(Minghui.org) En una antigua ciudad del noreste de China, hay una pareja de ancianos practicantes de Falun Dafa. El esposo tiene 90 años y la mujer 81. Ambos están muy saludables y lucen mucho más jóvenes que sus edades reales.

Son muy felices y tienen mucha energía. Todos los días estudian las enseñanzas de Falun Dafa, hacen los ejercicios y les hablan a las personas sobre la práctica y la persecución.

Caminan muy rápido, a menudo más ligero que los más jóvenes. Algunas veces la gente los mira y pregunta: “¿Abuelo, tienes realmente 90 años?”. A lo que responde: “¡Efectivamente! Falun Dafa me ha dado una excelente salud”.

Tratando las cosas de acuerdo a Dafa

En la noche del 26 de setiembre de 2017 dos oficiales de la comisaría local fueron tarde a la casa de los abuelos. Uno de ellos era el director. La pareja los vio como dos invitados especiales visitando su hogar. Los policías entraron muy serios y preguntaron: “¿Quién es… [el nombre de la abuela]?”. “Soy yo”, respondió la mujer.

Por un momento el director estuvo sorprendido. Luego miró fijamente a la pareja. Estaban muy familiarizados con esa expresión. Era porque la apariencia de ambos no coincidía con sus edades. “¿Todavía practican Falun Dafa?”, preguntó un oficial. La abuela sonrió: “Por supuesto”. El abuelo continuó: “La práctica es grandiosa. ¿Por qué no practicaríamos?”.

La abuela pensó: “Vinieron muy tarde, deben tener que escuchar los hechos sobre la persecución”. Con calidez llevó frutas y les pidió que tomaran asiento. Luego habló sobre los milagrosos beneficios para la salud de Falun Dafa, sobre cómo había sido perseguida durante la revolución cultural por el partido comunista chino (PCCh) y sobre cómo Dafa se había extendido a más de 100 países en el mundo y que solo era perseguido en China.

El abuelo habló sobre cómo había copiado trece veces Zhuan Falun leyéndolo sin sus anteojos, de su terrible experiencia en la guerra de Corea y cómo casi murió, sobre el principio de que hacer el bien o el mal tendrá sus consecuencias y sobre cómo sobrepasar con gran seguridad las catástrofes.

Ambos asintieron con la cabeza y las miradas en sus rostros cambiaron gradualmente.

El director dijo: “También fui un soldado. No hay muchos veteranos de su edad. Usted debe ser de la generación de mi abuelo”.

Luego comenzaron a referirse a ellos como los abuelos y hablaron sobre su vida cotidiana. Mientras partían tomaron las manos de la pareja y dijeron una y otra vez: “¡Cuídense, abuelos!”. No interferiremos nuevamente cuando estén estudiando el Fa o haciendo los ejercicios en casa. ¡Por favor, cuídense!”.

Los oficiales habían ido para entender los hechos sobre Falun Dafa y la persecución. También conocieron la naturaleza malvada del PCCh.

La abuela tenía lágrimas en sus ojos mientras los policías se alejaban. ¡Eran lágrimas de gratitud a la gran compasión del Maestro por salvar seres conscientes y cuidar de sus discípulos!