(Minghui.org) Mi nombre es Heping y tengo 63 años. Vivo en un pequeño pueblo al sur del río Yangtze en China central y hago trabajo físico para ganarme la vida.
Mi mentalidad combativa causó mis numerosas enfermedades
Antes de empezar la cultivación en Falun Dafa, solía pelear y maldecir a la gente. Era muy testarudo, impaciente y despiadado. También me gustaba tramar intrigas y perjudicar a otros. No estaba interesado en aprender ninguna habilidad para ganarme la vida. En cambio, pasaba gran parte de mi tiempo estudiando El Arte de la Guerra, Treinta y seis Estrategias y Bai Zhan Qi Lue (clásicos chinos: principios operacionales y métodos de guerra). Cuando alguien me ofendía, inmediatamente me enfocaba en concebir planes para contraatacar.
Pensaba demasiado en vengarme y, así, creé mucho yeli (karma) para mí. Empecé a tener dolores de cabeza, pero no cambié mis pensamientos y el dolor sólo intensificó mis resentimientos. Así que mi condición física empeoró.
He desarrollado una enfermedad pulmonar, diabetes, enfermedad cardíaca reumática, lumbago, dolor muscular y entumecimiento en las extremidades. Me dolía casi cada parte de mi cuerpo. Busqué tratamiento en todas partes, pero no pude encontrar una cura.
Mi odio surgió por haber sufrido maltratos
Poco antes de comenzar a practicar Falun Dafa, tomé un trabajo ayudándole a un granjero que construya su nueva casa. A pesar de que trabajé para él durante más de un mes, no me pagó ni un centavo. En cambio, su hijo me llevó a un condado remoto bajo un falso pretexto, para hacer un contrato de trabajo, y me abandonó allí.
Con mi pobre condición física, ya era muy difícil ganarme la vida. Así que, cuando esto sucedió, me complicó mucho la vida.
Me abandonaron en septiembre, y ya estaba nevando. Estaba rodeado de una vasta extensión blanca, y había pocas personas en las calles. Las puertas de todas las casas estaban cerradas, y los residentes hablaban tibetano. Yo no hablaba su idioma y sentía que me encontraba en otro mundo.
En los días más fríos del invierno, no podía pararme derecho y no podía dormir por la noche. Afortunadamente, conocí a un han y él me ayudó a encontrar trabajo. Mi dueño también me dio una colcha que me ayudó a pasar el invierno.
Durante las noches frías, solo pensaba acerca de cómo me iba a vengar con el granjero. Siempre estaba conspirando y tramando y mi odio crecía.
La primavera siguiente, tuve que pedalear un triciclo para ganarme la vida. Dentro del área del municipio, había una pendiente que tenía un par de millas de largo. Esta, junto con el aire cortante y el mal tiempo, me hacían sentir muy cansado.
Cuando llevaba a los clientes arriba de la colina, me sentía muy agotado. El viento frío hacía estallar granos grandes de arena que me golpeaban la cara. Me sentía tan mal, que apenas podía abrir los ojos.
Al sufrir de todas estas calamidades, mi odio hacia el granjero siguió aumentando. Pensaba que él era responsable de todo lo que estaba sufriendo.
Mi deseo de vengarme siguió creciendo
Los tibetanos creen en el budismo, y hay muchos Lamas entre ellos. Sin embargo, no todos los lamas son bondadosos.
Algunos, tanto jóvenes como ancianos, no me pagaban o me pagaban menos.
Un día, llevé a un lama de unos 15-16 años. Él estuvo de acuerdo en pagarme tres yuanes. Sin embargo, después del paseo en el triciclo, me pagó solo un yuan.
Inmediatamente me enojé y le abofeteé en la cara. Para mi sorpresa, sacó un puñal y me apuñaló por la espalda. Me tuvieron que llevar al hospital.
En esa zona, no era raro que un lama apuñalara a alguien en la calle, en plena luz del día.
