(Minghui.org) Mi esposo y yo fuimos a un mercado local temprano en la mañana del 9 de julio de 2018, para entregar nuestros materiales de clarificación de la verdad. No miramos la puerta cuando nos fuimos.

En nuestro camino a casa, un vecino nos dijo que el jefe del pueblo y dos oficiales de policía habían entrado a nuestra casa, y se llevaron algunas cosas.

Dos imágenes enmarcadas que tenían el retrato del Maestro, no estaban, y el carácter chino “bendecido” que colgaba en nuestra puerta, tampoco.

No tenía miedo de los policías y pensé que tenía que traer mis cosas de vuelta.

Fuimos a buscar a los policías y nos dijimos: “Con el Maestro y el Fa aquí, no tenemos miedo”. Finalmente, encontramos un patrullero en la parte norte del pueblo. Se dirigía hacia nosotros, por lo que mi esposo le indicó que se detuviera. Dos oficiales y el jefe del pueblo salieron.

Uno de ellos gritaba que era ilegal hacerlos parar. Yo dije: “Ustedes son los únicos que han violado la ley. ¡No estábamos en casa, y ustedes entraron y confiscaron mis retratos del Maestro!, por favor, devuélvamelos”.

“No se ven como malas personas”, continué: “y probablemente actuaron bajo las órdenes de alguien superior. Sé que tienen conciencia y no les gustaría arrestar a gente buena”.

Clarificando los hechos

El jefe del pueblo nos dijo que vayamos a su oficina. Nos rehusamos a meternos en el patrullero, así que fuimos en nuestra motocicleta.

Uno de los oficiales quería tomarnos una foto, pero no cooperamos. Le dije que sacar cosas de mi casa sin mi consentimiento era ilegal y le pedí que me devuelva los retratos del Maestro.

Comencé a relatar mi historia sobre cómo comencé a practicar Falun Dafa para ayudar a curar mis muchas enfermedades y por eso, como resultado, me volví muy saludable y feliz.

Era muy conocida por tener mal temperamento y agresiva, pero ya no más. Cuando algo sucedía era capaz de usar el estándar del Fa para disciplinarme. Miré dentro y traté de ser considerada con otros. Esto fue porque mi Maestro me enseñó cómo ser una buena persona. Mi vida ha cambiado completamente.

El jefe del pueblo, nos dijo que regresáramos a casa y que él llevaría de vuelta los retratos del Maestro. Sin embargo, él devolvió solo uno y dijo que la policía no quería devolvernos el otro.

Mirando dentro

Calmé mi mente y comencé a mirar dentro. ¿Qué había hecho mal? ¿Por qué solo devolvieron un cuadro? ¿Fue eso porque debía aclarar más los hechos al jefe del pueblo?

Desde ese día en adelante, presté atención a mi conducta, estudié más el Fa y envié pensamientos rectos todo el tiempo para eliminar las cosas sucias y nociones humanas en mi dimensión. También envié pensamientos rectos para asegurarme que el retrato del Maestro no fuera arruinado por él o los policías.

En una reunión local, el 13 de julio, quise aprovechar la oportunidad para distribuir materiales informativos de Dafa, pero sentí una gran sensación de temor cuando me desperté. Fue la manifestación de la autoprotección y el egoísmo. Soy una Dafa dizi. Con el Maestro a mi lado, no tengo nada de qué temer.

El ‘miedo’ no era mío y necesitaba eliminarlo. Entonces envié pensamientos rectos por otros 5 minutos para eliminar el apego al miedo. Ese día en particular, entregué más materiales que antes.

Decidí visitar la casa del jefe del pueblo unos días después. Él se veía un poco ocupado, por lo que le expliqué brevemente porqué hice el viaje. Prometió ayudarme a recuperar el retrato, pero no tuve más noticias incluso muchos días después. 

Fui nuevamente a su casa el 26 de julio, cuando había una pertinaz lluvia. Su mujer salió y me invitó a pasar. Cuando le expliqué que necesitaba el retrato del Maestro de vuelta, el jefe del pueblo dijo: “Realmente no sé cómo puedo hacer para devolvértelo”.

Le dije: “si nosotros, practicantes, hemos hecho algo que no deberíamos haber hecho, por favor dígamelo. Si hice algo malo puedo arreglarlo. Si hay algo que no comprende sobre Falun Dafa o de los practicantes, intentaré hacer lo mejor para explicarle”.

Mi sinceridad pareció tocarle el corazón. Él sonrió y comenzamos a charlar. Le dije qué tipo de personas somos los practicantes de Falun Dafa. Le dije: “no tenemos motivos políticos. Por favor no crea lo que ve en el televisor, todo eso son mentiras. Por favor, proteja a los practicantes de Falun Dafa cuando pueda”.

Poco después que dejé su casa, vi un auto parado fuera de la mía. El jefe del pueblo bajó del auto sosteniendo un marco azul en sus manos, y dijo sinceramente “le traje su retrato del Maestro. Por favor, guárdelo bien”.

Rápidamente lo coloqué en su lugar, me arrodillé frente a él y dije: “¡Maestro! ¡Gracias, gracias!”.