(Minghui.org) Soy una joven practicante de la ciudad de Changchun, provincia de Jilin, que comenzó a cultivar Falun Dafa en 2014. Siempre me sentí muy afortunada de tener la preciosa oportunidad de convertirme en una practicante de Dafa.

Solía tener muchos malos hábitos, desde jugar al Mahjong hasta mentir y tener mal genio. A causa de mi fuerte ego, de vez en cuando les hacía pasar un mal rato a mis padres. En el año 2000 con la ayuda de un familiar, conseguí un trabajo.

A través de los años, fui fuertemente influenciada por otras personas y pasé mucho tiempo persiguiendo dinero y vanidad. Como resultado, consideré las intrigas y trucos con otros como una habilidad. Admiraba a una de mis compañeras de trabajo, que era buena en esto, y aprendí mucho de ella. Pensando en esa época, me doy cuenta de lo ridícula que podía llegar a ser.

Alrededor del 2010 llegaron algunos nuevos proyectos, y todo el mundo estaba buscando una buena oportunidad de mejorar en el trabajo. Encontré una y la aseguré a través de mis contactos antes de que otros la vieran. Era una verdadera joya en una ciudad tan pequeña: podía tener la capacidad de relacionarme con bastantes personas y lograr muchos ingresos ilícitos. Aunque esta posición no parecía especial, uno podía comer libremente, aceptar sobornos y conocer a mucha gente de los niveles más altos de la sociedad. Por lo tanto, muchos de mis compañeros de trabajo querían conseguirla, pero les gané a todos y tuve éxito.

Sin embargo, no era muy inteligente en la calle y no podía gestionar bien la relación laboral. Mi supervisor me insinuó muchas veces que trabajáramos juntos para conseguir más coimas. Pero con mi mente simple, no lo entendí y en cambio lo consideré una persona recta. De esta manera, sin darme cuenta, impedí que mucha gente ganara dinero.

Trabajar en esta posición me trajo ganancias financieras así como frustración. Todos los días me sentía agotada porque había muchas cosas que me molestaban. Tenía miedo de enfrentarme a otros o que conspiraran contra mí con intrigas. Fue tal como dijo el Maestro en: Exponiendo el Fa en el Fahui de Australia, “¡Ante el menor propósito, o ganancia insignificante, dañas a los demás; te alegras por una pequeña ganancia y te entristeces por una pequeña pérdida, no puedes dormir bien por eso y vives afligido por las enfermedades en todo tu cuerpo, ¡qué vida más cansada vives!”.

Esto siguió así durante varios años. Aprendí a usar mis contactos para un beneficio más personal y a aceptar sobornos a través de otros. Como consecuencia, cometí muchos actos ilícitos y gasté el dinero sin control.

Un día fui a visitar a mi suegra, que practica Falun Dafa. Había también varios practicantes que estaban allí, y charlaron sobre muchas cuestiones. Escuché durante un rato y me interesé. Esas no eran cosas que hubiera escuchado antes, y me gustaba conversar con ellos después de eso. Hablamos sobre la sociedad, la personalidad y la práctica de cultivación. Encontré que Falun Dafa es muy bueno porque hace que una persona sea mejor y más feliz.

De alguna manera, me hacía sentir bien ser una persona honesta y pacífica. Así que les pedí una copia de Zhuan Falun a los practicantes y la llevé a casa. Por la noche después de leer algunas páginas, tuve un sueño. El Maestro vino y estaba sentado en meditación sobre un loto dorado. Mientras me señalaba con su dedo, un hilo dorado se dirigió hacia mi abdomen, y lo sentí adentro. No sabía lo que había pasado y le pregunté a otra practicante. Ella me dijo que el Maestro había plantado un Falun en mi abdomen, esto me hizo sentir muy emocionada. Continué leyendo los libros y aprendiendo los ejercicios. Leí los libros una y otra vez y mi entendimiento fue muy grande. Me conmovieron los principios de Dafa y ojalá lo hubiera conocido antes. Conmovida hasta las lágrimas, decidí hacerlo bien como practicante.

Gradualmente, aprendí cómo debe comportarse un practicante en esta sociedad. Es decir, necesito guiarme según los principios de Dafa y cambiar desde lo más profundo de mi corazón. Lo primero que debía hacer era deshacerme de la codicia. Hablé con mi supervisor acerca de cambiar a otro departamento y él estuvo de acuerdo. Desde entonces me sentí muy relajada y aliviada ya que no necesitaba pensar más en lidiar con estos problemas o con la carga de la ganancia monetaria. Sin necesidad de evitar ser lastimada por otros, ¡me sentí tan feliz!

A partir de entonces, me requerí de acuerdo con los principios del Fa abandonando los malos hábitos. Dejé de jugar al Mahjong, de mentir y de asistir al karaoke. Tampoco fui mucho a las fiestas, o reuniones debido a que la mayoría de las veces eran para presumir y perder el tiempo.

Aprendí a mirar hacia dentro en busca mis carencias cuando me encontré con problemas. Empecé a ser mejor persona y  considerada con los demás. Comencé a tratar a todo el mundo con sinceridad y compasión. Mi vida comenzó a tranformarse y mi familia ha sido testigo de todos estos cambios.

Falun Dafa me cambió y a menudo me conmovió hasta las lágrimas. Encontré el hogar para mi corazón y me sentí rodeada por la compasión del Maestro todo el tiempo. Este sentimiento de afecto verdadero es más sagrado que cualquier otro en este mundo. Esta es la salvación misericordiosa del Maestro. Me dio el mejor estado de vida y de esperanza para el futuro.

Hace poco tiempo que comencé mi camino de cultivación y no me ha ido bien en muchas áreas. Pero como practicante de Dafa, sé que nuestra misión es la misma, ya seamos practicantes nuevos o veteranos. Es decir, necesitamos escuchar al Maestro y cultivarnos diligentemente. El Maestro arreglará todo para que podamos regresar con él.

Gracias, Maestro, por su misericordiosa y compasiva salvación.