(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Gong en 1996, y la persecución se inició tres años más tarde. No hubiera podido seguir cultivándome sin la protección de Shifu, quien me ha cuidado durante estos veinte años: he sido arrestado diez veces, estuve detenido en centros de lavado de cerebro, tres años y medio en prisión y mi casa fue saqueada. Estuve sometido a todo tipo de torturas en prisión tanto física, como mental y psicológicamente.
Pero firmemente pienso que el camino que he elegido es el correcto.
Cumpliendo con los votos que hice en mi infancia
Cunado era niño, leí una historia sobre un cazador llamado Hailibu. Él era conocido por ser una buena persona. Un día, conoció una deidad que le dijo que en unos días iba a haber una inundación en su pueblo para eliminar a las personas malvadas y le dijo que fuera a una montaña alta para mantenerse a salvo. También le advirtió que no debía revelar este hecho a otros aldeanos, si decía algo se convertiría en una roca.
Él no quería ver que su pueblo sufriera los efectos de la inundación, y les dijo que fueran a un lugar alto. Pero nadie le creyó. Hailibu no tuvo otra opción que decirles la verdad sobre la deidad. Y como se lo advirtió la deidad, se convirtió en una roca. Al ver esto, los aldeanos finalmente le creyeron y corrieron por sus vidas; y muchos se salvaron.
Yo tenía 12 años en ese momento. Y pensé que si me encontraba en la misma situación haría lo mismo: No tendría miedo de convertirme en una roca.
Cincuenta años después, a través de la cultivación, me di cuenta que hice un voto similar en la prehistoria con Shifu. Hoy cuando clarifico la verdad, estoy cumpliendo mi voto.
Dando a conocer la persecución
Cuando fui a Beijin a apelar por Falun Gong, también conocido como Falun Dafa, me arrestaron y escoltaron de regreso a mi casa. Trabajé en dejar el apego al miedo y comencé a hablarle a las personas cara a cara sobre Falun Gong. Le hablé sobre las maravillas de Falun Gong y expuse las mentiras que los medios de comunicación esparcieron.
Cuando sucedió la “autoinmolación de la plaza Tiananmen”, la situación empeoró no solo en la sociedad, sino también en mi casa. Cuando otra mentira salió en la televisión diciendo que matábamos a las personas, mi esposa se enojó y se encerró en su habitación. Al día siguiente, ella se fue a la casa de nuestra hija y no regresó por años. Durante ese tiempo ella no quiso escuchar ninguna de mis explicaciones y vivía la mayor parte del tiempo con miedo.
Mi esposa estaba muy asustada y no me permitía clarificarle la verdad a las personas. Cuando finalmente regresó a casa, nuestros conflictos eran porque no le parecía que clarificara la verdad. Claramente fueron los profundos efectos de la propaganda del partido comunista chino (PCCh).
Pero a lo largo de los años, la situación ha mejorado, ahora, casi nunca trata de impedir que me cultive o que aclare la verdad.
Entendí que el propósito de aclarar la verdad es, salvar a las personas. Después de que Shifu publicara “Dejen ir los corazones humanos, salven a la gente del mundo", hice mi mejor esfuerzo por cumplir mi deber. La compasión que he cultivado gracias a Dafa, me ha dado el sentido de urgencia para permitir que los seres conscientes elijan un futuro mejor.
Después de que se publicaron los Nueve Comentarios sobre el Partido Comunista, pude persuadir a 700 personas para que renunciara al PCCh y sus organizaciones.
Fui arrestado en enero de 2006 porque operaba un centro de producción de materiales. Una docena de practicantes y yo fuimos enviados a prisión.
Salvando a los seres consientes en cualquier ambiente
La atmósfera de terror y supresión dentro de la prisión era sofocante. Nuestros derechos humanos fueron pisoteados, fueron cometidos numerosos crímenes. Era un lugar donde la oficina 610 era libre de ser brutal e indecente como fuera posible.
