(Minghui.org) El esposo de una practicante y su familia no estaban de acuerdo con su práctica, y la trataban cruelmente. Aún así, ella siguió las enseñanzas de Falun Dafa y mostró compasión, cuidando de su suegro enfermo.
La familia fue testigo del poder de Falun Dafa y finalmente aceptó y respetó su creencia. A continuación, ella cuenta su historia.
Mi suegro fue miembro del partido comunista chino (PCCh) durante 70 años, después de unirse como miembro a la edad de 17 años. Durante la Revolución Cultural, él trató de escapar y se escondió de los guardias rojos. Finalmente lo encontraron y él continuó trabajando para el PCCh durante 35 años. Aunque ya se había jubilado, estaba aterrorizado por el PCCh. Le daba miedo escucharme criticándolo y demasiado asustado para firmar su renuncia. Él se asomaba por la ventana para ver si alguien había escuchado nuestra conversación.
Hace dos años, mi suegro tuvo un derrame cerebral, perdió la coordinación y sufrió de demencia. Junto con mi esposo invertimos mucho tiempo y dinero en el hospital, pero ninguno de los tratamientos dio resultados. Mi suegro salió del hospital y se vino a vivir con nosotros.
Le pedí que recitara: "¡Falun Dafa es bueno! ¡Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno!", pero no lo hizo por miedo a la persecución. Un día, mientras toda la familia estaba fuera y sólo nosotros dos nos habíamos quedado en la casa, reunió su coraje y gritó la frase. Después de medio día, sus síntomas desaparecieron. A pesar del milagro, mi esposo ateo optó por creer que se debió a los efectos secundarios de todos los medicamentos que había tomado antes.
Mi esposo había estado en contra de mi práctica desde que empecé, en 1998. Me amenazaba que me iba a sacar de la casa. Cuando intentaba razonar con él, me golpeaba.
Después de que comenzó la persecución, la situación empeoró. No quería escuchar ni una palabra que le tenía que decir, mucho menos la verdad. Fuera de la casa, yo podía aclarar la verdad a los policías, fiscales y jueces sin miedo, pero en la casa me sentía impotente delante de él.
El año pasado, mi suegro tuvo herpes en la frente y estaba terriblemente hinchado. Después de gastar miles de dólares en el hospital, la hinchazón se fue, pero comenzó a sufrir dolores de cabeza, confusión e incontinencia. Balbuceaba nombres de gente fallecida. A finales de diciembre, mi cuñada lo mandó con nosotros. Mi marido tenía que trabajar durante el día y cuidar de su padre por la noche, lo que lo agotó rápidamente.
Durante las vacaciones de Año Nuevo, las familias de mis dos cuñadas vinieron a ver a su padre. Él estaba delirando tanto que no pudo reconocer a nadie. El 4 de enero, mientras todos salieron a cenar, le puse una lección del Fa, pensando que le ayudaría escuchar la voz de Shifu.
Puse la grabadora en la mesa de la sala y lo ayudé a sentarse. Él agarró la grabadora y la sostuvo en sus manos mientras escuchaba atentamente. Por la tarde, lo vi orinando en el piso, lo que era una buena señal porque normalmente lo hacía en la cama. La familia de su hermano llegó mientras lo estaba cambiando. Mi suegro los reconoció y fue capaz de recordar el nombre de cada uno de ellos.
El 6 de enero, llegó mi cuñada y mi suegro no sólo la reconoció sino que también tuvo una conversación con ella. Le dijo que yo era demasiado buena de verdad y que él no me merecía. Él y su familia nunca me habían tratado bien desde que formaba parte de la familia por mi matrimonio.
Mientras mi suegro continuó escuchando las lecciones de Shifu, su salud mejoró tremendamente. Para el 7 de enero, ya podía ir sólo al baño y comía con nosotros en la mesa. Dejó de balbucear y toser por la noche. Le dije a mi esposo que ya no necesitaba estar pendiente y cuidar de su padre. El 9 de enero, mi suegro ya era perfectamente normal: se bañaba, veía la televisión y charlaba con todo el mundo. Sus dos hijas estaban muy emocionadas, diciendo que yo lo estaba cuidando mejor de lo que ellas jamás podrían hacerlo. Les dije que todo era por Falun Dafa.
