¡Saludos, Maestro! ¡Saludos, compañeros practicantes"
Mis inicios en un proyecto de medios
Empecé a trabajar en ‘La Gran Época’ en inglés hace 6 años, el 1 de junio de 2012.
Un día, llegué a mi habitación a las 10:00 de la noche, donde me encontré con mi coordinador (que también vivía allí por aquella época). Le advertí que quería empezar cuanto antes. Así que nos levantamos a las 3:00 de la madrugada y salimos de casa, dispuestos a repartir el periódico ‘La Gran Época’ en inglés.
Por aquel entonces, el departamento de distribución solo contaba con dos personas trabajando a tiempo completo: Mi superior y yo. Éramos los responsables de repartir cerca de 5.000 periódicos diarios, cinco días a la semana, por todo Manhattan. Es bastante trabajo, y las condiciones tampoco se parecían a las actuales. Hoy en día disponemos de furgonetas, conductores y presupuesto para hacerlo.
Cuando entré a trabajar, mi supervisor y yo repartíamos los periódicos a pie. Luego, compramos una bicicleta pero los frenos no funcionaban. Cuando queríamos detenernos teníamos que apretar con el pie, directamente, sobre el neumático. Mi encargado me ataba 5 o 6 paquetes a la espalda y me enviaba a recorrer las calles en bicicleta, lo que resultaba ser una experiencia increíble: Volar por toda Nueva York con 30 kilos de periódicos atados a la espalda y sin frenos.
A primera hora de la mañana, me encargaba de reponer periódicos en nuestros expositores pagos. Empezando a las 3:30 a. m. debía recorrer un itinerario de aproximadamente 16 kilómetros, sin importar si llovía o tronaba.
Recuerdo una noche en particular, a mediados de invierno, a las 4:00 de la madrugada, que a pesar de encontrarme empapado y cansado bajo la helada lluvia, con las manos llenas de cortes producidos por los bordes irregulares de los expositores metálicos, no me sentía abatido. En lugar de eso, sabía que lo que estaba haciendo era salvar a seres conscientes, y este entendimiento valía para mantenerme con la moral alta.
Más tarde me asignaron al departamento de ventas, donde permanecí durante 4 años, experimentando todos los puestos posibles: Desde aprender cómo hacer una venta, a vender anuncios a los diferentes sectores; coordinar la producción de los anuncios con el equipo de diseñadores; hasta coordinar los artículos con los equipos editoriales o dirigir mi propio equipo. Cuatro años después, como decía, me trasladaron al departamento digital, donde me pusieron al corriente de cada aspecto de nuestras operaciones comerciales digitales. Un año después, me reasignaron y volví al departamento de distribución completando, en esencia, un círculo completo.
Sentí como si mi camino se pareciera al ‘paso prodigioso’, que después de abandonar el dantian, viaja por todo el cuerpo, para acabar retornando a su lugar de origen; pero aquello que regresaba había cambiado, porque lo de adentro se había ido moldeando y enriqueciendo de los diferentes entornos que había conocido. De la misma manera, recorrí todos los puestos de la compañía, para acabar volviendo al punto de partida, después de ser moldeado y enriquecido a través de los diferentes ambientes y experiencias que me brindaron mis ocupaciones previas.
Desearía compartir con ustedes algunos avances de xinxing que obtuve al transitar este camino, y las lecciones que he aprendido.
Mejora número 1: La envidia es la raíz de la negatividad
En los intercambios grupales del equipo de La Gran Época, se aborda con frecuencia el asunto de la negatividad. Esto me condujo a reflexionar sobre las manifestaciones de la envidia en mi vida, especialmente porque descubrí que hacía mucho tiempo que había adoptado un punto de vista y una actitud negativa tanto en mi vida como en mi cultivación.
En un momento dado, mientras trabajaba en ventas, me asignaron un nuevo supervisor. Dentro del amplio espectro de estilos de dirección, el del nuevo era exageradamente despreocupado, hasta el punto de darme muy pocas indicaciones. Me aseguró que confiaba en mi plenamente, y que se encontraba ocupado con sus propias ventas. Lo que me daba margen para planear mi propio programa, y buscar a la categoría de clientes que más me gustara. Pero tanta libertad me ocasionó una desorientación abrumadora, y me quedé paralizado sin saber qué debía hacer.
Entonces, desarrollé una actitud muy negativa hacia mi supervisor. Estaba lleno de indignación y pensamientos negativos sobre lo poco que me orientaba. Mi negatividad llegó a tal punto que hacía tan poco trabajo como me era posible para probar que aquel “sistema” fallaba.
