(Minghui.org) Crecí siendo atea y no creía en nada que no pudiera ver con mis propios ojos. Solo me interesaban mi reputación y mi éxito. Consideraba que en esto consistía el sentido de la vida.

Tenía mal temperamento, y mi marido incluso se ofreció a hacer más tareas del hogar si controlaba mi carácter.

Mi salud también decaía, desarrollé insomnio, neuralgia, enfermedad de Meniere, arritmia, hipotensión, nefritis, artritis, problemas ginecológicos y una hernia de disco.

Me sentía incómoda todo el tiempo y la vida era agotadora para mi.

Descubriendo el sentido de la vida

Una colega me mencionó que su marido practicaba Falun Dafa, y que era algo maravilloso.

“Tu marido es muy joven”, le dije. “¿Por qué cree en esas cosas? ¿No es algo para que lo practique la gente mayor?”.

“No. La gente joven que está sana puede practicarlo también. Es un método de cultivación, y puede mejorar la moralidad de las personas”. Después de ver mi cara de desconcierto, añadió: “Olvídalo, ¡no lo entenderías!”.

Y tenía razón, no entendía de qué hablaba, sin embargo había notado algunos cambios evidentes en su carácter. Antes, solía ser impaciente y a menudo discutía una cuestión hasta la muerte. Ahora se había vuelto más tranquila cuando afrontaba un conflicto y estaba siempre de buen humor.

Le pregunté sobre estos cambios recientes. “¡La razón es Falun Dafa!”, exclamó.

Quedé sorprendida. ¡Este qigong es realmente efectivo! ¡Puede cambiar tu mal temperamento! Le pregunté si podía practicarlo, así que me prestó una copia de Zhuan Falun.

Leí el libro, y las preguntas que me hice durante toda mi vida fueron respondidas. ¡De repente entendí el significado de la vida! Ahora podía convertirme en una buena persona. ¡Me sentí tan afortunada!

Convirtiéndome en una buena persona

Como no quería dejar de leer el libro, durante los descansos del trabajo, encontré una habitación silenciosa. Aunque había poca luz, cada línea que leía parecía iluminarse, así que me resultó fácil leerlo.

En seguida, empezaron a notar cambio positivos en mi. Mi hija dijo que le encantaba su “nueva” madre. Mis suegros también comentaron que mi temperamento había mejorado.

Mis enfermedades desaparecieron. Solía sentir mis piernas pesadas cuando caminaba, pero ahora podía subir los escalones rápidamente sin sentirme cansada. Mi mente se volvió lúcida y rápida. Me sentía como una persona nueva. Una persona feliz de verdad.

Estoy tan agradecida al Maestro Li –el fundador y Maestro de Falun Dafa. Aunque nunca lo había visto en persona, me he beneficiado enormemente de Dafa y ni siquiera me ha costado un centavo. ¡Me cultivaré bien para compensar la misericordia del Maestro!

La esperanza de la humanidad

En el trabajo, soy la encargada de la contabilidad de un mayorista de calzado. Cuando ocurrió un problema, no acusé a nadie, y me limité a poner 300 yuanes de mi propio bolsillo para compensar el descuadre.

Después, uno de los dependientes dijo que el también se sentía responsable del error y se ofreció a pagarme una parte.

“No, está bien”, le dije, “solo prestemos más atención de ahora en adelante”.

Se conmovió mucho, “Falun Dafa te enseña a ser así, ¿verdad?”.

“¡Sí! Falun Dafa me enseña a ser una buena persona y siempre considerar primero a los demás”.

“Yo también quiero aprender Falun Dafa”, me dijo. Así que le presté una copia de Zhuan Falun.

Mis jefes notaron que era una persona en quien se podía confiar. Incluso ni comprobaban cuando presentaba los precios de los productos o solicitaba el reembolso de los desplazamientos. Sabían que una practicante de Falun Dafa nunca mentía. La energía positiva que irradiaba también influenció a mi entorno. Mi compañeros de trabajo también se volvieron más atentos y considerados. Justamente como se dice en Zhuan Falun:

“La luz fo ilumina todo, volviendo todo recto, perfecto y brillante”.

Mucha gente comprobó como Falun Dafa me cambió y quería saber sobre la práctica.

Un día, el director general vino a verme: “He escuchado que practicas qigong. Pareces saludable. ¿Qué qigong es?”.

Le conté que era Falun Dafa y quiso saber más. Así que compré más libros de Falun Dafa y se los entregué. También le expliqué cómo me beneficié con la práctica.

“¡Este qigong es bueno!”, exclamó el director general. “¡Todos deberíamos seguir Verdad-Benevolencia-Tolerancia!”.

Después compartió los libros con otros supervisores. Mucha gente en mi trabajo empezó a practicar Falun Dafa.

Cuando empezó la persecución en 1999, el director general ya tenía un buen entendimiento así que no creyó la propaganda del régimen. También protegió a los practicantes de su empresa para que no fueran perseguidos por las autoridades.

Falun Dafa beneficia a los individuos, a sus familiares y a la sociedad. ¡Trae esperanza a la humanidad!