(Minghui.org) En el año 2005, me diagnosticaron leucemia. Sorprendentemente, un año después, recuperé mi salud tras comenzar a practicar Falun Dafa.
Agradezco profundamente al Maestro Li Hongzhi, fundador de Falun Gong, por salvar mi vida y por darme una familia feliz.
Alejándome de Dafa
En 2005, tenía un buen empleo en una multinacional. Mi marido estaba a cargo de la entrega de mercancías y llevábamos a mi hijo pequeño a un jardín de infancia. Nos sentíamos muy felices y afortunados.
Estaba llena de prejuicios y totalmente influenciada por las noticias de los medios de comunicación que calumniaban a Falun Gong. Cuando compré un auto, una practicante de Falun Gong me dio un amuleto y me aconsejó renunciar al partido comunista chino (PCCh). En aquel momento no lo acepté e incluso maldije a esa persona.
Unos meses después me diagnosticaron leucemia. Debido al elevado costo del tratamiento en la ciudad, decidí mudarme a mi pueblo natal.
Otro practicante me habló de Falun Gong y dijo que sería bueno para mi salud recitar sinceramente "Falun Dafa es bueno" y "Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno".
Al haber sido tan engañada, perdí mi oportunidad. Mi marido incluso comentó: "No hay base médica para una afirmación como esta. ¿Cómo podría tener tal efecto simplemente salmodiar unas palabras?".
Posteriormente, mi condición se deterioró tanto que incluso me desmayé en el hospital. El médico no me dio ninguna esperanza de vida y sugirió a mi familia que prepararan los trámites funerarios. Incluso hubiera sido privada de oxígeno de no ser por la insistencia de mi marido. También nos informaron que sería inútil pensar en un traslado a un hospital más grande.
Era más de medianoche cuando finalmente decidieron trasladarme a un hospital de la ciudad. Después de recibir tratamiento en la sala de emergencias, el médico a cargo le dijo a mi familia que estuvieran preparados para lo peor, ya que mi número de plaquetas en sangre era menor a 10.000 (la cifra normal es de 150.000-400.000).
Entonces, apareció inesperadamente el practicante que anteriormente me había hablado de Falun Gong para recordarme recitar las palabras sagradas. No tenía nada que perder y comencé a recitarlas.
Mi familia había trabajado duro para conseguir dinero y pagar los costos hospitalarios. Solo el tratamiento de emergencia de la noche de ingreso costó más de 10.000 yuanes. Más tarde, una transfusión de sangre incrementó aún más el costo. Solo 400 cc de sangre tenía un precio de 2.400 yuanes, lo cual era demasiado para mi familia.
Pensando en el elevado costo, pedí al médico de cabecera una lista de alimentos que me ayudara a generar sangre. El médico en cambio sugirió permanecer en la sala de cuidados intensivos con aporte de sangre ya que mi sistema inmunológico estaba comprometido. Yo no estaba de acuerdo, ya que no teníamos medios económicos suficientes.
Asimilándome a Dafa
Mi esposo estaba desesperado. Mientras fumaba en el pasillo del hospital después de una discusión con el médico, se encontró con un practicante de Falun Gong.
El practicante dijo: “En el pasado, solía tomar muchos medicamentos. Pero no he tomado ninguno por más de 10 años, desde que comencé a cultivarme. Uno de mis vecinos también fue diagnosticado con leucemia. Él no ha tomado ninguna medicina desde que se hizo practicante".
Mi marido me dijo lo que había oído y me pidió recitar: "Falun Dafa es bueno. Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno". Incluso salmodió conmigo estas palabras.
Mi condición mejoró al día siguiente. Mi nivel de plaquetas se disparó hasta 80.000. El médico y sus internos encargados de revisar mis análisis de sangre quedaron totalmente sorprendidos. No habían tenido ningún precedente en 40 años de experiencia médica con tal evolución. Quisieron averiguar lo que había sucedido.
