(Minghui.org) Antes de comenzar a practicar Falun Dafa, estuve enferma toda mi vida. Cuando era joven, a menudo tenía dolores de estómago y todo mi cuerpo se sentía débil. Ningún médico pudo identificar la causa de mis enfermedades, y ningún medicamento funcionó conmigo.

Cuando tenía 40 años, tenía hiperplasia ósea en la columna vertebral, lo que me causaba un dolor severo y tenía dificultad para caminar. Tuve un infarto de miocardio que me impedía realizar actividad física. No podía oler nada debido a una sinusitis severa. También tuve pérdida de memoria y no podía encontrar el camino a casa cuando salía sola.

Me diagnosticaron vasculitis en 2005 cuando tenía 50 años. En menos de seis meses, aparecieron moretones negros y morados en mis piernas, y las uñas de mis pies se volvieron negras. El médico me dijo que no había cura y que debía ir a casa a descansar. Perdí la confianza, y mi vida se tornó desesperada.

No podía dormir a causa del dolor que a menudo me hacía rodar en la cama. Creía que solo la muerte podía liberarme de este dolor y pensé en saltar al río o en provocarme una sobredosis de somníferos. Pero no podía dejar a mis hijos.

Mi salud mejoró después de escuchar Zhuan Falun

Ese mismo año, la hermana de mi vecino que practicaba Falun Dafa, se enteró de mi situación y trató de persuadirme para que empezara a practicar Falun Dafa. Ella me dijo lo bueno que era, y que si practicaba con un corazón sincero, podía recuperarme de mis enfermedades. Sin embargo, me negué a creer que algo pudiera salvarme ya que había tomado medicamentos toda mi vida sin ninguna mejoría o cura, y me estaba muriendo. ¿Qué podría salvarme la vida?

Me dijo que me daría una copia de Zhuan Falun, y después de leerlo, podría decidir si quería practicar o no. Le dije que solo asistí a la escuela durante dos años y que había olvidado cómo leer. Ella dijo: "Entonces te lo leeré".

Se fue a casa y regresó rápidamente con el libro. Cuando vi la foto del Maestro Li Hongzhi (el fundador), pensé inmediatamente: "¡Esto es exactamente lo que he estado buscando!". Las lágrimas de repente rodaron por mi cara; ¡no podía entender por qué lloraba!

Le rogué que empezara a leerme el libro. Después de leer unas cuantas páginas, hubo un resplandor en la habitación que la iluminó como un relámpago. De repente, pude ver las cosas muy claramente. No había visto bien en los últimos cuatro o cinco años, como si mis ojos estuvieran cubiertos de niebla. Sin embargo, mis ojos eran brillantes y mi corazón se sentía abierto. Estaba tan emocionada.

Desde entonces, mi vecina vino a leerme Zhuan Falun todos los días, y me enseñó los cinco ejercicios. A raíz de eso los milagros se sucedieron uno tras otro. En pocos días, el dolor en mis piernas desapareció por completo, los moretones también desaparecieron, y mis uñas ya no estaban negras. Mi memoria regresó y la sinusitis desapareció. Podía oler de nuevo, y ya no me dolía la espalda.

Todo mi cuerpo renació. Comprendí profundamente que el benevolente Maestro Li me dio una segunda vida. Me incliné ante la foto del Maestro con lágrimas en los ojos; ¡debo escucharle y cultivarme bien!

Difundiendo la verdad de Falun Dafa

Para ayudar a que más personas se beneficiaran de Falun Dafa como yo lo hice, y para evitar que sean engañadas por el partido comunista chino (PCCh), salí con otros practicantes para distribuir materiales como el libro Nueve Comentarios sobre el Partido Comunista, DVD de esclarecimiento de la verdad, volantes, y pancartas. Le contaba a la gente mi propia historia y los persuadía para que renunciaran al PCCh. Bajo la protección del Maestro, el peligro siempre se aplacaba, y estábamos a salvo.

Un día salí con un practicante de 79 años para distribuir material sobre la persecución. Con cada uno de nosotros montado en un triciclo, fuimos de pueblo en pueblo. Después de salir de un pueblo, de repente un automóvil se detuvo frente a nosotros. Dos hombres salieron gritándonos: "¿Estas distribuyeron materiales de Falun Dafa? ¡Ven con nosotros a la comisaría!". Nos negamos y dijimos que no habíamos hecho nada malo porque las cosas que distribuimos eran para ayudar a la gente. Le pedí al Maestro en mi corazón que fortaleciera mis pensamientos rectos.

Miraron nuestros triciclos y vieron los folletos, DVD y volantes. Envié un fuerte pensamiento: "Estoy a cargo de mis cosas. Nadie más puede llevárselas". Había un folleto sobre la renuncia del PCCh y sus organizaciones afiliadas en el triciclo. Lo tomaron y lo leyeron. Continué enviando pensamientos rectos.

Nos dijeron que eran los gobernadores de la aldea y que algunos aldeanos acababan de denunciarnos. Nos pidieron que abandonáramos el pueblo y no volviéramos. Pusieron el folleto en el triciclo, colocaron la cubierta y nos dejaron ir. Estoy agradecida por la benevolente protección del Maestro.

El año pasado, cuando colgaba una pancarta de Falun Dafa con otro practicante, nos arrestaron y nos llevaron a la comisaría. Un oficial dijo que nos condenarían a prisión. Pero nuestros corazones no se movieron y yo seguí explicándoles los hechos sobre Falun Dafa. Describí todas las enfermedades que tenía antes de practicar Dafa y dije: "Si no hubiera practicado Falun Dafa, habría muerto hace mucho tiempo, y tú habrías perdido la oportunidad de oír hablar de la bondad de Dafa".

"Puedes comprobar los hechos. Mi familia era pobre porque gastábamos mucho en el tratamiento de mis enfermedades. No podíamos permitirnos un ventilador en verano ni carbón para calentar la casa en invierno. Todo nuestro dinero fue para pagar los médicos y los medicamentos. Me estaba muriendo, e incluso el doctor se había dado por vencido conmigo. Todos en mi pueblo conocen mi historia. El Maestro Li nunca me ha pedido un centavo, y todas mis enfermedades han desaparecido".

"Estoy más saludable ahora que en cualquier otro momento de mi vida. No solo trabajo en la granja para mi familia, sino que también me ofrezco como voluntaria para limpiar en mi pueblo". La otra practicante también les contó a los oficiales sobre su milagrosa recuperación del cáncer en etapa tardía hace 20 años, después de comenzar a practicar Falun Dafa.

Estuvimos detenidas durante casi dos días y continuamos hablándoles sobre Falun Dafa y enviando pensamientos rectos mientras le pedíamos al Maestro que nos ayudara. Fuimos liberadas sin ningún daño.

Una noche, acompañé a otro practicante a colgar carteles en los postes de servicio público. Un vehículo policial se detuvo de repente y nos bloqueó el paso. Un oficial gritó: "¿Qué estás haciendo?". No respondimos. El oficial miró al poste pero no vio nada en él. Seguimos caminando y nos fuimos. Gracias al Maestro por protegernos una vez más.