Shifu dijo:
“Es por eso que ellos miran los resultados, y si el resultado de la idea de un dios puede alcanzar el objetivo, si realmente puede alcanzarlo, entonces cada uno lo seguirá. Así es como los dioses piensan. Además, si algo parece faltar, ellos sin poner condiciones y de forma silenciosa lo complementarían para hacer así las cosas más completas y perfectas. Es de esa manera como ellos manejan las cosas” (Exponiendo el Fa en el Fahui de Filadelfia, Estados Unidos, 2002).
En lugar de completar los planes de mi jefe, estaba saboteándolos silenciosa e inconscientemente. Entonces, un viernes por la tarde sentado en la oficina preguntándome cómo seguir adelante, de repente, se me ocurrió una idea. Uno de mis antiguos clientes, que no anunciaba desde hacía algunos años, había abierto una tienda justo enfrente de nosotros. Empecé a perfilar y diseñar nuevas ideas para un anuncio que pudiera encajar con su nueva localización: Encontré algunas buenas fotos y jugué un poco con los titulares, las fuentes y el cuerpo del texto.
Mientras lo hacía, un pensamiento me golpeó repentinamente: “¡Poseo una gran atmósfera de trabajo, en la que solo tengo que pensar en lo que quiero hacer, y ejecutarlo sin pedir permiso a nadie!”. Entonces caminé hasta el establecimiento y le presenté mis ideas. ¡Dos días después firmó el contrato! Comprendí que había estado observando mi trabajo desde un ángulo negativo, sintiendo que me frenaban. En cambio, la verdadera situación no se parecía en nada a eso, ¡tan solo se trataba de mi propio pensamiento! Si en lugar de pensar que me desatendían, hubiera creído que mi superior estaba demasiado ocupado y que confiaba en mi, que tenía fe en mi, y que me concedía espacio para ser creativo, habría obtenido muchos, muchos más resultados. Un compañero practicante compartió en una ocasión que los pensamientos negativos jamás provienen del Fa, algo en lo que yo coincidía.
Profundicé aún más tratando de averiguar cuál era la raíz de mi negatividad.
Entonces, me di cuenta de que las raíces del egoísmo que me conducían a la negatividad tenían dos lados: Por un lado, mi deseo de que reconocieran que tengo capacidades y por otra, mi envidia. Esto se manifestaba de forma en que, cuando mi jefe me pedía que hiciera algo, me resistía a hacer un buen trabajo, porque si salía bien, sería él y no yo, quien recibiría todo el crédito y el reconocimiento. Yo era el que quería ser reconocido. Y yo era el que estaba celoso de su posición. Por lo tanto, cuando no me dio instrucciones específicas, no me esforcé en descubrir cómo alcanzar el éxito, porque si lo tenía, en lugar de llevarme yo el crédito se lo llevaría él. Por eso, opté por hacer exactamente lo que me decía, y nada más, porque si hacía más ayudaría a demostrar que es un líder competente.
Shifu dijo:
“Al ver la pureza de Dafa, la majestuosa dignidad de Dafa, esta virtud poderosa, este poder, la manifestación de rectitud en la salvación, incluso los dioses se asombran y nadie tampoco se atreve a generar un efecto negativo. Todas esas aparecen con una fachada positiva y obtienen así lo que quieren, incluso forman algo en una extensión grande a fin de lograr su meta” (Enseñanza del Fa en el Fahui de la Costa Oeste 2015).
Siempre que leía este pasaje, pensaba en la forma tan terrible de pensar que tenían las viejas fuerzas.
Solo después de comprender mis problemas, vi que ¡esto también me concernía! En la superficie parecía que estaba siguiendo las instrucciones, y no manifestaba ningún tipo de hostilidad hacia el trabajo. Pero, en realidad, estaba intentando obtener lo que quería (fama y reconocimiento) y esto me impedía poner mi corazón completamente en mi trabajo. Aunque estaba haciendo un esfuerzo por apreciar los aspectos positivos seguía intentando alcanzar mis propios objetivos.
Esta mentalidad tan terrible y siniestra era como un cáncer para el cuerpo de practicantes, que no solo se convertía en un impedimento a la hora de salvar a seres conscientes, sino que también me estaba arrastrando a alejarme del grupo. Deseé de todo corazón, renunciar a esta envidia y reconocer la existencia de un solo cuerpo y fundirme en él, en el Fa y en la empresa para que mis metas fueran idénticas a las del medio: Expandirnos y salvar cada vez a más gente.
Llegados a este punto me gustaría disculparme, sinceramente, con todos los coordinadores que han trabajado conmigo durante estos últimos años.