No les dije la verdad por temor, pero sabía en mi corazón que estaría bien mientras recitara estas palabras sagradas.
Empecé a hacer los ejercicios y leer los libros de Dafa después de mi primera sesión de quimioterapia. Aunque me sentía bien, todavía permanecí en el hospital durante la segunda sesión de quimioterapia.
Una de las asistentes de limpieza del hospital era cristiana y me sugirió ir a la iglesia. Cuando le dije que creía en Falun Gong, se molestó y gritó: "¡Los practicantes de Falun Gong no vienen al hospital! ¿Por qué estás aquí?".
Quedé estupefacta por la contestación y de repente entendí que no tenía por que estar allí. Decidí pedir el alta en el hospital.
Me deshice de toda la medicina que me habían suministrado en el hospital y no volví a ninguna sesión de quimioterapia. Cuando mi marido se quejó de mi decisión, mi madre le respondió: "El tratamiento es demasiado caro para nosotros. Muchas personas han sido curadas practicando Falun Gong, déjala intentarlo".
Han pasado doce años desde entonces y mi salud ahora es aún mejor que cuando era joven. He recuperado el peso que había perdido, y todo el mundo dice que estoy incluso más guapa.
Mi hijo creció en el Fa
Mi hijo tenía 6 años cuando comencé a practicar en 2006. Él era muy delgado y corto de estatura. Tenía problemas de estómago y tomaba muchos medicamentos. Comencé a leerle el Fa cada día y pronto dejó de necesitar los medicamentos.
Desde el comienzo leímos juntos el Fa. Podía leer completamente Zhuan Falun, el libro principal de Falun Gong, antes de comenzar la escuela primaria. Incluso podía leer a su padre los poemas de Hong Yin (II).
Debido a que mi esposo también había sido influenciado por la propaganda del régimen, en el pasado nunca apoyó a Dafa, pero después de ver que mi leucemia fue curada, cambió. Me permitió leer el Fa a nuestro hijo y se asombraba al ver cómo era capaz de leer tan fluidamente sin ayuda.
En una ocasión, mi hijo tuvo fiebre alta, y sus mejillas se enrojecieron mucho. Mi esposo se asustó y quiso llevarlo al hospital. Lo detuve y pedí al niño que recitara los poemas de Hong Yin conmigo. En menos de diez minutos, comenzó a sudar por todas partes. Mi marido trató de mantenerlo despierto para que pudiera seguir leyendo.
Cuando mi hijo comenzó la escuela, en una ocasión ayudó a su maestro a distribuir las tareas para casa de todos los compañeros leyendo sus nombres aun antes de que hubieran aprendido los caracteres chinos. Sorprendido de que mi hijo supiera tantas palabras, el maestro le dijo: "Si cada estudiante de mi clase fuera como tú, no tendría que preocuparme mucho".
Mi hijo tiene un carácter amable y un gran sentido de la justicia. Cuando era pequeño, quería ser un policía para arrestar a las personas malas. Cuando los abogados que defendían a las buenas personas “desaparecían", él deseaba poder ser presidente para implementar mejores políticas. Quería ayudar a la gente a seguir los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia para que sean buenas.
En la escuela se pidió a cada estudiante afiliarse a los jóvenes pioneros y llevar una bufanda roja. Mi hijo quiso que escribiera una carta a su maestro para evitar unirse. El maestro y el director de la escuela estuvieron de acuerdo. Tampoco se unió a los jóvenes pioneros en la escuela secundaria, cuando mi marido llamó a su maestro para informarle de nuestra decisión.
Mi hijo es fuerte y atlético. Durante tres años consecutivos, ganó la carrera de 800 metros. Fue reconocido como "un buen estudiante" en su segundo año en la escuela secundaria.
