(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa en 1995. He sido arrestada ilegalmente en cinco ocasiones desde que el régimen de Jiang comenzó la persecución en 1999. Aunque he sido torturada, nada puede hacer que abandone mi fe.
Shifu dijo:
“Si después de encontrarte con circunstancias difíciles, tus pensamientos pueden ser realmente rectos, entonces, cuando te enfrentes con la malvada persecución y cuando te enfrentes con interferencias, una sola frase tuya reforzada con pensamientos firmes y rectos podrá instantáneamente hacer que el mal se desintegre, (aplausos) y hará que quienes estén siendo usados por la maldad se den media vuelta y huyan, hará que la persecución perversa hacia ti se disuelva, y hará que la interferencia maligna hacia ti desaparezca sin dejar huellas. Un pensamiento nacido de la fe recta es todo lo que se necesita. Y el que pueda sostener firmemente esos pensamientos rectos y perdurar hasta el final, se volverá un magnífico dios forjado por Dafa" (Exponiendo el Fa en el Fahui Internacional del Oeste de los Estados Unidos).
Los perseguidores de Falun Dafa lo intentaron de todas las maneras posibles pero no pudieron hacerme dejar mi creencia. La policía intentó diferentes métodos de tortura para que les diera información, lo estuvieron intentando pero no pudieron debido a mis fuertes pensamientos rectos. Mientras, los traté amablemente y les hablé sobre Falun Dafa.
Clarificando la verdad a un oficial de policía
Estuve arrestada en 2014 cuando con unos compañeros practicantes visitamos a otros practicantes en el centro de lavado de cerebro.
Los oficiales me interrogaron. Tuve la oportunidad de hablarles sobre Dafa. Les hablé sobre los cambios físicos y espirituales que experimenté después de convertirme en una cultivadora. Les dije que la libertad de creencia está garantizada de las personas, Jiang Zemin ha infringido la ley, violando las leyes de la constitución china. Como no cooperé utilizaron otros medios para lograr su objetivo.
Un oficial de policía, quien alegó que era bueno solucionando casos, me llevó a una casa vacía y me dejó sentarme por un tiempo. Estaba un poco asustada.
Volvió después de media hora y educadamente me pidió que cooperara. Dije: “Falun Dafa enseña a las personas a seguir los principios de ‘Verdad-Benevolencia-Tolerancia’. ¿Cómo puedo cooperar contigo? Si lo hago, tú y yo cometeríamos un crimen contra Falun Dafa”.
Respondió que practicar Falun Dafa estéá en contra de la ley-como Jiang Zemin había ordenado.
“Lo que dijo Jiang no es la ley” dije. “No hay ninguna ley que diga que practicar Falun Dafa sea ilegal. De acuerdo a la constitución china, las personas tienen libertad de creencia. Sería maravilloso si todo el mundo practicara Falun Dafa. Las personas tendrían buena salud, la sociedad sería más segura y todo el mundo tendría una gran moralidad”.
Como no hacía lo que pedía, me llevó a otra habitación. Trató de torturarme.
“Te ataré al banco del tigre”, dijo: “introduciré un cigarrillo en cada uno de tus orificios nasales, taparé tu boca con cinta, y cubriré tu cabeza con una cubo de metal. Después encenderé los cigarrillos y golpearé el cubo con un hierro hasta que respondas a mis preguntas”.
Sinceramente estaba un poco asustada, porque estábamos solos en esa casa. Así que envié fuertes pensamientos rectos y le clarifiqué la verdad sin detenerme. Como tenía la misma edad que mi hijo, sentí lástima por él.
No sentí ningún resentimiento ni odio y solo quería hablarle sobre Falun Dafa.
“Joven” le dije: “no te preocupes porque denuncie tu maltrato hacia mí. Tengo 60 años y no tengo miedo a nada. No te odiaré aunque me maltrates, pero tengo que decirte que no he infringido la ley. Seguir los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia no está en contra de la ley. ¿Tienes el corazón para torturar una a mujer mayor como yo? Aunque no haya vigilancia en esta casa, los seres divinos nos rodean y ven todo lo que haces”.
Continué: “No deberías perseguir a los practicantes de Falun Dafa porque cometerás un pecado. ¿Por qué no buscas otro trabajo? Tenemos que buscar algunas formas para escapar de la retribución ¿no crees? Espero que yo sea la última practicante que persigues”.
Continuamos hablando. Al final, le pregunté si iba a torturarme. Respondió: “No puedo hacerlo a una persona tan compasiva como tú”.
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