Mejora número 2: La confusión mental solo se remedia con el estudio del Fa
Cuando me uní por primera vez a los medios de comunicación, era muy diligente estudiando el Fa. Dejar de estudiar el Fa por un día casi nunca ocurriría. Estudiaba siempre que tenía la oportunidad. Mi cabeza estaba verdaderamente llena con el Fa, los poemas de Hong Yin aparecían en mi mente, y podía evaluar incluso los pensamientos más sutiles con el estándar del Fa.
En este período, me encontraba en un estado verdaderamente bueno, y recorría la ciudad a pie repartiendo periódicos a mano. Un día, de repente, mi conciencia se expandió tremendamente, y fui capaz de, simultáneamente, caminar por las calles a la vez que lo hacía a mucha distancia de la Tierra mientras repartía los periódicos. Al mismo tiempo me encontraba observándome desde un punto de alrededor de 65 km sobre la superficie de la Tierra. Durante media hora pude mantener este asombroso estado, con el que podía observar el mundo humano desde un punto de vista lejano mientras caminaba por la ciudad de Nueva York. Pude contemplar la relación entre la virtud y el vicio. Cómo el hacer buenas obras se recompensaba y el hacer cosas malas, que dañaban a la sociedad, se castigaba, y cuán recto era el hecho de caminar por la ciudad entregando estos periódicos dorados y resplandecientes que poseían la capacidad de salvar a la gente.
Resulta difícil describir tal estado, pero comprendí que podía experimentarlo porque llevaba con firmeza mi estudio del Fa. Era capaz de medir mis pensamientos, incluso los más sutiles, con el estándar del Fa.
Sin embargo, no me resultó fácil mantener mi diligencia en el estudio del Fa, y me relajé en los años siguientes.
Hace unos meses, tuve una visión que me permitió ver el método que las viejas fuerzas usaban para controlarme y hacer que mi trabajo de salvar a la gente resultara poco eficaz. Vi cómo mi cuerpo se manifestaba en otra dimensión, un espacio donde el tiempo era rápido comparado con el nuestro y donde mis pensamientos se formaban con mucha lentitud. En esa dimensión mi cuerpo se volvió muy grande, mientras que el tiempo parecía moverse comparativamente lento —algo así como en una película, cuando una persona gigante camina por una ciudad, y parece moverse más lento que la gente de tamaño normal.
En esa dimensión, vi que la formación de uno solo de mis pensamientos, algo que parece ser extremadamente rápido (y casi instantáneo) en esta dimensión, en realidad pasa por un largo proceso, en el que es influenciado por muchas de las nociones y apegos que poseo.
Mientras presenciaba esta escena, me di cuenta de que, fundamentalmente, nunca he pensado en mí como un practicante diligente que realmente siente en lo más profundo de su ser que quiere salvar a los seres conscientes. Cada vez que pensaba en "practicantes diligentes" que están completamente dedicados a salvar a la gente, pensaba en otros practicantes diligentes de mi localidad, pero en mi mente se encontraban muy lejos de mí.
Era como si yo fuera solo un farsante, un engaño, un falso —alguien que aparenta ser diligente ante los demás, e incluso se ve diligente a sí mismo, pero que está fingiendo básicamente. No me consideraba fundamentalmente, como alguien que realmente pudiera salvar a los seres conscientes de todo corazón ayudando verdaderamente al Maestro.
Debido a este problema fundamental, noté que en esta dimensión en la que el proceso de mi pensamiento marchaba muy lento, ciertas nociones podían interferirme y desviar mi proceso mental.
Por ejemplo, una de esas nociones se fundamenta en la idea de que tanto mis amigos como mi familia deben pensar bien de mí, y que soy exitoso; disfrazado detrás de la justificación de que si ellos me ven así, pensarán muy bien de Dafa.
Pude observar lo que hacían las viejas fuerzas en una visión. Tomaban mis nociones y las explotaban. Por ejemplo, si en el trabajo terminaba una tarea y necesitaba decidir qué hacer a continuación, en lugar de tener la idea de revisar mi lista de tareas para ver cuál debería hacer, las viejas fuerzas empleaban la noción de que debo tomarme un descanso porque me sentía exhausto, que debía hacer alguna investigación que resalte mis facetas exitosas a mis amigos y familiares, etc. Esto me hace perder la concentración, el tiempo, diluye mi fuerza de voluntad y, en última instancia, me hace ineficaz en mi trabajo. Antes de que me diera cuenta, transcurría media hora sin haber realizado ningún trabajo. Este tipo de situación, cuando se agravaba, me hacía desperdiciar el equivalente a semanas y meses.
