(Minghui.org) Basado en mis experiencias estando detenido, creo que el comportamiento recto de los practicantes de Dafa le da esperanza a la gente y los alienta a tener buenos pensamientos sobre Dafa.

Policía mira el DVD de Dafa

Me denunciaron a la policía en 2001 cuando estaba repartiendo DVD con material informativo de Dafa. Me llevaron a una oficina de seguridad de un hospital cercano.

Oficiales del departamento de policía local me preguntaron sobre los DVD, así que les expliqué calmadamente por qué los estaba repartiendo y qué contenían. Les dije que esperaba que ellos tuvieran la oportunidad de verlos.

Poco después, un oficial trajo unas computadoras portátiles, y miraron el DVD entero con mucha atención. Uno vino hacia mí y me dijo con una sonrisa: “Parece que vamos a practicar Falun Dafa por tí".

También me dijo que uno de sus colegas en el hospital era un practicante que fue a Beijing dos veces para apelar por su derecho a practicar Falun Dafa.

Policías y reclusos en un centro de detención cambian

Mientras estuve detenida en un centro de detención, los practicantes allí se conducían con los estándares de Dafa, e incluso los reclusos eran amistosos con nosotros. Les explicamos cómo lidiar con las situaciones basados en los principios de Dafa.

A una niña muda que fue arrestada por robar, le gustaba seguirnos a otro practicante y a mí. La otra practicante le enseñó cómo hablar, y ella logró decir algunas frases, lo que la puso muy feliz. Otro recluso quiso leer Zhuan Falun.

Nuestra bondad cambió a los oficiales y guardias también.

Cuando un guardia me vio haciendo los ejercicios, le dijo a los reclusos alrededor que su primo dejó las adicciones a las drogas por practicar Falun Dafa.

Otra vez, el director del centro de detención me vio haciendo los ejercicios, y le dijo a la persona que estaba a su lado que él también los había practicado.

El vicedirector una vez me vio haciendo los ejercicios parados e intentó esposar mis manos y pies juntos. Él y otro guardia me patearon las piernas, pero no lograron bajarme. Mientras me maltrataban, les conté los beneficios de practicar Dafa.

Pude notar que cambió después de escuchar lo que dije, pero él no sabía cómo retroceder. Dijo que no me esposaría si dejaba de practicar. Me negué. Luego me esposó por un rato y me liberó.

Este vicedirector luego me hizo preguntas sobre los libros y materiales de Dafa que estaban circulando en el centro de detención. Le dije que yo los había traído, pero que no era importante cómo habían terminado ahí. Lo importante era que ellos enseñan a la gente cómo ser buena. Los guardias y reclusos escucharon lo que dije.

Después de eso, la actitud del vicedirector hacia los practicantes cambió. Dejó de interferir cuando hacíamos los ejercicios y nos trataba amablemente. Los reclusos le tenían mucho miedo y estaban sorprendidos cuando vieron su cambio drástico.

Como practicante, todo lo que decimos y hacemos debería reflejar bien a Dafa. Salvaguardar a Dafa es la responsabilidad de cada practicante, porque sabemos que Dafa es la única esperanza para que los seres conscientes sean salvados.

Cuando la gente observa la determinación y el coraje de los practicantes, ven que hay esperanza de que el bien le gane al mal.