(Minghui.org) Cerca del mediodía, mientras andaba en la bicicleta por un pueblo, vi dos personas ancianas sentarse y disfrutar de la brisa fresca.
A menudo voy allí para hablar de Falun Dafa (también llamado Falun Gong) y por qué está perseguido por el partido comunista chino. Estoy muy familiarizado con algunos aldeanos, la mayoría disfruta escuchar acerca de Falun Dafa y coinciden en que es una buena práctica.
Las dos personas mayores me preguntaron si tenía nuevos materiales informativos. Bajé de la bicicleta y les di algunos.
Mientras leían los folletos, vi un hombre de mediana edad andando en bicicleta. Lucía audaz y muy fuerte. Sentí que no lo había visto antes, aunque no pude ver claramente su rostro. Me puse nervioso y temeroso. Rápidamente me despedí y me alejé.
Después de haber recorrido cierta distancia, escuché a alguien detrás de mío gritar: "¡Falun Dafa es bueno!”. Me di vuelta y vi que era el hombre de mediana edad. Tenía en la mano los materiales que les había dado a los ancianos. Me conmovió mucho y me sentí avergonzado por mi comportamiento.
Todos los sábados por la tarde, recorro en bicicleta mi ciudad natal para entregar suministros de información a otros practicantes del lugar. En el camino me detengo en tres aldeas, distribuyo algunos y le cuento a la gente con la que me encuentro la verdad sobre Falun Dafa.
En un viaje, mientras caminaba al lado de mi bicicleta a través de un pueblo, preguntando dónde podía dejar información, un sedán negro se acercó y disminuyó la marcha. Un hombre bajó la ventanilla, me sonrió y dijo: "¡Falun Dafa es bueno!”. Estaba sorprendido, pero alegre.
Un 12 de mayo, un día antes del Día Mundial de Falun Dafa, otro practicante y yo distribuíamos materiales en distintas aldeas. Decidimos colocar varios carteles en una intersección muy iluminada. Cuando puso un cartel que decía: "¡Celebrando el Día Mundial de Falun Dafa!", oí pasos, por lo que le recordé al mi compañero que se diera prisa.
Cuando terminamos, nos alejamos rápidamente. Ya habíamos recorrido un largo trecho, cuando de repente oímos: "¡Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno! ¡Gran cartel!", una y otra vez. La voz atravesó el silencio de la noche y se podía oír desde muy lejos.
¡Reímos y nos sentimos maravillosamente!
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