(Minghui.org) Trabajo como médico en un hospital. Una vez, alguien le informó a las autoridades que yo practico Falun Dafa, y fui detenido en el trabajo. Mis administradores no sabían mucho sobre la persecución y fueron engañados por las calumnias del partido comunista chino (PCCh). Cuando la policía vino a acosarme, me presionaron para que renunciara a mi creencia. Más tarde me negaron subir de cargo en mi trabajo por mi creencia.
Había presentado una denuncia contra Jiang Zemin por iniciar la persecución a Falun Dafa. Y utilicé mi lugar de trabajo como dirección de remitente. Sabía que demandar a Jiang era una manera de salvar a la gente y quería aprovechar esa oportunidad para restablecer la reputación de Dafa donde trabajaba.
Recientemente he leído muchos artículos escritos por practicantes sobre cómo fueron acosados luego de demandar a Jiang. Pensé que lidiar con el problema era una buena oportunidad para salvar a la gente. Un día, el presidente del hospital me ordenó que me presentara en su oficina. Me di cuenta de que la reunión sería una buena oportunidad, aunque mi primera reacción fue de miedo y pánico.
Traté de mantener la calma y me pregunté: “¿Debo tener miedo?”. Entonces, un pensamiento sereno y recto surgió: “No, yo no debería”. Shifu nos ha dado esta oportunidad de vida para ayudar a salvar a los seres conscientes. Independientemente del modo de vida de uno, eso es solo un papel en este mundo. No podemos dejar a nadie afuera, incluso si es un oficial de policía. Si un oficial de policía golpea mi puerta, esa persona vino a ser salvada. Tal vez el lado humano parece grosero, pero el lado divino está realmente pidiendo ser salvado.
Entonces, ¿de qué tenía miedo?, de nada. Las viejas fuerzas estaban tratando de confundirme. Si no tenía fuertes pensamientos rectos, podría ser detenido. Y a quienquiera que hablara no sería salvado y cometería más crímenes contra Dafa. Cuando vi esto claramente, ya no estaba asustado. Estaba muy tranquilo mientras caminaba a la oficina del presidente del hospital.
De hecho, vi a dos policías sentados allí. Me preguntaron cómo había estado en los últimos años. Escuché cortésmente y traté de encontrar algo en común. Sabía que el PCCh los había engañado y que probablemente tenían muchos obstáculos en sus mentes. Intenté no desencadenar sus pensamientos negativos y busqué oportunidades para ayudarlos a pensar.
Ellos siguieron mi ejemplo y me preguntaron: “Usted es un médico. ¿Por qué no cree en la medicina?”.
Les dije que Dafa es una práctica de cultivación y no es para curar enfermedades. Si el xinxing de un cultivador alcanza un nivel alto, Dafa puede corregir las enfermedades del cuerpo.
Ellos dijeron: “Está bien, no vamos a exigirte que hagas nada. No estamos en contra de las creencias personales. Todo lo que tienes que hacer es escribir y firmar tres promesas: No me comunicaré con otros practicantes, no distribuiré volantes y no difundiré la práctica”.
Yo sabía que estaban siendo controlados por las viejas fuerzas. Realmente deseaba que sean salvados.
Le respondí con firmeza: “La forma en que me tratan realmente no me importa. Pero no puedo dejar que seas perseguido. Todo lo que escribo se convertirá en evidencia de que usted ha participado en la persecución. No puedo hacerle daño porque, como practicante de Dafa, debo ser una buena persona”.
Se miraron el uno al otro y uno de ellos me dijo: “De acuerdo, no es necesario que escribas. Estás muy ocupado, así que puedes irte”.
Utilicé mi verdadera voluntad para negar la persecución. Es posible que estos oficiales aún no hayan entendido completamente la verdad de la persecución, pero definitivamente podían sentir la esperanza de un practicante de Dafa ayudándolos. Nuestra reunión les dará más oportunidades para conocer Dafa en el futuro.
Estos son solo mis entendimientos personales. Si hay algo que no es adecuado, por favor señalarlo.
Todo el contenido publicado en este sitio web tiene derecho de autor y pertenece a Minghui.org. Minghui realizará compilaciones de su contenido online de forma regular y/o en ocasiones especiales.
Categoría: Aclarando la verdad