Pude observar en mi visión que las viejas fuerzas usan estos pensamientos errantes para atraerme hacia mis nociones o apegos, como una zanahoria frente a un burro, haciéndome perseguir ilusiones en lugar de pensar desde la perspectiva de un practicante.
Estaba permitiendo que este tipo de pensamientos errantes deambularan sin control, porque mi mente no se encontraba llena de Fa. Debido a que había aflojado en mi estudio, no podía observar y evaluar mis pensamientos más sutiles con el estándar del Fa. Al principio los cambios fueron casi imperceptibles, pero después de un tiempo estudiando el Fa de forma mediocre, dejarme llevar por las viejas fuerzas se convirtió en un hábito.
Mejora número 3: Dejando de ser productivo y pensando en abandonar
En esta misma línea, caí en la cuenta de que mi camino se estaba desviando por la noción de que al obtener virtud por trabajar en LGE, sin importar si era productivo o no, estaba cumpliendo con mis votos de salvar a los seres conscientes.
Para poder unirme a La Gran Época en inglés, abandoné mis estudios universitarios y mi vida y me mudé a la ciudad de Nueva York. Una parte de mí sentía que esto ya era bastante. Por esto había muchos días en los que me sentaba en mi escritorio a sufrir el dolor de una presión invisible, incapaz de hacer ningún avance en lo que tenía que hacer. Pensaba: "¡Ya he sacrificado tanto!”. Ahora, cuando miro estos sutiles pensamientos entiendo que todo era obra de las viejas fuerzas, que manipulaban mis apegos con el propósito de hacerme perder el tiempo o renunciar.
Mirando hacia adentro, me di cuenta de que llegar a los medios de comunicación y renunciar a las "perspectivas mundanas" era solo el comienzo, era solo el requisito previo, solo lo mínimo, para comenzar el arduo trabajo de salvar realmente a la gente desde dentro de los medios de comunicación. Comprendí que había alimentado la idea de que tan solo por no haber abandonado después de tantos años, estaba contribuyendo al proyecto, incluso si no trabajaba muy duro o dejaba de ser productivo.
Decidí que si iba a continuar inmovilizado por una presión tan aplastante como la que sentía, incapaz de hacer nada, tenía dos opciones: O bien descifrar los apegos y nociones que me causaban tal estado y corregirlo, o irme a cualquier otra parte a hacer otra cosa, ya que no estaba salvando a la gente solo por sentarme en mi escritorio.
Entonces tuve un sueño que me ayudó a iluminarme: El Maestro estaba enseñando el Fa, y yo me encontraba entre el público. Cuando terminó, preguntó si alguien tenía alguna pregunta. Me señaló y le pregunté: "¿Sigo vendiendo?”. El Maestro respondió algo que no recuerdo pero, inmediatamente, me di cuenta de que lo que debería haberle preguntado era: "¿Cómo puedo vender mejor?”. Ahí me desperté.
Por este sueño caí en la cuenta de que al preguntarme si debería estar haciendo lo que estaba haciendo, permitía que las viejas fuerzas se aprovecharan de mi —permitiéndoles utilizar las partes de mi mente que están buscando razones y formas de abandonar. Era como aquellos que decidían subir a la cueva con la ayuda de una cuerda, con la diferencia de que yo no la había cortado, sino que me había sentado allí, observándola con anhelo, preguntándome si debería bajarme, cómo sería la vida en otra parte, y si debería aprovechar las habilidades que había aprendido en los medios de comunicación e irme a hacer otra cosa.
El Maestro dijo en la Sexta Lección de Zhuan Falun: "Este camino cambiado, no está permitido que otros lo vean. Si otros lo vieran y pudieran revelarte en qué pasos tendrás tribulaciones, ¿cómo te cultivarías aún? Por lo tanto, no se permite en absoluto que se vea. Ninguna de las otras vías permite verlo, y ni siquiera se les deja verlo a los dizi de la misma vía, así que nadie es capaz de predecirlo correctamente. Esto es porque esa vida ha sido alterada, es una vida entera de cultivación- refinamiento".
Me sorprendió mucho leer esto, y descubrir que desde que había comenzado mi cultivación, el Maestro reorganizó mi vida entera. El curso de vida humano común había dejado de existir para mí. En cambio, ahora me hallaba en el camino arreglado por mi Maestro, un camino para practicar la cultivación. Pensar en "lo que pudo haber sido" es algo inútil, no es más que otro juego del qing. En cuanto dejé de reflexionar continuamente sobre si renunciaba al trabajo o no, las cosas comenzaran a funcionar. Fui capaz de empezar a pensar en formas de arreglar los problemas, superar los desafíos y comprender que el Maestro había dispuesto para mí el mejor de los caminos.
