(Minghui.org) Tengo cerca de setenta años y vivo en la provincia de Hebei. Aunque no soy practicante, estoy al tanto de Falun Dafa y de la importancia de seguir sus principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.

Cuando mi nieto discapacitado tenía veinte años y vivía conmigo, trabajaba en la capital provincial realizando tareas temporales. Sin embargo, el año pasado, no pudo encontrar trabajo por varios meses. Me dijo que tenía algunos compañeros en Beijing y quería ir allí para probar.

Le sugerí amablemente que no debía ir a ese lugar desconocido, ya que no era seguro para que fuera solo. Le dije: "Tómate un tiempo para buscar empleos locales; no importa cuánto ganas. Al menos no tendremos que preocuparnos que estés tan lejos”.

Sin embargo, en marzo compró en secreto un boleto y fue a Beijing. Después que partió, solo recibí dos llamadas. Intentamos contactarlo varias veces, pero su teléfono estaba apagado. Supe que estaba en problemas.

Me sentí responsable porque se quedaba conmigo. Estaba tan preocupada que no podía comer ni dormir, y lloraba cuando recordaba nuestros momentos felices juntos.

Mis amigos vinieron de visita y me reconfortaron.

En el pasado, los vecinos me contaron de personas que sabían de Falun Dafa y que habían recibido bendiciones por creer en sus principios. Me dejaron algunos materiales de lectura, que compartí con mi nieto.

Después que desapareció, mi familia trató de encontrarlo. Un día mi hijo me llamó y me dijo que lo habían visto en la frontera entre Mongolia Interior y Mongolia. Logré hablar con él por teléfono, y luego me sentí más tranquila. Lo buscamos durante varios meses y finalmente regresó.

Me relató su horrorosa historia:

Cuando llegó a Beijing, trabajó reparando carreteras cerca del área de Si-Huan. Después de un tiempo, quiso encontrar un trabajo más fácil, y algunas personas lo presentaron a una agencia de empleo.

Después de llegar al lugar lo empujaron dentro de una camioneta. Le quitaron su teléfono celular, dinero y demás pertenencias. Un anciano y un hombre más joven también estaban allí, y a ninguno se les permitió hablar.

Viajaron por caminos montañosos y llegaron a la frontera entre Mongolia Interior y Mongolia, donde fueron vendidos a traficantes de personas locales.

Los obligaron a trabajar todo el día, y no tenían libertad. Muchos otros allí habían sido secuestrados, incluyendo varios estudiantes universitarios.

Más tarde mi nieto escuchó que los dos hombres que estaban en la furgoneta con él trataron de escapar. Sin embargo, los atraparon y golpearon casi hasta la muerte. Nunca más los vio.

Él también trató de escapar. Dijo que sentía que su única esperanza era recitar una y otra vez: "Falun Dafa es bueno; Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”.

Encontró la oportunidad de hacerlo y la tomó. Agregó que usar un amuleto de Falun Dafa en el cuello lo ayudó a huir de sus captores.

Después de este incidente, decidí compartir mis pensamientos con todo el mundo. Hoy en día, el estándar moral ha declinado rápidamente, y la gente sólo persigue ganar dinero.

Sin embargo, mientras cualquiera que encuentre infortunios como mi nieto, siempre y cuando tenga un corazón bondadoso hacia Dafa, crean y reciten sinceramente "Falun Dafa es bueno; Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno"; pueden superar las dificultades y ver una luz al final del túnel.