De repente, mi marido se molestó y dijo que era debido a los medicamentos que tomó su padre. Le pregunté por qué los medicamentos no habían funcionado antes de que su padre escuchara las lecciones.
Lamentablemente, mi suegro no quiso molestar a su hijo y dejó de escuchar las lecciones. En sólo dos días, estaba enfermo otra vez como antes: orinaba y defecaba por todas partes, balbuceaba, tosía y tenía dolores de cabeza severos. Mi marido no dijo nada y le compró más medicinas pero ninguna funcionó. Parecía que tenía que quedarse con su padre por la noche otra vez.
Le dije a mi esposo y a sus hermanas que me dejaran a mí cuidar de su padre. Me dirigí a mi suegro y le dije que sólo Falun Dafa lo podía salvar y que él no debería creer otra cosa. Esta vez, él asintió con la cabeza.
El 12 de enero, puse a mi suegro a escuchar nuevamente las lecciones y su salud mejoró, salvo que la parte izquierda de su cabeza y la pierna izquierda todavía le dolían. Un día, cuando escuchaba la lección, dijo de repente: "He sido un miembro del partido durante 70 años. ¿Eso es? No puedo renunciar. ¡No!".
En aquel momento supe que lo que le causaba el dolor era el mal detrás de él. Decidí ponerle a escuchar el audio de los 9 Comentarios sobre el Partido Comunista. Mientras estaba escuchando, vi su pierna izquierda sacudiéndose una vez. Después se detuvo, retorciéndose como antes. Rápidamente le pregunté si todavía le dolía la cabeza y dijo que no. Supe que el mal lo había dejado. Cuando le pregunté acerca de renunciar al partido, accedió rápidamente.
Mi marido ya no tuvo nada que decir después de que le dije cuán rápidamente se recuperó su padre. Su hija incluso le dijo a su padre que escuchara atentamente las lecciones de ahí en adelante.
Mis cuñadas pensaron que era demasiado difícil para mí cuidar de mi suegro por tanto tiempo y hablaron con mi marido acerca de enviarlo a un asilo para ancianos. Mi esposo aceptó y le dijo a su padre que era demasiado duro cuidar de él todo el día. Yo sabía que lo hacía por respeto a mí.
Cuando su padre había llegado a vivir con nosotros, mi esposo no había gastado su propio dinero para cuidar de su padre. Yo usé mi sueldo para pagar por su comida especial, su ropa y todo lo demás. Mi suegro le dijo a todo el mundo que sabía que yo era el mejor miembro de su familia.
No fue fácil para mí haber hecho sin resentimiento todo lo que hice. Cuando mi madre vivió con nosotros porque estuvo enferma, mi marido nunca se hizo cargo de ella o le dirigió la palabra. Cuando estuve encarcelada por mi creencia y torturada hasta ser demasiado débil para poder pararme, mi marido llegó a la prisión y me pidió el divorcio. Más tarde nos volvimos a casar debido a nuestra hija. La familia de mi cuñado se negó a cuidar de su padre, y de alguna manera nos tuvimos que encargar nosotros. Si no fuera una practicante, nunca habría podido lidiar con mi marido y su familia de manera sincera, sin quejarme e indignarme. Falun Dafa cambió mi vida y mi mente. Me convirtió en una persona desinteresada y compasiva.
Mi suegro se fue al asilo de ancianos al final de enero. Le arreglé su cabello y le ayudé a afeitarse. Se veía muy bien con su nuevo atuendo mientras bajaba hacia el taxi sin ningún problema. Su hija le dijo: "Usted nunca encontrará a una nuera así de buena”. Le dije que debemos agradecer a Falun Dafa y ella estuvo totalmente de acuerdo.
Mi marido, como si un peso se le hubiera quitado de los hombros, dijo que hubiera sido difícil si su padre estuviera todavía enfermo como cuando llegó por primera vez. También le dije que necesitaba agradecer a Falun Dafa y a Shifu. Esta vez, ya no dijo nada cuando colgué los carteles de Falun Dafa y un amuleto en su habitación. Le pedí que renunciara al partido y dijo que pensaba que ya lo había hecho por él. Estaba realmente contento que practico Falun Dafa.
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