Bajo el doble incentivo de altas bonificaciones y promociones, algunos oficiales de policía ignoraron su conciencia e hicieron lo peor. Incluso alentaron a otros reclusos a golpear a los practicantes y maltratarlos.
Cuando estuve encarcelado, de cuatro a seis presos se turnaron para vigilarme las 24 horas de día, los 7 días de la semana. No me permitían hablar, las visitas al baño fueron limitadas y me obligaron a sentarme durante largos períodos de tiempo en bancos de tortura. Las horas para dormir también estaban muy racionadas hasta el punto de la privación del sueño. Me obligaron a hacer trabajo forzado durante 15 horas al día.
Un recluso abusó de mí a voluntad; perdí la audición debido a sus fuertes palizas. Me obligaron a estar en pie bajo el sol, en el calor del solsticio de verano durante más de 10 horas continuas. Me sofocaron, empujaron mi cabeza en el agua sucia durante mucho tiempo... parecía que harían cualquier cosa para hacerme abandonar mis creencias.
La prisión era como un infierno viviente; cada segundo adentro se sentía como un año. Pesaba 62 kilos (138 libras) cuando fui enviado a prisión. Después de cuatro meses, solo pesaba 41 kilos (90 libras).
Nunca olvidé que era un practicante de Falun Gong y que tenía una misión histórica. Persuadí a más de 200 personas para que renunciaran al PCCh y sus organizaciones mientras estaba en prisión. Y continué con mi trabajo después de que me liberaron.
Shifu nos dijo:
“Estudiar bien el Fa, hacer un buen trabajo en la aclaración de la verdad y salvar seres conscientes son vuestras máximas prioridades. Si vuestros pensamientos rectos son muy fuertes, podrán hacer bien las cosas que se supone que tienen que hacer los Dafa dizi” (Al Fahui del Medio Oeste de EE.UU.).
Desde junio de 2009, he salido a contarle a la gente sobre la persecución a diario. En un buen día, puedo ayudar a varias docenas de personas. También utilizo los billetes para aclarar la verdad, escribo información sobre Falun Gong en ellos.
Ofrezco cientos de volantes de Falun Gong semanalmente. Estoy agradecido con los compañeros practicantes que han trabajado tan duro para hacerlos.
Instalé equipos satelitales para poder ver las emisiones de NTD en mi casa; gracias a esto, quería que la gente que nos visitara aprendiera la verdad y tomara su propia decisión para su futuro.
En mayo de 2015, vi que muchos compañeros practicantes estaban presentando demandas contra Jiang Zemin, quien lanzó la persecución. También envié mi caso por correo a la suprema corte.
El 10 de julio, más de 20 oficiales vestidos de civil vinieron y allanaron mi casa. Afortunadamente, pude escapar. Regresé a casa al día siguiente y pensé que, si volvían, me quedaría y les aclararía la verdad. Después de todo, ellos también merecían ser salvados.
Les hablé con compasión cuando vinieron de nuevo, y desde entonces no me han acosado. Inspirado, fui a visitar al director de la oficina local 610 y al jefe de policía, y fueron receptivos.
Sabía que había dos personas estacionadas cerca de mí para vigilarme, pero no les presté atención. Estaba haciendo lo correcto y nadie debería interferir.
Los practicantes de hoy están haciendo historia: con nuestros monumentales esfuerzos para salvar a la gente, más de 290 millones ya han renunciado al PCCh y sus organizaciones. Pero todavía hay muchas más personas engañadas por la propaganda y sin darse cuenta de la verdad. Todavía tenemos mucho trabajo por hacer.
Con tan poco tiempo restante, recordémonos el uno al otro alcanzar el ritmo de la rectificación del Fa y cumplir con nuestros votos. Este es mi entendimiento en el momento actual; por favor amablemente señalen cualquier defecto.
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Categoría: Aclarando la verdad