(Minghui.org) Hoy en día en China, la moralidad se está deteriorando. El interés personal está por encima de todo lo demás, y el dinero es lo que más se valora. La gente casi nunca se detiene para ayudar a un anciano o a una persona discapacitada que pueda haberse caído en la calle. Abajo hay dos historias de como los discípulos de Falun Dafa actúan de manera diferente.

Venta de trigo

El practicante de Falun Dafa Li Ming (seudónimo) ha ayudado a su cuñada desde que murió su hermano. Un día de la primavera pasada, su cuñada le pidió que vendiera varios cientos de kilos de trigo. Llevaba el trigo en su triciclo eléctrico hasta el puesto de comida del mercado. El trabajador pesaba el trigo. Eran 230 kg, y el precio era de 1,19 yuanes por 500 g. Se suponía que Li obtendría 547,4 yuanes en total. Li tomó el recibo del trabajador y fue al contador a buscar el dinero. Sin embargo, el contable le dio 5.474 yuanes, aparentemente sin tener en cuenta el punto decimal.

Li le dijo al contador que le había pagado demasiado. El contador estaba conmocionado y no podía creer que había cometido un error tan grande. Li devolvió el dinero y tranquilamente dijo: "Dame 550 yuan, y te daré 3 yuan en cambio".

Había otros dos vendedores de trigo esperando el pago. Ambos elogiaron a Li repetidamente, diciéndole al contador: "¡Ah, hoy has conocido a una buena persona!". El contable estaba muy agradecido y dijo: "Hoy he conocido a una gran persona". Li respondió: "Soy un practicante de Falun Dafa. no aceptaría dinero que se supone que no debo tener".

Los otros dos vendedores de trigo exclamaron: "¡Los practicantes de Falun Dafa son gente muy agradable!".

Asistiendo a un anciano

Hacía mucho frío el invierno pasado. Mientras caminaba por una calle de un pequeño pueblo de Shandong, vi a un hombre mayor que tenía alrededor de 70 años y se encontraba tendido en las escaleras frente a una tienda. Parecía sentir mucho dolor.

Había muchos coches y gente en la calle. Varios taxis se hallaban estacionados cerca de la tienda. Sin embargo, nadie se acercó a ofrecer ayuda al anciano.

Me acerqué y le pregunté: "¿Qué le pasa?". El hombre me dijo dónde vivía y que en la parte baja de su espalda había rebrotado su hernia. No podía ir a casa solo, y no tenía teléfono. Llamó al taxista que estaba a pocos pasos y le pidió que lo llevara a su casa, pero el conductor lo ignoró.

Lo ayudé a levantarse con mucho esfuerzo y lo acompañé hasta el taxi. Le pedí al taxista que lo llevara a su casa. Aceptó a regañadientes. Entonces ayudé al hombre a sentarse junto al conductor. Me lo agradeció enormemente.

No lo habría hecho si no hubiera practicado Falun Dafa, una disciplina que exige a la gente que sea buena, que siga los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, y que siempre considere primero a los demás.