(Minghui.org) Desde hace mucho tiempo, venía notando que siempre me encontraba cansada. Me quedaba dormida cuando estudiaba el Fa o practicaba los ejercicios. No era capaz de recordar lo que el Maestro enseña cuando acababa de estudiar el Fa. Incluso se me cayó el libro de las manos, en un par de ocasiones, durante el estudio grupal.
Me sentía muy avergonzada cuando me veía en las fotos, del sitio de práctica, durmiendo mientras practicaba los ejercicios y enviaba pensamientos rectos.
Durante mucho tiempo, no miré hacia dentro para buscar la causa de la interferencia, sino que me limitaba a culpar a las viejas fuerzas o a los factores perversos en otras dimensiones, por cebarse conmigo.
Me acostaba a medianoche, después de enviar pensamientos rectos, y me levantaba a hacer los ejercicios a las 3:30 a.m. Me sentía bastante bien cuando los compañeros practicantes me elogiaban, diciéndome: “diligente”.
Cuando vivía en China, tomé la costumbre de dormir la siesta después de almorzar. Cuando llegué a América, tuve que dejar aquel hábito por falta de tiempo. Tenía que trabajar para ganarme la vida, estudiar inglés y participar en un proyecto haciendo llamadas telefónicas a China continental.
Entendí que el tiempo es algo tan valioso que no puedo permitirme desperdiciarlo. A menudo, comía los alimentos tal y como los sacaba del refrigerador, porque quería ahorrar unos minutos, que me concedieran cierto margen, y me permitieran cumplir con todo lo que había planeado.
Durante algún tiempo, me quedaba dormida en cuanto me sentaba a realizar las llamadas telefónicas.
Probé muchas cosas para intentar mantenerme despierta, como ducharme, salir a respirar un poco de aire fresco al balcón o comer algo. Sin embargo, nada conseguía librarme de aquella pesadez.
Entonces, los compañeros practicantes me recordaron que debía cuidarme porque todavía poseía un cuerpo humano.
El Maestro dijo:
“En la cultivación, debes ajustarte a la sociedad humana común al mayor grado posible, no alteres siempre las formas de la sociedad humana común porque ahora te estás cultivando, eso sería inaceptable” (Exponiendo el Fa en el Fahui de Suiza).
Noté que me había ido al extremo; que la forma en que organizaba mi tiempo y mis tareas no se ajustaba a la sociedad humana común.
En aquel momento, una practicante llegó a nuestra ciudad y se instaló en mi casa. Me deprimí cuando me indicó que la posición de mi cuerpo y mis movimientos al hacer los ejercicios, no eran correctos.
Invirtió mucho de su tiempo en ayudarme. Después de mirar el vídeo de los ejercicios juntas, corrigió cada una de mis poses. En cuanto concluyó, pude sentir la energía fluyendo a través de mi cuerpo entero. Fue una sensación muy reconfortante.
El Maestro estableció que los requisitos para la meditación sentada serían:
“Mantener la espalda erguida y el cuello recto. Encoger levemente la mandíbula. Levantar la punta de la lengua contra el paladar. Mantener todo el cuerpo relajado, pero no flojo. Mantener una abertura muy pequeña entre los dientes. Cerrar los labios y los ojos ligeramente. Dejar emerger la compasión y benevolencia del corazón y presentar una expresión de bondad y serenidad en el rostro” (Extracto de Explicación de los movimientos con fotos del libro Da Yuanman Fa - Vía de la Gran Perfección)
Creo que antes, en realidad, no había tomado en serio las palabras del Maestro: “...la práctica de cultivación es la mejor forma de descansar…” (Exponiendo el Fa en el primer Fahui de Norteamérica).
Antes, siempre me encontraba cansada, y tenía que tomar descansos o dormir un rato. Pero desde que aquella practicante corrigió mis movimientos y mis posturas, fui capaz de practicar los ejercicios y enviar pensamientos rectos con una mente lúcida. Dejé de sentirme cansada.
Ahora, puedo confirmar personalmente, que he experimentado que practicar los ejercicios de Falun Dafa son, en efecto, "la mejor forma de descansar”.
Las acciones rectas de aquella practicante también me mostraron como hacer algunas cosas con la seriedad y la honestidad adecuadas. En cuanto acababa de comer, lavaba su plato y su vaso, y los secaba. Dejaba limpio y reluciente cada recipiente o utensilio que usaba. Tras pasar unos días conmigo, la cocina me parecía más brillante y más grande que nunca.
Al compararme con ella, me di cuenta de que había estado engañándome a mi misma, de muchas formas. Por ejemplo, aunque aparentaba estudiar el Fa, no era capaz de comprender lo que leía y, mucho menos, de recordarlo. Practicaba los ejercicios medio dormida. Acababa durmiéndome cada vez que intentaba enviar pensamientos rectos. Hacía llamadas telefónicas, pero agotada y falta de lucidez.
Superficialmente, aparentaba ser bastante diligente porque estaba usando la mayor parte de mi tiempo para validar el Fa, y dormía muy poco. Pero la realidad era otra: No hacía ninguna de las tres cosas correctamente.
Hacer las cosas irresponsablemente es algo propio de la cultura del partido. Así solo conseguiremos refrenar nuestra cultivación y obstaculizar nuestros esfuerzos por salvar a la gente a través de los proyectos de aclaración de la verdad.
Debemos tomar en cuenta lo que el Maestro enseñó sobre hacer las cosas con seriedad.
El Maestro dijo:
“A veces los medios de comunicación los usan, a veces algún proyecto los usa, pero vuestros pensamientos, esa manera extrema de actuar de la cultura del partido, de mentir y el estilo imprudente de trabajo, realmente hacen que ellos no lo puedan soportar” (Enseñanza del Fa en el Fahui de San Francisco).
También dijo:
“Aquellos con grandes ambiciones: aprendan el Fa recto, obtengan el fruto verdadero, eleven el xinxing y eliminen los apegos; así alcanzarán la perfección” (Características de los métodos de gong del libro Da Yuanman Fa).
Nos encontramos en la última etapa de la rectificación del Fa. Ha llegado el momento de deshacernos de todas nuestras nociones humanas. Debemos cultivarnos genuinamente y salvar a más seres conscientes
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Categoría: Mejorándose uno mismo