Hoy en día es común que los hijos tomen clases adicionales durante las vacaciones escolares. Pero mi hijo hace los ejercicios y estudia el Fa conmigo en casa. Leemos Zhuan Falun todos los días y ha leído más de 40 libros de las enseñanzas del Fa del Maestro.
Mi marido se hace practicante
Debido a la educación comunista, mi esposo era un ateo declarado. No confiaba en Falun Gong, aun habiendo sido testigo de lo mucho que me había beneficiado.
Mi salud siguió mejorando y comenzó a darme su apoyo. Él no se oponía cuando hacía los ejercicios y leía los libros de Dafa con nuestro hijo.
En octubre de 2010, fui arrestada por tercera vez y llevada a un centro de lavado de cerebro a 600 kilómetros de distancia de mi casa. Mi marido dejó a nuestro hijo con un amigo y fue a la oficina del superintendente, la oficina de apelaciones y el departamento de policía para pedir mi libertad.
Por sugerencia de la policía local, mi marido vino a visitarme. Él y otro practicante salieron de casa después de la medianoche cinco días después de que me arrestaron. Estaba tan preocupado por mí que no podía dormir por la noche. Por el día estaba agotado y se dormía sentado al volante. Sentía como si alguien golpeaba su cabeza para despertarlo. Se iluminó a que se trataba del Maestro protegiéndolos.
Llegaron muy temprano en la mañana. No sabían dónde estaba el centro de lavado de cerebro, y no había nadie para preguntar. El otro practicante sugirió dejarlo en la mano del Maestro.
Mi esposo circuló sin rumbo y de forma natural llegaron al centro de lavado de cerebro sin ninguna referencia.
Mi marido insistió con que me liberaran. Le preguntó al jefe del centro si sabía lo que estaba haciendo. Cuando me dijeron que iban a cuidarme bien, golpeó la mesa y gritó: "¿La cuidará si se enferma? ¿Puede usted firmar una garantía de que mi esposa permanecerá en buen estado si se queda aquí?”.
Aunque nunca se había permitido antes, mi marido pudo entrar en la celda para verme. Se puso en frente de mí y de rodillas me dijo: "Prometí cuidarte bien el día que nos casamos. Pero te he fallado”.
Después de largas negociaciones, el centro de lavado de cerebro finalmente me liberó. Todo ocurrió por la una buena coordinación entre nuestros practicantes locales. Pusieron carteles sobre la persecución, escribieron o llamaron a los funcionarios responsables, y enviaron pensamientos rectos juntos.
Cuando mi marido me bajó por las escaleras, dijo: "Realmente ahora me doy cuenta de la existencia de los dioses. Comenzaré a cultivar Dafa a partir de hoy".
Cuando fui arrestada por cuarta vez, mi esposo fue a la comisaría con mi expediente médico y exigió mi liberación. Le dijo a la policía: "Apoyo a Falun Gong. Doy gracias a Dafa por nuestro feliz hogar. Falun Gong no está catalogado como un culto en nuestra Constitución. Si mi esposa está detenida y tiene problemas de salud, ¿quién se hará responsable?".
Era increíble que, donde quiera que iba, de un lado a otro, siempre había alguien que le pedía que entregara bienes, así que siguió ganándose la vida. El Maestro también abrió su ojo celestial y le dejó ver que yo estaba a salvo.
Mi marido fumaba desde los 13 años y bebía alcohol desde los 14. No mucho después de comenzar a cultivarse, dejó ambos vicios completamente. Mi cuñado, que solía mirarle con desdén, incluso alabó este hecho, diciéndole a sus dos hijos: "Sigan el ejemplo de vuestro tío".
Antes de comenzar a cultivarse, mi marido estaba un poco flácido. Ahora tiene casi 50 años, pero su cuerpo es musculoso. En una ocasión, hizo un reparto a una tienda de medicina china. Un médico de medicina china le examinó el pulso e intuyó que mi esposo debía seguramente estar practicando qigong.
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Categoría: Beneficios para la salud