(Minghui.org) Recientemente, mientras leía un artículo en el Boletín Semanal de Minghui, reflexioné más sobre el apego a la envidia.

En el pasado, tuve cierta confusión acerca de esto. Entendí un poco, pero no mucho. Sabía que el apego a la envidia se manifiesta de muchas maneras.

En Zhuan Falun, Shifu dijo:

“Este problema del corazón de envidia es muy grave porque involucra directamente el asunto de si podemos cultivar la Perfección o no. Mientras la envidia no se elimine, todos los corazones que la persona cultivó y refinó se vuelven muy frágiles”.

En Escrituras esenciales para mayor avance, Shifu dijo:

“Una persona malvada es dominada por el corazón de la envidia. A raíz de su egoísmo y despecho personal, se queja que no le tratan justamente” (Grado de conciencia).

Empecé a pensar más acerca de esto: ¿Qué es exactamente la envidia? Sabía que mirando despectivamente a los demás se relacionaba a la envidia, así como el malestar que se siente cuando otros son considerados mejores que uno. Pero ¿por qué es malvada la raíz de la gente? ¿Por qué puede poner en peligro toda nuestra cultivación? Además, si la envidia es algo tan común, ¿por qué yo no lo encontré al mirar hacia adentro?

Pensé en esto durante mucho tiempo. Me vino a la mente que la envidia se relaciona con la mentalidad competitiva e indica que uno no está dispuesto a considerar a los demás. De hecho, si fuéramos considerados con los demás, no nos sentiríamos incómodos cuando otros son mejores, y tampoco celebraríamos nuestro éxito. Pensando más acerca de esto, una persona que se comporta de esta manera ¿no debería ser considerada malvada? ¿No socava nuestra cultivación, que debe basarse en Verdad-Benevolencia-Tolerancia?

Mirando hacia atrás en los últimos meses, me preocupé porque no he tenido mucha compasión, era como que solo quería terminar las tareas asignadas por Shifu. Ahora me he dado cuenta de que se relacionaba con mi apego a la envidia y con mi mentalidad competitiva. Por consiguiente, no fui completamente considerado con los demás. Cuando alguien no quiso escuchar los hechos sobre Falun Dafa, pensé: "¡Olvídalo! No es mi culpa, de todas formas”. De hecho, esos pensamientos no son de mi verdadero yo.

La envidia es realmente grave y le prestaré atención de ahora en adelante.