(Minghui.org) Empecé a practicar Falun Dafa en mayo de 1997. Quiero compartir cómo cuidé a una joven practicante, mi nieta Mey (alias).
Un ser divino nació al mundo en julio de 2011. Mientras esperaba ansiosamente fuera de la sala de partos, este fragmento del Maestro apareció en mi mente:
“....hay a menudo familias que tienen niños y que no son niños comunes. Antes de reencarnar, ellos sabían –“esta familia estudiará Dafa en el futuro, deseo reencarnarme en esta familia”– entonces es muy probable que tengan unos antecedentes extraordinarios” (Exponiendo el Fa en el Fahui de Australia).
Descubrí que mi nieta tiene relaciones predestinadas con el Maestro, Falun Dafa y conmigo. Sabía que tenía que cuidar bien de esta joven practicante, y estaba agradecida al Maestro por recordármelo.
El doctor me trajo al bebé. Mientras miraba las mejillas sonrosadas y los grandes ojos negros del bebé, le dije: "Niña, recuerda que Falun Dafa es bueno, Verdad, Benevolencia y Tolerancia es bueno". A menudo recitaba estas palabras mientras ella estaba a mi lado. Tocaba canciones de los practicantes de Falun Dafa para ella o le cantaba antes de que se durmiera.
Cuando empezó a hablar, le enseñé a decir: "Falun Dafa es bueno, Verdad, Benevolencia y Tolerancia es bueno". Cuando era mayor, le enseñé a recitar Hong Yin. Cuando aprendió a caminar, me vio quemando incienso frente al cuadro del Maestro, y arrodillarme con las manos juntas frente a mi pecho, y también aprendió a hacerlo.
Cada vez que venía a mi casa, traía un pequeño cojín, que ponía bajo sus rodillas cuando se arrodillaba ante el cuadro del Maestro y decía: "Falun Dafa es bueno, Verdad, Benevolencia y Tolerancia es bueno; el Maestro es bueno". Luego se arrodillaba con las manos juntas. Estas palabras ya estaban profundamente enraizadas en su corazón.
Problemas escolares
Enviamos a Mey a un preescolar cuando tenía dos años. Un día estaba emocionada y me dijo que una compañera le había regalado un lápiz precioso. Fruncí el ceño y le dije que al Maestro no le gusta que ella tenga cosas de otras personas.
Cuando le pregunté si el lápiz era suyo, me dijo que no. Le pregunté otra vez: "¿Por qué tomas cosas de los demás?".
Respondió con audacia: "¡Ella me lo dio!".
Sostuve suavemente su cabeza y recité este fragmento:
“......nosotros los cultivadores hablamos de seguir el curso natural: si algo te pertenece, no lo pierdes, y si algo no es tuyo, no lo consigues por más que luches” (Zhuan Falun, Séptima Lección).
"El Maestro nos ha dicho que no aceptemos las cosas de los demás. No queremos llevarnos las cosas de los demás. Es egoísta hacerlo. ¿Cuánta virtud perderemos? Cambiaste parte de tu virtud por un lápiz. ¿Podrías por favor devolverle mañana el lápiz a tu compañero y decirle que lo sientes?". Ella estuvo de acuerdo.
A menudo cantábamos las canciones de los discípulos de Dafa y recitamos Hong Yin. También le enseñé a recitar Lunyu. Ahora ella puede leer Zhuan Falun conmigo. Cuando tiene un conflicto con otro niño, ella usa Dafa como su guia.
Un día me dijo: "Abuela, un niño pequeño me estuvo golpeando todo el día".
Le dije: "Deberías mirar hacia adentro para ver si hiciste algo que le molestara".
"No le hice nada", contestó. "Ese chico a menudo golpea a otros también".
Yo le pregunté: “Mientras él te golpeaba, ¿qué hiciste? ¿También le pegaste?”. Ella dijo que no. “¿Se lo dijiste a la maestra?”.
Ella le dijo: "No, pero después el maestro se enteró y se lo dijo a su mamá".
Le pregunté otra vez: "Te pegó todo el día, ¿por qué no le devolviste la golpiza?".
Ella le dijo: "Yo soy una discípula de Dafa, y soy diferente a él. El Maestro dijo: “….siendo una persona que refina gong, hay que llegar a no devolver el golpe ni los insultos”. Pensé en esto, así que no me defendí".
Me alegró que el Maestro tenga una joven discípula que se cultiva tan bien. También me sentía avergonzada de no poder hacerlo tan bien en un tema similar a pesar de que he cultivado durante 20 años. Realmente necesito estudiar mejor el Fa y ser una practicante que se cultive sólidamente. Le dije: "Lo estás haciendo muy bien, ¿podemos ser diligentes juntas?". Chocamos los cinco y nos reímos.
Un día, todos los niños estaban sentados excepto una chica que lloraba y quería una silla rosa. Mi nieta dejó que esa chica usara su silla rosa. Le pregunté a mi nieta: "¿No te gusta también la silla rosa? ¿Por qué lo intercambiaste con ella?".
Ella dijo: "Yo soy una discípula de Dafa, y es solo una silla, no importa de qué color sea. Esa niña lloró con tristeza, lo que hizo que la maestra detuviera la clase y perdiera el tiempo. Así que la dejé tenerla". Cuando escuché esto, supe lo que tenía que hacer a continuación.
En el camino de salvar a la gente
Cuando Mey tenía tres años, podía organizar los libros de Dafa y otros materiales, poniéndolos en bolsas con cierre de seguridad. Siempre estaba ansiosa por hacer esto. Además, a menudo hacía preguntas como: "¿Qué es esto? ¿Por qué distribuimos materiales? ¿Por qué salvamos a la gente?". Le expliqué pacientemente todo.
Mey también empezó a distribuir conmigo materiales, incluyendo DVD, a la edad de tres años. Si una persona no aceptaba la verdad cuando trataba de persuadirla de que renunciara al partido comunista chino (PCCh), decía: "¡Por favor, renuncie! Lo que dijo mi abuela es verdad, y es por su propio bien".
La gente a menudo le sonreía. Una persona de un grupo dijo: "Hasta esta niña entiende que tenemos que renunciar". Mucha gente hizo comentarios similares sobre ella.
Entonces les dije: "No es una niña normal". Ella dijo con orgullo: "Yo soy discípula de Dafa". Hacía esto cada vez que hablaba con la gente sobre dejar al PCCh.
Le di un pulgar en alto y le dije: "Lo hiciste muy bien", y también le dije: "Aclarar la verdad y salvar a la gente es el voto que hicimos con el Maestro cuando bajamos a este mundo. El Maestro nos dice que hagamos las tres cosas bien y salvemos a más gente".
Ella respondió: "Saldré a salvar a la gente con la abuela todos los días".
Como la naturaleza del niño es jugar, Mey todavía no puede tomar la iniciativa para estudiar el Fa y hacer los ejercicios. Todavía no puede terminar las cuatro posiciones del segundo ejercicio. Eventualmente la guiaré en estos asuntos.
En el proceso de cuidar a mi nieta, me di cuenta de que cada uno de mis pensamientos, palabras y acciones tiene un efecto muy importante y que debo cultivarme mejor, así como cuidar bien de esta joven practicante.
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