(Minghui.org) Cuando era joven, no era muy saludable. Por ser quisquillosa con la comida, padecía desnutrición. Aún así, era una buena vida porque, siendo la más joven de la familia, era consentida por mis padres y mis hermanos mayores. Sin embargo, una vez que me casé, me costó trabajo adaptarme a la realidad.
Problemas con los suegros
El empleador de mi esposo y el mío a menudo nos mandaban lo necesario para la vida, como alimentos, aceite de cocina, pollo, huevos y así sucesivamente. Un día, entré en la bodega de mi suegra y vi que había tomado muchos productos de mi hogar. Me molesté, pero no le dije ni una palabra.
Mis problemas de salud habían afectado a mi hijo. Nació pequeño y se enfermaba mucho. La mayor parte de mis ingresos se gastaba en cuentas de hospital. Tenía que trabajar, cuidar de nuestro hijo y hacer todas las tareas domésticas, y mis suegros no nos ofrecieron ninguna ayuda. Empecé a guardarles resentimiento.
Cuando falleció mi suegro, nos pidieron a mi esposo y a mí que cubriéramos la mayoría de los gastos de funeral. Mi cuñada hasta incluyó sus gastos personales no relacionados con el entierro en la cuenta final. Tuve que usar casi todos mis ahorros, sin embargo, ella y mi suegra todavía no estaban contentas y hablaban mal de mí a mis espaldas. Era muy difícil ser parte de una familia así.
Devastada por un accidente
En 1994, cuando salí del trabajo, fui atropellada por el coche de nuestra empresa. Tuve una hemorragia y una conmoción cerebral, y cuatro de mis vértebras cervicales resultaron lesionadas. Fui hospitalizada por más de un mes. El accidente me dejó con dolor de cabeza, mareos e insomnio. Después de que me dieron de alta del hospital, mi empleador suspendió mi sueldo. Tuve que pedir dinero prestado para comprar mis recetas, pero nada parecía funcionar.
Tenía grandes dificultades para dormir y a menudo despertaba con pesadillas. Estaba profundamente deprimida y no podía parar de llorar. Luego terminé con sangrado gástrico debido a todos los medicamentos que había tomado. Estaba muy débil, ya no me podía parar ni caminar, hasta que me quedé postrada en la cama.
Una vida renovada
En la primavera de 1996, un amigo me habló de Falun Gong y dijo que tenía extraordinarios efectos curativos. Habiendo vivido bajo la influencia del ateísmo desde el nacimiento, no me convenció. Había tomado muchos medicamentos y había visto a muchos médicos expertos, pero nada parecía funcionar. ¿Cómo podrían ayudarme unos ejercicios de qigong?
Cuando mi salud empeoró, mi amigo me mencionó Falun Gong otra vez. Mis días estaban contados, así que pensé: "¿Qué podría perder si me daba una oportunidad?".
Aquella tarde, escuché las lecciones del fundador de Falun Gong y caí en un sueño profundo. Esa noche, tuve otra vez un sueño profundo y reparador, ¡a pesar de no haber tomado ninguna pastilla! Fui al sitio de práctica a la mañana siguiente y aprendí todos los ejercicios.
Me llevó seis meses poder recuperar mi salud y energía. Durante ese tiempo escuché las lecciones de Falun Gong y leí los libros de Falun Gong todos los días. Mis vecinos se preguntaban por qué de repente me veía mucho más joven.
Debido a que mi hijo también escuchó las conferencias de Falun Gong, su salud también mejoró y ya no tuve que llevarlo a los médicos.
Mejorando el xinxing
Viví de acuerdo a los principios de Falun Gong de Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Dejé ir los malos hábitos, llegué a ser considerada con los demás y ya no les guardaba resentimientos a mis suegros.
En 1998, mi suegra nos llamó y nos dijo que necesitaba dinero para cubrir el anticipo para la casa que le había asignado su empleador. Saqué todos nuestros ahorros y les sumé mi sueldo de ese mes para completar el monto que necesitaba.
Poco después, mi cuñada gastó 20.000 yuanes para renovar la casa de mi suegra y luego intercambiaron sus casas. A pesar de que mi cuñada llegó a tener una mejor casa a mi costa, no dije nada y mantuve mi mente tranquila.
Le daba a mi suegra una parte de mi salario mensual para sus gastos, y ella mostró su agradecimiento cocinando rico para mi familia. Cuando su hijo menor se casó, le di 5.000 yuanes para cubrir los gastos. Ella quedó conmovida.
Bendecida por practicar Falun Gong
En 2000, me fui a Beijing a apelar por el derecho a practicar Falun Gong. Me arrestaron, me escoltaron de regreso a mi barrio y me encerraron en un centro de detención local. Mi empleador me obligó a realizar un acuerdo de compra, básicamente para despedirme.
Mi suegra cuidó de mi hijo y mi cuñada intentó sobornar al guardia para que me libere.
Tres meses después, cuando fui liberada, vino a recogerme mi cuñada. Los guardias preguntaron por qué me trataba tan bien. Les dije que fui bendecida porque practico Falun Gong.
Cuando fui perseguida por la oficina 610 local y condenada a tres años de prisión, mi suegra cuidó de mi familia. Alguien sugirió que su hijo debería divorciarse de mí.
Le dijo: "Mi nuera no cometió ningún delito. Ella solamente hace ejercicios y es una buena persona. Ha sido muy amable con nosotros. ¿Divorciarse de ella? ¡Nunca! La vamos a esperar".
Mientras estuve encarcelada, mis suegros cuidaron muy bien de mi familia. Cuando me liberaron, me compraron ropa nueva, de moda. Nunca vacilaron en apoyar mi práctica de Falun Gong. También le dieron a mi hijo una casa, como regalo de boda.
"Estuvo en la cárcel durante tantos años", me dijo un ex compañero de trabajo, "sin embargo, su marido la estuvo esperando. Sus suegros son todos tan amables. ¿Por qué es tan afortunada?”.
Le dije que estaba bendecida porque practico Falun Gong.
El fundador de Falun Gong dijo: "¿No les he dicho que cuando una persona practica, toda la familia se beneficia?". (Exponiendo el Fa en el Fahui de Australia)
Antes de que practicara Falun Gong, a menudo luchaba con mis suegros por todo, y había un profundo resentimiento entre nosotros. Después de practicar Falun Gong, cambié y me volví considerada con los demás. Nuestra relación mejoró, y ahora somos verdaderamente como madre, hija y hermanas. Estoy profundamente agradecida y le doy las gracias al fundador de Falun Gong por todos los beneficios que he recibido.
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