mi anhelo espiritual. Muy seguido pensaba: ¿podré encontrar a un maestro que me pueda guiar hacia lo divino?
Los años pasaron y mi mundo gradualmente se llenó con problemas estomacales, dolores en las articulaciones, en la espalda, y tumores. Los sueños de mi niñez en los que me embarcaba en un viaje espiritual se desvanecieron. Hasta que descubrí Falun Dafa, una antigua práctica de cultivación de mente y cuerpo que reavivó mi esperanza y me ayudó a recuperar mi salud y la felicidad.
Enfermedades
Después de estudiar en la universidad en la década de los noventa, una enfermedad crónica del intestino me producía un severo dolor de estómago. No podía comer alimentos fríos o fritos, y ni siquiera podía comer un melocotón, a menos que estuviera cocinado en una olla de presión.
Cuando comencé a trabajar como profesora, gastaba tres cuartas partes de mi salario en facturas médicas. La enfermedad intestinal empeoró, tenía inflamación y llagas. El dolor de estómago era tan fuerte que a menudo me hacía sudar. Tenía que tomar medicamentos para sentir algo de alivio, pero sufría los efectos secundarios de la inflamación abdominal.
Para empeorar las cosas, desarrollé artritis articular en ambas manos. Cada vez que llovía, mis dedos me picaban y me dolían, y no podía ir en bicicleta al trabajo. También tenía problemas ginecológicos, con dolor abdominal y de espalda baja. Aunque solo tenía 20 años, estaba demasiado débil para cargar a un bebé o para hacer las tareas domésticas. Con tan pobre salud también sufría de resfriados y de otros síntomas que, muy seguido, me llevaban a pedir permisos por enfermedad. Mi supervisor no estaba contento porque, como profesora, mis frecuentes ausencias afectaban las calificaciones de mis estudiantes.
Atrás de mi oreja izquierda se formó un tumor duro en 1997. Los médicos de muchos hospitales que lo examinaron no estaban optimistas. Los cirujanos dijeron que el tumor podría extenderse fácilmente a otras áreas y que era difícil de extirpar porque estaba muy cerca del hueso. Sin embargo cuando me operaron, el cirujano pudo extirparlo.
En ese tiempo mi primera hija tenía cinco años y mi segunda hija tenía solo un año. Al recordar las palabras de los médicos, me preocupaba y pensé: "¿Qué pasará si muero? ¿Cómo podrían mis hijas sobrevivir sin mí?". Más tarde, los resultados del examen patológico indicaron que era un fibroma benigno, y me sentí aliviada, pero seguí padeciendo por mis muchas otras dolencias.
En la primavera de 1998, un año después de que me extirparon el tumor, apareció otro tumor en el mismo lugar. Tenía múltiples protuberancias duras y me ocasionaba algo de dolor. Un médico me había dicho anteriormente que, si el primer tumor era benigno y me lo extirpaban, no crecerían nuevos tumores. Este nuevo tumor me preocupó y me afligió aún más.
A los 28 años estaba llena de dolor y vivía sin esperanza. Recordando los cuentos de hadas que mi padre me contaba, sinceramente esperaba poder encontrar un verdadero maestro que me mostrara cómo salir de ahí. Incluso tenía el pensamiento de que de alguna manera encontraría un libro celestial que podría ayudarme a resolver todos mis problemas.
El momento que había estado esperando
El punto de inflexión en mi vida sucedió en mayo de 1998. Un día escuché en la oficina la plática entre dos colegas. Uno de ellos dijo que un primo le recomendó aprender Falun Dafa, pero que estaba demasiado ocupado para practicar. Al escuchar las palabras "Falun Dafa", mi cuerpo se sacudió con una oleada de energía, lo que me pareció extraño.
Dos días más tarde, en el baño volví a sostener mi abdomen con ambas manos, cubierta en sudor. Una profesora de música a la que conocía muy poco, me vio y me preguntó qué me pasaba. Apenas podía hablar y le susurré: "Es una enfermedad inflamatoria del intestino. La he padecido durante mucho tiempo". Sin dudarlo, la profesora me dijo que Falun Dafa podía ayudarme.
"¿De Verdad? ¿Puede curarme?", le pregunté incrédula. Ella dijo: "Sí, y mucho más". Unos minutos más tarde fui con ella a su oficina, sintiendo que esto era lo que había estado esperando toda mi vida. Frente a otros profesores, con mi mano en el hombro de la profesora de música, le dije: "Estoy decidida a cultivar y alcanzar el estado de Fo". Ella sonrió y me entregó una copia del libro Zhuan Falun.
Comencé a leer el libro después de la cena y me sentí profundamente cautivada. En la noche, cuando mi esposo y mis hijas se fueron a dormir, lo seguía leyendo, sin sentir cansancio alguno.Terminé de leer todo el libro sin percatarme del tiempo.
Ahora entendía por qué hemos venido a este mundo, y tuve muchos nuevos entendimientos sobre los dioses y los budas. El libro respondió a muchas de mis preguntas de toda la vida. Estaba todo muy tranquilo a esas altas horas de la noche, pero estaba tan emocionada, que apenas si pude dormir: este era el libro celestial con el que había estado soñando.
Aprendí muchas cosas que desconocía por completo. Por ejemplo, que la enfermedad es causada por el yeli, y que un practicante de Falun Dafa genuino no tiene enfermedades porque Shifu ayuda a purificar su cuerpo en otras dimensiones. Y que como había encontrado un camino que va más allá de la vida y de la muerte, tenía que comportarme como un practicante. Estaba muy feliz.
En la mañana siguiente le devolví el libro a la profesora de música: "Lo termine”, y le pregunté ¿Tienes más?". Ella estaba sorprendida y feliz, y dijo que yo debía tener una relación predestinada con Falun Dafa. Le supliqué que me enseñara los ejercicios. Mientras hacía la meditación, pude sentir que el Falun giraba sobre mis piernas y dedos.
Mi salud mejoró drásticamente. Poco después de comenzar a practicar, el dolor desapareció y ya pude comer todo tipo de alimentos, fríos o calientes. Un día, un colega me miró y me preguntó: "¡Oye! ¡El tumor detrás de su oreja se ha ido!”. Estaba tan feliz y también lo estaban los otros profesores en mi escuela. Muchas personas hablaron sobre eso, diciendo que Falun Dafa es realmente maravilloso.
Esta es mi historia, y siempre estoy muy agradecida por lo que Falun Dafa me ha dado. Espero que más personas lo prueben y logren la salud y la felicidad como yo lo hice.
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Categoría: Beneficios para la salud