(Minghui.org) Este verano, la gente escuchaba una apacible música que provenía de las inmediaciones del estanque de una aldea situada en la provincia de Hebei. La gente se acercaba, se detenía y observaba a los practicantes de Falun Dafa haciendo los ejercicios.
Hay cuatro practicantes de Falun Dafa en esta aldea, que nunca han dejado de practicarlo, a pesar de la persecución. Nunca han cejado en su empeño de generar conciencia sobre la persecución y de contar la verdad sobre esta práctica de cultivación, a sus vecinos. Viven una vida en familia armoniosa. Son bondadosos y considerados con los demás. Dos de ellos a pesar de tener cerca de 70 años se muestran muy saludables.
Uno de estos ancianos era una persona frágil y siempre estaba acatarrado o con gripe. Aunque visitaba la clínica local con frecuencia, nada lo aliviaba. Sabía que los practicantes de Falun Dafa disfrutan de una salud envidiable, así que les pidió que le enseñaran los ejercicios de Dafa. ¡Simplemente entrenando, su salud mejoró hasta convertirse en alguien robusto!
A una señora mayor le diagnosticaron un crecimiento excesivo de los tejidos blandos, así que empezó a hacer los ejercicios con el grupo. Se quedó asombrada al comprobar a los pocos días que ¡el crecimiento se atenuaba!
Mucha más gente se unió al grupo después de presenciar los beneficios que brinda la práctica de cultivación a los practicantes de Dafa. Cuando alguien se acerca y les pregunta qué están haciendo, responden: “Estamos entrenando para volvernos más saludables”.
Renunciando al PCCh con su verdadero nombre
En una ocasión, se acercó un caballero que aparentaba tener alrededor de 50 años. Parecía muy saludable y vigoroso. Me dijo que solo tenía 75 años.
Describió: “De joven fui el secretario de la aldea. He presenciado campañas del partido comunista chino (PCCh) de todas las clases posibles, y he visto sufrir enormemente a gran cantidad de gente. Durante la revolución cultural, dimos la orden de que demolieran el Templo Guanyin. Yo tenía miedo de la retribución que esto me ocasionaría, pero el director de la aldea ansiaba hacerlo. Sufrió un grave accidente poco tiempo después, a raíz del cual todos empezaron a comentar que había recibido su castigo por demoler el templo”.
Añadió: “He trabajado para el PCCh durante toda mi vida, pero nunca he sido corrupto como los demás. Siempre me he guiado de acuerdo a los valores tradicionales. Quisiera renunciar al PCCh con mi verdadero nombre”.
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