Después de esta experiencia, juré que me iba a vengar de la misma manera con el lama, ¡sin importar cuán lejos tuviera que viajar por el resto de mi vida!
Conociendo a Falun Dafa
Un día en abril de 1999, me encontré a dos ancianos dueños de una tienda que servía desayunos. Charlando con ellos, entendí que eran practicantes de Falun Dafa.
Después de contarles mi historia, me advirtieron que mi pensamiento era incorrecto.
Dijeron que, al haberle abofeteado la cara, yo había provocado al lama que me apuñalara. Después me dijeron que mi problema con el granjero era probablemente una deuda de yeli (karma): yo le debía de una vida anterior y tuve que pagarle en esta vida.
Luego me dieron una copia del libro Zhuan Falun y me pidieron que lo lea.
Comencé a leerlo tan pronto como llegué a casa. Los profundos principios del libro me mostraron un reino totalmente nuevo.
Después de leer el libro, les dije a los dos ancianos: "Una vez dije que nadie en este mundo me podría cambiar a ser una buena persona, y que no seguiría a nadie en esta vida. Pero el Maestro Li Hongzhi (el fundador de Falun Dafa) enseña los grandes principios que cambian el corazón de la gente para volverse buena. ¡Yo creo en las enseñanzas del Maestro Li y quiero aprender Falun Dafa!”.
Los ancianos me dijeron: ¡Falun Dafa es el Fa de los seres iluminados, y Shifu vino a salvar vidas!”.
Le pregunté: "He estado en esta área durante más de dos años, ¿es demasiado tarde para mí empezar ahora?".
Continuaron: "Mientras te puedes hacer tiempo para leer el Fa y hacer los ejercicios, puedes alcanzar a aquellas personas que se cultivaron bien".
Falun Dafa purificó mi cuerpo y alma
Empecé a ir al sitio de práctica grupal en la mañana casi todos los días. Todas mis enfermedades desaparecieron pronto, y estaba lleno de energía.
Podía llevar fácilmente a dos pasajeros cuesta arriba, en mi triciclo. A menudo miraba hacia atrás para ver si había alguien que me ayudaba, pero no veía a nadie. La sensación era exactamente como dijo Shifu:
“En el pasado, te cansabas después de caminar sólo unos pasos; ahora, no importa cuán lejos camines, sientes que no necesitas esforzarte; si andas en bicicleta, sientes como si alguien te empujara; al subir la escalera, no importa cuan alto es el edificio, no te cansas; está garantizado que es así. Leyendo este libro y cultivándote por tu cuenta, también puedes alcanzar el estado que debes tener". (“Lección Octava”, Zhuan Falun)
Solía practicar artes marciales, pero mis enfermedades no se habían curado. Dentro de muy poco tiempo después de comenzar a practicar Falun Dafa, todas mis enfermedades desaparecieron. ¡Fue milagroso!
Mis parientes dijeron que mi carácter también mejoró. Mis palabras se volvieron amables y gozaba de buena salud. Dijeron: "¡Practicar Falun Dafa es bueno!".
Después de ver cuánto me había beneficiado, ¡varios de mis familiares también me pidieron enseñarles Falun Dafa!
Dafa disolvió el odio en mi mente
Era un hombre de mala salud, pero la práctica de Falun Dafa purificó mi mente y mejoró mi salud. ¡Logré tener un cuerpo libre de enfermedades y energético!
Sinceramente le agradezco al granjero por no haberme pagado y hasta llevarme a un lugar tan extraño. También le agradezco sinceramente al lama por haberme pagado menos y apuñalarme. Gracias a ellos, tuve la suerte de encontrar a Dafa.
Falun Dafa disolvió el odio que llenaba mi mente y trajo de vuelta mi inocencia y bondad original. Sinceramente deseo que más gente pueda encontrar a practicantes de Falun Dafa y escuchar sus historias alentadoras.
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Categoría: Caminos de cultivación