(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa en 1996. Un practicante me había entregado un ejemplar de Zhuan Falun, y un DVD con las instrucciones de los ejercicios. No podía contener mis lágrimas mientras leía este precioso libro.

Durante mucho tiempo, sentí que la vida no tenía sentido ni esperanza, e incluso había contemplado el suicidio. Las enseñanzas de Dafa tocaron mi corazón, me dieron esperanza y me ayudaron a ver el verdadero significado de la vida.

Recitar los poemas de Shifu aleja los daños

En 2001 fui arrestado y llevado a un campo de trabajos forzados. Los guardias trataban de "transformar" a los practicantes y con tal fin crearon un grupo especial de trabajo para forzar a los que seguían manteniéndose firmes y se negaban a abandonar su Fe.

Los guardias nos dividieron en grupos, turnándose para tratar de "transformarnos". Se asignaron tres guardias a cada practicante. Uno me amenazó diciendo: “En menos de tres días, estarás “transformado”. Seremos duros contigo, si no te "transformas" en dos horas. Trabajaremos contigo las 24 horas del día".

Solo pude recordar y recitar algunos poemas de Hong Yin, ya que no se permitía leer libros de Dafa. 

Shifu escribió: 

"Dafa nunca abandona el cuerpo,
el corazón contiene Zhen-Shan-Ren;
un gran luohan en el mundo,
espíritus y fantasmas temen más"

(Poderosa virtud, Hong Yin).

Recitar los poemas fue muy efectivo. Los guardias no se atrevieron a golpearme durante los primeros ocho días. Entonces comencé a relajarme en recitar los poemas y en vez de eso tome la iniciativa de hablar con los guardias.

Un guardia dijo: "Hoy te ves normal. Solías lucir grande y alto".

Me di cuenta de que Shifu me estaba dando una pista. ¿Fue por recitar el Fa que los guardias me veían más grande y alto? El mal no era capaz de hacerme nada cuando yo creía firmemente en Shifu y en Dafa, y tenía fuertes pensamientos rectos. Cuando aflojé en recitar el Fa y mantener pensamientos rectos, los guardias comenzaron a torturarme.

Uno de los guardias trajo una picana eléctrica nueva de 30 000 voltios. Ya había tres picanas en la habitación. Con las picanas en sus manos, dijeron: "¡Di que tu Maestro te mintió!".

Les dije: "No me mintió", una vez más volvieron a preguntarme. Se sorprendieron cuando de nuevo me negué a decir lo que querían oír. Luego usaron la picana de 30 000 voltios. Sentí mis nudillos golpeándose unos contra otros, haciendo un sonido de cascabeleo.

"Sin duda, esta nueva picana es mucho más poderosa", pensé para mí. Entonces, oí una voz decir: 

"Si él es capaz de abandonar la vida y la muerte, él será un dios, si no es capaz de abandonar la vida y la muerte, será un humano" (Exponiendo el Fa en el Fahui de Australia).

Comencé a recitar el Fa del Maestro y la picana se quedó sin electricidad. Los guardias se quedaron atónitos y asustados, salieron apresuradamente de la habitación.

Negándome a traicionar a Shifu

Aunque me torturaron durante tres días, me negué a ser "transformado". Por lo que fui transferido al campo de trabajo forzado de Baoding.

Allí, los guardias me torturaron en la “cama del muerto”. Me ataron la cabeza y a continuación me amarraron el cuerpo a la cama con una cuerda que comenzaba desde los pies hasta el pecho. Después me esposaron las manos a la parte superior de la cama, quedando completamente inmovilizando. Al tercer día el dolor ya era insoportable.

En mi mente decidí que no traicionaría al Maestro ni a Dafa por muy insoportable que fuera el dolor. Estuve atado a la "cama del muerto" por más de un mes. Nunca sucumbí al mal, y mi cuerpo no resultó herido ni dañado.

El jefe del campo de trabajos forzados me preguntó si lo odiaba por perseguirme. Cuando le dije que no lo odiaba, se sorprendió.

Me iluminé a que el mal se desintegrará si actuamos siempre como cultivadores, si verdaderamente creemos en Shifu y en Dafa con una mente clara, manteniendo fuertes pensamientos rectos.