(Minghui.org) Durante años, los practicantes locales hemos estado contando la verdad sobre Falun Dafa a la gente en 'El Santuario de Changchun', un punto turístico del Parque Nacional Taroko, situado en el condado de Hualien, Taiwán.

Un día, un guía turístico nos hizo un comentario imprevisto. Mencionó que los practicantes solo se estaban dirigiendo a los turistas chinos. Lo consideramos una llamada de atención. Poco después empezamos a distribuir folletos en coreano, japonés, inglés y otros idiomas.

Esto nos hizo despertar al hecho de que muchos taiwaneses todavía no han escuchado hablar de la persecución contra los practicantes de Falun Dafa. No saben que Dafa enseña a las personas como mejorar su estándar moral. Así que decidimos salir a difundir la verdad a través de Taiwán.

Itinerario para aclarar la verdad

Inspirados por la gira en automóvil organizada en Sídney, Australia en agosto de 2016, que hacía un llamamiento a detener la sustracción forzada de órganos a practicantes de Falun Dafa vivos en China, decidimos emprender la nuestra propia. Dimos comienzo a nuestro viaje en octubre.

Visitamos a los alcaldes y a los miembros de los consejos y les aclaramos la verdad sobre Dafa. En cuanto se decidía el siguiente sitio donde nos dirigiríamos y el momento propicio, formábamos los grupos para llevarlo a cabo. Dividíamos el mapa en zonas, que se asignaban a distintos grupos para que fueran de casa en casa aclarando la verdad, difundiendo el Fa, recolectando firmas para llevar a Jiang Zemin, ex líder del régimen comunista, ante la justicia y repartiendo materiales informativos sobre Dafa.

Una vez que habíamos cubierto ocho municipios, cada cual compuesto por varias aldeas, muchos practicantes, a los que no veíamos desde hacía algún tiempo, empezaron a unirse, poco a poco, a esta iniciativa. Algunos de los que al principio se mostraban reticentes a la hora de hablar cara a cara, empezaron a mostrarse elocuentes y seguros de sí mismos poco tiempo después.

Nuestros esfuerzos fueron recibidos con calidez y muchas personas nos agradecieron que les diéramos a conocer los hechos de la persecución. No dejaba de sorprendernos que nadie había oído hablar sobre Dafa, ni sobre la persecución, en las aldeas que visitábamos.

Mirando hacia dentro

Noté que durante los últimos meses no acabábamos de tener claras las direcciones exactas hacia las que nos desplazábamos. Después de informar a un coordinador sobre este hecho, el practicante A se molestó, me criticó y lo expuso al grupo después del estudio del Fa.

Recordé que había recibido quejas de los compañeros practicantes desde que empecé a coordinar. De repente, sentí resentimiento. El resentimiento creció con fuerza hasta provocarme problemas respiratorios. Envié pensamientos rectos y recité Lunyu hasta tranquilizarme.

Después miré hacia dentro. Comprendí que había estado arrastrando estos problemas desde hacía tiempo y que no me había esforzado por resolverlos activamente.

Cuando comencé a cultivarme, dejé de relacionarme con mis amigos ya que no se cultivaban y empecé a relacionarme únicamente con cultivadores. Hacíamos los ejercicios, estudiábamos el Fa y aclarábamos la verdad juntos. Así que me apegué emocionalmente a mis compañeros practicantes.

También entendí que sentía envidia, que es la raíz del resentimiento. Descubrí que sentía celos de esta practicante porque parecía contar siempre con el apoyo incondicional de los practicantes de nuestra localidad.

En una ocasión, cuando compartí con ella experiencias de cultivación y le conté cómo me sentía, estos apegos fueron eliminados. Ambas mejoramos en base al Fa y nos volvimos más maduras.

Ahora, comprendo que un coordinador debe animar a los practicantes para que avancen y cooperen bien entre ellos. Cuando los practicantes no entienden algo o piensan de diferente manera sobre algún asunto, el coordinador debe mirar hacia dentro, en primer lugar, para descubrir sus deficiencias. Después debe escuchar y respetar a todos y cada uno de los practicantes de su grupo.