(Minghui.org) Algunos practicantes de Falun Gong, también conocido como Falun Dafa, salimos a la calle en China, en junio de 2018, con el objetivo contarle a la gente la verdad sobre la persecución que sufre esta disciplina espiritual de la Escuela Buda a manos del régimen comunista chino. Conversamos con un oficial de policía de unos cincuenta y tantos años y le regalamos un amuleto de Dafa.
El oficial nos dijo que trabaja en el departamento de policía y que sabía que Dafa es bueno y que los practicantes son gente buena. Había protegido a muchos practicantes detenidos, dentro de sus posibilidades, y trataba de rescatar a los que se encontraban arrestados.
En una ocasión, alguien reportó a la policía que docena de practicantes se reunirán en el parque. Inmediatamente corrió al parque sin pensar en su propia seguridad y pidió a los practicantes que abandonaran el parque antes de que llegaran las patrullas de la policía.
En otra ocasión, arrestaron a un practicante de Dafa. Las esposas dañaron mucho sus muñecas. La herida se infectó. Discretamente, el policía fue a comprar algo de medicina para el practicante y la escondió en su bolsillo.
Nos dijo que en otra ocasión fue a comer con su colega. En el camino, vio que los cordones de su zapato se habían desatado. Mientras se los amarraba observó cómo un camión de carga volcaba a cuatro o cinco pasos más adelante. Si no se hubieran parado, el camión los habría aplastado debajo y habrían muerto.
Cuando su colega le preguntó si había hecho algo bueno, cayó en la cuenta de que Dafa lo bendijo por sus buenas acciones anteriores, y que por eso había salvado su vida.
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