(Minghui.org) Soy profesora de secundaria en una ciudad costera del sur de China, que comenzó a practicar Falun Dafa en diciembre de 1997.
Antes de practicar Falun Dafa, siempre tuve curiosidad sobre el propósito de la vida, porque todos parecían perseguir la fama y la fortuna.
Desde que empecé a practicar Falun Dafa, siempre tengo una sonrisa, incluso cuando fui detenida ilegalmente en un campo de trabajo forzado. La felicidad viene por practicar Falun Dafa, que no está relacionado con el ambiente material de este mundo. Es una especie de estado liberador y de tranquilidad que experimentamos los cultivadores.
Vivo según los principios de "Verdad-Benevolencia-Tolerancia", que intento transmitir a mis alumnos. Quiero que sientan lo importante que es la rectitud de un cultivador.
Los estudiantes confían en los practicantes de Falun Dafa
Una de mis alumnas me susurró al oído que necesitaba una toalla sanitaria. No tenía, pero me ofrecí a comprar una en la tienda de la escuela, ya que se sentía demasiado avergonzada para ir a comprarla. La vendedora me dijo que muchas jovencitas se sienten avergonzadas y dijo: "Cuidas bien a tus estudiantes y se sienten cómodas pidiéndote ayuda".
Xiaoying, una exestudiante, me visitó cuando fue aceptada en la universidad y me dio tres grandes frutos de dragón. Los compró con el dinero que ganó durante el verano. Me conmovió porque la fruta del dragón era muy cara, así que la corté y charlando la comimos juntas.
Me dijo que mientras estaba en séptimo grado le pidieron a ella y a varios compañeros que fueran a la oficina de la directora. Les preguntó de qué hablaba en clase que no estuviera relacionado con el tema de la clase. Siempre les dije a mis estudiantes la verdad sobre la persecución a Falun Dafa. Xiaoying dijo que además de las instrucciones de la clase, les enseñé a ser buenas personas y no preguntó nada más.
Venciendo a la persecución
Porque soy practicante de Falun Dafa, un miembro de la comisión de asuntos políticos y jurídicos local exigió que la nueva directora de la escuela no me dejara enseñar y dijo que esto fue ordenado por autoridades superiores. Así que me quedé en casa durante seis meses. Pero, en la segunda mitad del año, me llamaron nuevamente para enseñar.
La directora me dijo: "Si las autoridades me preguntan por ti, les diré que estás sustituyendo a otros profesores".
Cuando el partido comunista chino (PCCh) persiguió más seriamente a Falun Dafa, la gente de esa comisión quiso verme varias veces, pero nunca pudo ponerse en contacto conmigo porque estaba protegida por el Maestro Li (el Fundador de la práctica).
Transformando a estudiantes difíciles
La clase que me dieron a mi regreso fue la clase más rebelde. No eran disciplinados, tenían un bajo rendimiento académico y no se ocupaban de sus tareas ni del cuidado del aula. Sabía que era una clase difícil, pero no podía negarme a aceptar la tarea.
A través del contacto con los estudiantes y la comunicación con los padres, descubrí la situación específica de cada estudiante en esa clase. Dos de mis alumnas eran el mayor problema. Compartían el mismo banco, no prestaban atención en clase, hablaban en voz alta, a menudo se peleaban con sus maestros y usaban malas palabras. Otros estudiantes en el aula les tenían miedo. Una de ellas llamada Chunpeng tenía contactos con pandilleros fuera de la escuela.
Ambos padres vinieron a una reunión y el padre de Shiyi me preguntó si podía separar a las dos niñas en clase, lo cual hice.
Cuando intenté cambiar la disposición de los asientos, Chunpeng empezó a gritar, usando un mal lenguaje. También se agarró a la mesa de Shiyi para que yo no pudiera moverla. Nunca antes vi ese tipo de comportamiento en un estudiante y no sabía qué hacer. Le pedí a Chunpeng que dejara la clase. Se comportó de manera irracional y estaba fuera de control, negándose a escucharme. La obligué a salir y se fue pateando la pared a medida que avanzaba.
En mi corazón, le pedí ayuda a Shifu. Pronto, regresó tranquilamente a la clase y se sentó. Moví la mesa de Shiyi y le agradecí a Shifu desde el fondo de mi corazón que me ayudara en ese difícil momento.
Los padres aceptaron la verdad y fueron recompensados
Un estudiante tuvo un grave accidente automovilístico cuando regresaba de la escuela y se lastimó la cabeza. Estaba inconsciente en la Unidad de Cuidados Intensivos con muchos tubos en su cuerpo. El médico dijo que aunque se despierte permanecería en estado vegetativo. Sus padres estaban angustiados. Eran campesinos muy humildes. El conductor en el accidente solo les dio 10.000 yuanes, lo que no fue suficiente para pagar por más tratamientos.
Les conté a los padres de este chico sobre Falun Dafa. Les di un almanaque y los animé a repetir las palabras: "Falun Dafa es bueno. La Verdad, la Benevolencia y la Tolerancia son buenas". Aclaré la verdad sobre Falun Dafa y sobre la persecución y les sugerí que abandonaran el PCCh y sus organizaciones juveniles, lo cual hicieron.
Fue dado de alta del hospital unos meses después. Compré algo de fruta y pescado y me llevé a algunos estudiantes a visitarlo. Se veía delgado, tendido en el sofá, pero de buen humor y sonriendo. Los estudiantes se reunieron a su alrededor para charlar. Su madre me dijo que se recuperaba rápidamente.
Vi una foto de Mao Zedong, el fundador del partido en la pared de su sala de estar. Le dije a la madre: "Inició muchas campañas políticas como la Revolución Cultural y mató a decenas de millones de chinos. Sus pecados eran tan graves que su esposa fue encarcelada y se suicidó. Sus hijos murieron jóvenes o enloquecieron. Es mala suerte tener su foto en tu casa". Su madre dijo que no se dio cuenta de eso y lo quitó inmediatamente.
Un año más tarde, el niño regresó a la escuela. Sus padres creían en el poder de Falun Dafa y abandonaron el PCCh, lo que ayudó a la recuperación de su hijo.
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