(Minghui.org) Luego de que la persecución a Falun Dafa comenzó en 1999 en China, ordenaron a un oficial de la estación policial para que vigile.

Cada tanto venía a mi trabajo para presionarme y hacer que abandonara mi práctica.

Le dije que la constitución china establece que los ciudadanos chinos tienen el derecho a la libertad de creencia. Le conté acerca de los cambios positivos que he experimentado cuando comencé a practicar. También le dije cómo las personas se volvieron honestas y con una moralidad alta luego de que ellos empezaron a practicar Falun Dafa.

Él gradualmente fue conociéndome, y supo que era una persona amable. Mi jefe y compañeros de trabajo le dijeron que era diligente y muy responsable en mi trabajo y que todos los años recibía elogios por ser un trabajador destacado. Gradualmente, su actitud cambió y me pidió que le contara más sobre Falun Dafa. Le mostré los ejercicios y él aprendió algunos de los movimientos.

Más tarde, le di una copia del libro Nueve comentarios sobre el Partido Comunista. Él lo leyó en un día y me dijo que estaba bien escrito. Quedó conmovido por ello.

A medida que pasaba el tiempo, le di más información sobre Falun Dafa y su opinión de Dafa cambió por completo. Empezó a proteger a los practicantes. Cada vez que la oficina 610 planeaba perseguir a los practicantes, él intentaba advertirnos de antemano. Si alguien denunciaba a los practicantes, él les decía que son buenas personas, y que no crean en la propaganda del régimen. Una vez, un practicante fue arrestado por entregar información, y lo liberó después de que estuvo sentado en la oficina durante dos horas. En otra ocasión, la oficina 610 le pidió que enviara a oficiales de policía a arrestar a practicantes. Les dijo que tenía muchos casos que manejar y que no tenía tiempo.

También ayudó a que otros sepan sobre Falun Dafa y sobre cómo está siendo perseguido. Cada vez que teníamos nuevos materiales, le entregaba varias copias. Los puso sobre la mesa en el comedor y le dijo a sus compañeros de trabajo que estos eran artículos confiscados. Me dijo que casi todos los oficiales de policía en la estación habían leído los Nueve Comentarios o los materiales de aclaración de la verdad. Cada vez que los funcionarios de la oficina 610 o del comité de asuntos políticos y jurídicos venían a visitarnos, ponía información sobre Falun Dafa en la mesa para que los leyeran.

En 2011 me pidió que le comprara un juego de libros y comenzó a practicar Falun Dafa. Han pasado siete años y seis de sus compañeros de trabajo se han convertido en practicantes a través de él. Todos renunciaron al partido y a sus organizaciones juveniles. Todos los domingos visita a sus familiares que viven en la aldea para poder hablarles sobre Falun Dafa. Una vez alguien le preguntó: “¿No eres un oficial de policía? El gobierno ha prohibido esto, ¿aún crees en eso?”. Él respondió: “Una vez que sepas la verdad, sabrás que Falun Dafa es bueno”.