Mejora número 4: Sin delegar para tener el reconocimiento
Desde que he asumido el nuevo puesto de Gestión del Departamento de Distribución, he encontrado muchos retos y oportunidades para mejorar el xinxing. Por ejemplo, después de asumir este papel, descubrí que no había aprendido a delegar responsabilidades adecuadamente. En lugar de eso, cada vez que llegaba al departamento trataba de hacer todo cuanto podía; lo que, naturalmente, acabó haciéndome sentir abrumado sin poder terminar gran parte de lo que había emprendido.
Compartí mi situación con un compañero practicante, quien me sugirió que quizás me encontraba atascado por dos razones. La primera, era porque creía que la tarea solo se completaría bien si la hacía yo (una manifestación de mi mentalidad presuntuosa, vanidosa y egoísta, que me hacía pensar demasiado bien de mí mismo). La segunda era porque todavía no había descartado mi fuerte apego al reconocimiento: Esta era otra noción sutil que me había llevado a pensar que si no hacía el trabajo yo mismo, no "me llevaría el crédito".
Entonces, entendí que obtener el crédito no tiene importancia —lo que es realmente importante es que el trabajo se complete, que todo el departamento avance unido y que nos cultivemos en el proceso. Contrariamente a lo que creía cuando asumí este cargo por primera vez, mi papel era más el de un “facilitador”, cuya tarea consiste principalmente en facilitar que otras personas trabajen sin problemas, que los demás brillen a la vez que se coordinan los esfuerzos de todos, para unificarnos en una sola dirección.
Conclusión
Como mencioné anteriormente, reflexionando sobre todo este proceso, me siento como “el paso prodigioso”, que tras dejar el dantian, viaja por todo el cuerpo, solo para regresar a su lugar original; pero una vez que regresa ya no es el mismo que antes, porque se ha enriquecido visitando diferentes ambientes.
A pesar de todo, creo que no he aprovechado completamente el proceso. Digo esto, principalmente, porque no recordé tratar cada ambiente como una oportunidad para cultivarme. En su lugar, me perdí y me estanqué en falsas ilusiones y en lo superficial, me extravié en los enredos emocionales provocados por las dinámicas de los diferentes equipos, las disputas mezquinas, las miradas coquetas. No aproveché la oportunidad de cultivarme al máximo.
Básicamente, mientras atravesaba todos estos cambios, también me olvidaba de que todo lo que experimento es solo algo temporal y que lo que importa verdaderamente es enfocarme en la cultivación y mejorar mi xinxing dentro de los diferentes ambientes.
Como no aproveché al máximo las oportunidades para cultivarme, veo con claridad las diferencias entre dónde estoy y dónde debería estar, tanto en términos de habilidades profesionales, como de diligencia y estado de cultivación. Lo pude sentir en mi trabajo donde tan pronto como llegué a mi nuevo departamento, se me encomendó la tarea de incrementar nuestra distribución de semanal a diaria, lo que implicó mucho trabajo logístico nuevo. También se me encomendó la tarea de aumentar drásticamente el número de suscripciones. Mirando al futuro, veo que en los años venideros la cantidad de trabajo es abrumadora ya que La Gran Época en inglés se está expandiendo a través de los Estados Unidos y el mundo.
Hay muchos apegos a los que no he renunciado. Todavía tengo dificultades para aunar mi fuerza de voluntad, y aún no he desarrollado habilidades profesionales (lo que hace que los resultados de mi trabajo a veces sean ‘amateur’). Peor aún, todavía poseo la mentalidad perversa de querer validarme en lugar de validar el Fa, la cual es el principal obstáculo que me impide cumplir con el objetivo de salvar verdaderamente a los seres conscientes a gran escala.
Sin embargo, siento que el Maestro ha dispuesto el viento a nuestro favor, y me guía a cada paso de mi desarrollo y de todo el desarrollo de los medios. Mientras no obstaculicemos a Shifu, no habrá nada que no podamos hacer. Ya que expongo todo esto, también me gustaría aprovechar la oportunidad para comprometerme a trabajar de todo corazón, eliminar todos mis apegos y hábitos humanos de pensamiento que me distancian del Fa. Voy a cultivar todos los elementos desviados (que no son mi verdadero yo) hasta fundirme completamente en el Fa.
Si han observado algunas deficiencias en mi intercambio, por favor, tengan a bien señalarlo. Gracias a todos.
(Presentado en la Conferencia de Intercambios de Experiencia de Falun Dafa 2018 en Washington D.C.)
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